Romain Grosjean

Flashbacks del accidente de Grosjean: "Mi marido está en algún lugar dentro de ese incendio"

17/11/2021 08:35

Romain Grosjean y su mujer, Marion, han relatado con todo lujo de detalles cómo vivieron el accidente que el piloto francés sufrió el año pasado en Baréin. Los comentarios de ambos se intercalan en uno de los capítulos de la autobiografía 'La muerte en la cara'.

Este mes de noviembre se cumple un año del fuerte accidente que Grosjean sufrió en el circuito de Sakhir. Lo ocurrido y los momentos posteriores los comparte el propio piloto en la autobiografía 'La muerte en la cara'. El capítulo 13 lo dedica expresamente a hablar del accidente, en el que sus pensamientos se combinan con los de Marion.

Su mujer había instalado un proyector de cine en casa para ver el Gran Premio de Baréin junto a sus hijos y otros familiares. Era una de las últimas carreras de Romain en Fórmula 1 y esperaban una buena actuación, incluso algún punto. Nada de eso ocurrió y fueron testigos de uno de los momentos más duro de sus vidas.

"Escucho a Julien Fébreau –comentarista francés– decir que un Haas ha salido disparado en la parte de atrás del grupo, justo cuando vemos una explosión aterradora. Al mismo tiempo, el Haas de Kevin Magnussen aparece en grande en la pantalla de nuestra salón", explica Marion en declaraciones que publica Motorsport Magazine.

"Romain está en algún lugar de ese incendio, no sé cómo llegó allí ni cómo está, pero está claro que mi esposo está involucrado en uno de los accidentes más horribles de esta década", señala.

Justo en ese momento, Grosjean estaba todavía aturdido en el coche después del fuerte impacto y de la posterior explosión. El francés ya ha relatado en alguna ocasión la angustia que vivió durante esos segundos, pero en el libro profundiza en ella.

"Abro los ojos y suelto mis cinturones. ¿Cuántas veces he hecho esto a lo largo de mi carrera, como un robot y sin pensarlo? Cada movimiento instintivo que haga rápidamente contará y ayudará a salvar mi vida. No es necesario quitar el volante porque se ha arrancado. Intento salir del coche, pero me doy cuenta de que estoy atascado", rememora.

"Creo que es el halo o tal vez el HANS, así que me vuelvo a sentar, sin entrar en pánico. Me digo a mí mismo que la ayuda está en camino y que no es nada grave. Todavía no me estaba dando cuenta del fuego", añade Romain.

© LAT Images

Marion comenzó a inquietarse por el hecho de que no mostraran imágenes. Cada segundo que pasaba con planos generales del circuito, se reducía la esperanza de que saliera ileso.

"Todos contienen la respiración a la espera de noticias tranquilizadoras, pero no llegan. ¿Dónde está Romain? ¿Está consciente? Los segundos pasan y no hay repetición. No hay explicaciones, sólo las banderas rojas ondeando", describe.

"No tenemos el menor atisbo del coche. He visto suficientes carreras para saber cuáles son las pautas después de un accidente grave. No se mostrarán imágenes hasta que no haya garantías de que todos están a salvo", comparte Marion.

Los hijos de la pareja fueron la fuerza de Grosjean para salir del coche, pero su madre también quiso protegerlos en el momento del accidente. Marion intentó mantener la calma y alejarles de la televisión, pues temía que fueran testigos de un desenlace fatal.

"Al principio, Sacha –su hijo mayor– gritó, pero no se dio cuenta de que el coche que estaba hecho pedazos y estalló en llamas tenía a su padre dentro. Saltamos de nuestros asientos. Tenía la sensación de que acababa de pasar algo grave, algo irreversible que cambiaría nuestras vidas para siempre", recuerda.

"Luego llegó la sensación de urgencia de que debía mantener alejados a mis hijos. No podían presenciar lo que pudiera estar a punto de suceder. 'Hay tarta de chocolate en la cocina, vamos, es hora de merendar'. Les empujé fuera de la habitación. Sentía una urgencia por evacuar a mis hijos, una urgencia por saber qué estaba pasando tan lejos de nosotros", explica.

Mientras tanto, Grosjean ya se había dado cuenta de que había fuego alrededor de su coche. En ese momento experimentó sensaciones muy diferentes: primero el abatimiento de pensar que la vida había llegado a su fin; después, la imagen de sus hijos y la necesidad de no abandonarles pudo más.

"Mi cuerpo casi lo acepta y se relaja. Se acabó. No tengo miedo, pero me abruman las preguntas: ¿Qué parte de mí se va a quemar primero? ¿Dolerá? Pero pienso en mis hijos, en casa. Puedo imaginarlos frente a mí. ¿Crecerán sin papá? ¿Los voy a abandonar? Me niego. Me necesitan. Debo luchar por ellos, no puedo dejarlos", recuerda el piloto.

© LAT Images

Marion escribió un mensaje a Kim Keedle, el fisioterapeuta de Grosjean, pero no recibió respuesta. Los guantes de Romain ya se estaban volviendo negros, pero el francés sacó fuerzas y consiguió salir del coche.

"Espero, teléfono en mano, y veo a Romain en la pantalla con el rostro pálido. Me digo a mí misma que es una foto tomada antes de la explosión porque no sabrían qué más mostrar. Pero no. Está vivo. Grito. ¡Está vivo! Abro la puerta del salón y corro escaleras arriba y les grito a mis hijos '¡Papá está bien! ¡Todo está bien!'", afirma Marion.

"Mi teléfono suena: '¿Hola? Marion, soy Jean Todt. Estoy con Romain, está bien'. Doy un suspiro de alivo, probablemente jadeo. Ahí es cuando de repente escucho, a lo lejos: 'Mosquito, estoy bien'. La voz es clara, casi alegre. Esas palabras se harán eco durante el resto de mi vida", indica.

"Es la voz de mi esposo, la que pensé que nunca volvería a escuchar. Mosquito. Ese ridículo apodo que me ha puesto durante tanto años y que sabe que al escucharlo, lo entenderé. Entiendo que ha sobrevivido a lo ocurrido y que vamos a tener el resto de nuestras vidas para curarnos juntos", recuerda sobre el accidente.

Días después de lo ocurrido, Romain recibió la visita de Jean Todt en el hospital, que le recordó que en el pasado había sido uno de los detractores del halo. "Solo los tontos no cambian de opinión", le recuerda el presidente de la FIA.

El francés también recuerda con especial cariño los momentos posteriores al accidente y las primeras conversaciones con su familia.

"Mi prioridad era ver a mis hijos y a mi esposa. La videollamada me hizo mucho bien. Están todos en el salón: Marion, Sacha, Simon, Camille... Incluso veo a mi padre detrás de ellos. Marion y yo nos miramos, sus ojos están húmedos. La conozco muy bien y se que está intentando aguantar por nuestros hijos. Mis ojos también se empañan un poco. Tenemos mucho que decirnos, para seguir viviendo juntos...", expresa Romain para cerrar.