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Hülkenberg deja en evidencia las costuras de Stroll como piloto

09/08/2020 11:55

Lo que Nico Hülkenberg está consiguiendo en su aterrizaje en paracaídas en Racing Point es cuanto menos digno de mención. No sólo porque su rápida adaptación confirma que su talante como piloto es mayor que el de varios nombres que habitan la parrilla, sino porque sus resultados también ponen o deberían poner en duda la estrategia de futuro que Lawrence Stroll ha diseñado para la nueva Aston Martin.

Hülkenberg fue ayer tres décimas de segundo, 346 milésimas, más rápido que Lance Stroll en la clasificación del 70º Aniversario, a pesar de que hasta hace diez días no sabía que tendría que subirse al RP20. En tan sólo una semana ha pasado de pedirle prestado un mono de carreras a ponerle en evidencia ante su propia escudería. No hace falta tener mucha capacidad de análisis para ver que Vettel-Stroll no es la mejor alineación posible para 2021.

Ésta no es la primera vez que Stroll queda por detrás de un compañero, pero esta derrota es especialmente dolorosa porque quien le ha ganado es un sustituto de última hora. Y la facilidad con la que lo ha torcido, en apenas su segundo fin de semana, no hace sino reafirmar que el quebequés aún no se ha asentado como piloto de Fórmula 1, a pesar del acompañamiento que ha recibido desde que debutara con Williams.

Lance ha estado bien protegido desde el primer día que pisó el paddock, en tanto que su situación familiar es anómala. El patrimonio de su padre siempre lo ha convertido en el blanco de unas críticas mucho más feroces que en otros pilotos de pago, no por ello injustas. Incluso en sus días en Williams su entorno lo blindó, apartándolo de los focos y reduciendo las apariciones mediáticas para tratar de reducir los factores desestabilizantes.

La derrota ante Hülkenberg se produce en un momento en el que Racing Point está en plena transición para convertirse en Aston Martin, con el más que probable fichaje de Sebastian Vettel como nuevo compañero del canadiense. Pero lo visto en Silverstone, ya fuera este sábado en clasificación o el domingo pasado con los problemas de Lance para abrirse paso en la zona media, es la enésima señal de que la decisión no se sostiene desde un argumento puramente deportivo.

Para entender por qué Aston Martin quiere a Sebastian Vettel, basta con constatar que Lawrence Stroll ha hecho una inversión multimillonaria en la marca de coches, que las acciones no remontan y que la empresa tiene un serio problema de facturación que requiere de medidas drásticas. Contratar a un tetracampeón, fichárselo a Ferrari, es inteligente porque ayuda al posicionamiento de la compañía e incluso aporta un barniz de aparente seriedad al proyecto.

Pero ésa es la lógica económica. Desde un punto de vista deportivo, alinear a Vettel y Stroll es poco menos que repetir lo que ya se vio en Ferrari en su momento cuando Sebastian tenía por compañero a Kimi Räikkönen, cuando lideraba la escudería sin apenas oposición de su contraparte. Claro que ahora ni el primer espada ni su nuevo escudero están en el mejor momento de su trayectoria en la Fórmula 1, de modo que seguir esta vía es aceptar que el equipo rinda por debajo de sus capacidades.

La derrota de Stroll ante Nico Hülkenberg no hace sino evidenciar hasta qué punto es injusta la situación que atraviesa Sergio Pérez, que puede ser el sacrificado de la operación. Y lo más irónico del caso es que fue la intervención del piloto mexicano en 2018 lo que permitió salvar a Force India, abriendo un proceso de administración que salvó a toda la empresa y que permitió la llegada de Lawrence Stroll al accionariado.

Veremos qué ocurre este domingo en carrera, pero que un sustituto sea tres décimas más rápido que un piloto oficial debería ser suficiente para que el titular no duerma tranquilo durante un buen tiempo. Claro que esto es Fórmula 1 y quien espere justicia pierde de vista cuáles son los contrapesos de este deporte. Pero al menos queda claro hasta qué punto es frágil la apuesta de futuro de Racing Point.