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TÉCNICA: El funcionamiento de los frenos en Paul Ricard

21/06/2018 21:21

Del 22 al 24 de junio, el circuito Paul Ricard acoge la octava prueba del Campeonato Mundial de Fórmula 1 de 2018. Situado en Le Castellet, una pequeña ciudad en el sureste de Francia, en la Provenza-Alpes-Costa Azul, fue inaugurado en 1970. Lleva el nombre de Paul Ricard creador del circuito, que quería mejorar esa zona tan querida para él con un evento deportivo internacional.

En 1971 la pista fue sede de la primera Fórmula 1 Grand Prix y continuó a hacerlo, inicialmente alternando con la pista de Dijon, hasta 1990. El diseño del circuito, sin embargo, es más como el usado 1971-1985, también en términos de longitud, en comparación con la versión reducida –3.813 metros de longitud– utilizada en las últimas cinco ediciones.

La principal diferencia con la pista original es la chicane introducida en la "ligne droite du Mistral" para romper la larga recta de 1.800 metros en dos secciones.

Utilizado en los últimos años para probar los neumáticos nuevos, fue reparado completamente el invierno pasado. Con 5.842 metros es la tercera pista más larga del campeonato, después de Spa-Francorchamps y Bakú.

Es una pista muy técnica, de media carga aerodinámica con curvas rápidas como Signes –curva 10–, y otras muy lentas, ya que la curva 15, en la que los monoplazas deceleran por debajo de 90 kilómetros por hora.

Según los técnicos de Brembo, que han clasificado las 21 pistas del Campeonato del Mundo, el circuito Paul Ricard entra en la categoría de circuitos de frenos de mediana dificultad.

 

EL FUNCIONAMIENTO DE LOS FRENOS DURANTE EL GP

En promedio, durante una vuelta completa, los pilotos de Fórmula 1 usarán los frenos poco menos de 15 segundos, un valor similar al GP ruso.

En ambos casos, además, los sistemas de frenado se operan durante el 16 por ciento de toda la carrera porque las velocidades promedio son similares, así como la longitud de las dos pistas.

El promedio de las desaceleraciones máximas es de 3.5 g porque desde la curva 9 hasta la llegada solo hay una curva con 4 g y las restantes son ligeramente de más de 3 g.

Tanto la energía disipada –120 kilovatios hora– como la carga del pedal de freno –51 toneladas– están en línea con el promedio de todo el Campeonato Mundial 2018.

 

LAS FRENADAS MÁS EXIGENTES

En las 15 curvas del circuito Paul Ricard hay diez frenadas: cuatro están clasificadas como exigentes por los frenos, dos son de dificultad media y las cuatro restantes son ligeras.

La frenada más desafiante se encuentra en la curva 8, la chicane que corta la recta Mistral en dos: los monoplazas llegan a 332 kilómetros por hora y frenan durante 1,75 segundos durante los cuales cubren 102 metros para enfrentarlo a 159 kilómetros por hora.

Los pilotos deben ejercer una carga de 125 kilogramos y están sujetos a una desaceleración de 4,7 g. La primera curva después del final también es muy exigente: de 317 kilómetros por hora a 184 kilómetros por hora en 1,6 segundos, gracias a 112 kilogramos de carga en el pedal del freno, mientras que la desaceleración es de 4,4 g.

Valores ligeramente inferiores encontramos en el Virage de l'Hôtel –vuelta 3–: de 307 kilómetros por hora a 192 kilómetros por hora en 1,34 segundos con 4.1 g de desaceleración.

Casi imperceptible es el uso de los frenos en el Double Droite du Beausset –curva 11– porque la velocidad se reduce en poco más de cincuenta kilómetros por hora –de 309 kilómetros por hora a 252 kilómetros por hora– gracias a un toque de los frenos durante 69 centésimas de segundo.

 

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