Ilusión

Perdón, es lo que tiene escuchar a Siniestro Total mientras uno escribe esto.

El alonsismo de mi entorno más cercano, tras los últimos test de pretemporada en Baréin, tiene dudas. Incluso algún amigo como Lluis me pedía por WhatsApp mis conclusiones acerca de Alpine tras lo visto en los test. Le respondo que más que conclusiones, tengo sensaciones, certezas y alguna duda que contaré al final de este texto.

En el momento de anunciar Alonso su regreso a la Fórmula 1 junto a un equipo que todavía se llamaba Renault, la prensa se llenó de titulares tipo “Fernando Alonso vuelve a la F1 con el equipo que le hizo campeón”. Todo aderezado con fotografías de monoplazas de colores azul y amarillo.

Lo que estos titulares y los textos que les acompañaban decían no deja de ser cierto. El de Oviedo fue campeón con Renault dos veces y eso nadie lo puede negar, pero tan cierto es esto como afirmar que estos titulares, enunciados de esta manera, acompañados de fotografías de aquellos Renault pintados de azul y amarillo que tan poco tienen que ver con la realidad actual del equipo ahora llamado Alpine, buscaban obviamente alimentar todavía más la euforia por su regreso y despertar la falsa esperanza, en mi opinión artificial y forzada, de la posibilidad de ver reverdecer los laureles de antaño. Y es que, como dijo aquel, “es el mercado, amigo”.

Al menos, el piloto asturiano manifestó desde un principio tener claras sus posibilidades y las del equipo, que no son precisamente luchar de manera regular por podios, victorias y mucho menos por el título, al menos en 2021.

Aun así, a día de hoy, durante estos días de test en Baréin, una parte del alonsismo que me rodea y con el que converso, no parece tener los pies en el suelo sobre este tema, pese a que Alonso lo dejó claro desde un principio.

Por mucho que uno se lo argumente desde la lógica, si es que la Fórmula 1 tiene alguna, parte de ese alonsismo tiene algo más que esperanza. Tiene la certeza de que Fernando Alonso hará algo más que dar guerra, divertirse y divertirnos, ejerciendo básicamente y para que me entiendan de “mosca cojonera” y perdonen la expresión, de Mercedes, Red Bull o Ferrari.

Personalmente no tengo tanta certeza ni las cosas tan claras, pero de profesar una fe si lo hiciese, sería basada en las capacidades de pilotaje de Fernando Alonso de cualquier cacharro con ruedas. Bueno, basada en eso y en, espero no ofender a nadie, en los bigotones de Mansell y Keke Rosberg, en San Colin Chapman, las patillas de Fittipaldi y … la oreja de Niki Lauda.

Tal como prometí al principio de este texto, daré mi opinión de lo que he podido ver de Fernando Alonso y Alpine en estos test de pretemporada:

Para empezar, echaré mano del típico y tópico argumento de que son test y que no sabremos de verdad donde está cada uno hasta el cuarto o quinto Gran Premio. Esto es de primero de aficionado a la F1 de sofá.

A continuación, pasaré a reconocer, ya de manera más seria, que pese a que me encantaría que Alpine, Ocon y Alonso estén en la pomada logrando podios de manera regular y alguna victoria, soy consciente que es difícil que esto ocurra. Confieso, pese a esto, que no apostaré nada a que no suceda algo de esto, más que nada porque el asturiano ya me ha hecho perder alguna apuesta que di por seguro ganar y por la que me va a tocar responder en cuanto la puñetera pandemia lo permita, que el Comando Astur ni perdona ni olvida estas afrentas.

Si Alonso vuelve a la F1 en mi proxima visita a su museo le planto un abrazo y un beso en la frente a su señor padre, aqui lo dejo escrito oigan ... XD #cansinos #quenovuelvecagonrós

— Javi Catalá (@JaviCatala) January 15, 2019

Y es que uno echa un vistazo a las tablas de tiempos y el piloto español de Alpine es todavía un puñetero reloj suizo. No ha perdido el toque.

Quien quiera pensar que puede ganar, allá ella o él, de ilusión también se vive, pero finalmente diré que no espero mucho más que el Alpine funcione lo suficientemente bien como para que Fernando Alonso se divierta y divierta a sus seguidores, entre ellos a mí. Su papel será ejercer de “tocapelotari” a los equipos candidatos al título, y mantener la ilusión de que con él todo es posible. Ah, y por las risas, las indispensables y necesarias risas.

Porque otra cosa no, pero además de animadversión, aumento notable de la secreción biliar, náuseas y acidez estomacal que provoca en parte de la afición, si el retorno de Alonso despierta algo en mayor cantidad que esto, es ilusión entre los que le siguen y esa parte de la afición al automovilismo que, sin necesidad de ser su mayor fan, se alegra de su regreso. Aunque esto es algo que muchos jamás reconocerán.

Saludos.

Javi C.