La Fórmula 1 se promete un 2022 todavía mejor

Todavía no se han apagado los ecos de un final de 2021 electrizante, polémico, emocionante, inesperado… Pero todo esto ya queda atrás. Lo pasado, pasado está. Lo que importa es la batalla futura.

Atrás queda una era de ocho años dominada por Mercedes: siete títulos de Pilotos y otros ocho de Constructores. Una era marcada por los sofisticados motores turbohíbridos en la que Mercedes marcó diferencias de entrada, invirtiendo mucho más que sus rivales en el propulsor y yendo siempre un paso por delante.

En 2022 los motores se mantendrán, pero ahora mismo ya no marcan tanta diferencia porque los rivales de Mercedes se han puesto las pilas. Pero la aerodinámica y la adopción de ruedas de 18 pulgadas hace que todos los constructores deban partir de cero, sin referencias. Una hoja en blanco sobre la que plasmar las nuevas ideas. Sólo que el nuevo reglamento impone muchas más limitaciones a la hora de trabajar, no sólo porque las áreas donde hay libertad para hacerlo son menos, sino porque ahora existen un techo presupuestario y unas limitaciones en el uso del túnel de viento y las simulaciones de CFD.

Dicen que cada nueva reglamentación supone un nuevo reparto de cartas. Aunque a la hora de la verdad, los mejores equipos suelen seguir estando delante, puede producirse un cierto cambio en la jerarquía de la competición.

Red Bull –beneficiada por el cambio normativo de 2009– y Mercedes –por el de 2014– confían en sus fuerzas, pero temen esta nueva era. Ambos equipos son los más perjudicados por el hándicap aerodinámico y, por si fuera poco, ambos han tenido que dedicar recursos a la batalla por el título en 2021.

Otros equipos, con menor hándicap y que han podido centrarse en 2022, como es el caso de Ferrari y McLaren, pueden aprovechar la ocasión para neutralizar o al menos disminuir notablemente el déficit de competitividad con respecto a los grandes. Carlos Sainz así lo espera, dispuesto a aprovechar la ocasión.

Sólo eso ya sería muy bueno para la Fórmula 1. Además, se espera que los cambios se dejen notar en la parte baja del pelotón. Williams ha invertido más que en los años anteriores. Aston Martin se ha estado armando. Haas se olvidó de 2021 para centrarse en 2022. Alfa Romeo parece dispuesta a resurgir. Y Alpine, el equipo de Fernando Alonso, espera que la reorganización que ha sufrido comience a dar sus primeros frutos.

En realidad, para los equipos de Fórmula 1, 2022 comenzó hace un año, incluso algo más. Si tradicionalmente los coches de la siguiente temporada comienzan a pensarse tras los test pretemporada y se comienza a trabajar en ellos a partir de mayo ojunio, en esta ocasión el desafío ha obligado a todos a comenzar a trabajar mucho antes.

En buena parte de los casos, la suerte de 2022 está echada. Los coches ya están definidos –algunos equipos ya han superado los crash test– y sólo restan por pulir los últimos detalles, sobre todo aerodinámicos. La incógnita es saber dónde estarán con respecto a los demás. Algo que sólo a finales de febrero, cuando pongan los coches en pista, podremos comenzar a intuir. Todos están convencidos de tener un buen proyecto, un buen coche… la incógnita es saber si algún rival lo habrá hecho mejor.