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GP de Baréin F1 2018: El arte de ganar despacio

José Miguel Vinuesa
09/04/2018 12:42

Segunda prueba del campeonato, en una pista más significativa en cuanto a rendimiento que Melbourne. Y eso que Shakir, hogar del G.P. de Baréin, esconde muchos problemas que los equipos no se encuentran en otros circuitos del año, fundamentalmente una temperatura muy elevada y un asfalto muy sucio durante todo el fin de semana. Es lo que tiene estar en el desierto.

Antes incluso de empezar, Honda daba precisamente la de arena al anunciar el cambio de motor en el coche de Pierre Gasly, así como de otras piezas en ambos monoplazas. No supondrían sanción para ninguno de los pilotos de Toro Rosso, pero suponía volver a las andadas tan conocidas estos últimos tres años. Eso sí, el cambio estaba motivado en buena medida por la introducción de versiones mejoradas de estas piezas.

 

VIERNES

Y con eso empezó la primera sesión de entrenamientos libres, la menos representativa quizás de todo el fin de semana. Entre la suciedad, y disputarse en un horario que nada tendría que ver con el de clasificación y carrera, lo único que podían hacer los equipos eran rodar, ganar confianza con la pista y crear un reglaje de base con el que trabajar durante el fin de semana. Y eso no era poco teniendo en cuenta que casi todos los monoplazas incorporaban novedades que había que probar.

Poco probó, sin embargo, Max Verstappen, a quien un problema eléctrico dejó fuera de la sesión al poco de empezada. Parado cerca del carril de boxes, empujó su monoplaza con ayuda de unos comisarios sin que se detuviese la sesión, lo cual fue objetivamente peligroso. Otros pilotos lo han hecho con anterioridad, y resulta llamativo que la FIA no erradique de cuajo esta conducta en una época en la que la seguridad prima por encima de todo. Poco se recuerda el terrible accidente entre Ignazio Giunti y Jean-Pierre Beltoise en los 1000 kilómetros de Buenos Aires de 1971, cuando el francés empujaba su Matra y fue embestido por el Ferrari de Giunti, que perdió la vida. Conducta peligrosa y fácilmente evitable.

En pista, poco que destacar. Lance Stroll y Charles Leclerc demostraban que la pista era una trampa, y tenían sendos trompos en la zona de las eses enlazadas. Los equipos de cabeza probaban fundamentalmente el neumático blando y el superblando, con el medio que se vislumbraba como demasiado duro. Y de todo ello surgió Daniel Ricciardo como el más rápido de la sesión con un 1’31’’060, con Bottas a 0’304 segundos, seguido de los dos Ferrari –Kimi por delante- y Hamilton quinto pero a 1’212 segundos de diferencia. Poco de lo que fiarse, como parecía también con el séptimo puesto de Gasly en esta sesión.

 

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