Participamos en el Spain Classic Rally 2019: competición genuina

Correríamos de nuevo en la última etapa, con comienzo en Cuenca y final en Madrid para celebrar la conclusión de más de 3.000 kilómetros de rally por todo el territorio nacional. Estábamos citados junto a los restos del castillo conquense, a solo un paso de las famosas Casas Colgadas, icono de la ciudad y emplazamiento magnífico del final de la sexta y penúltima etapa.

Allí encontramos a viejos conocidos del año pasado que nos pusieron los dientes largos con relatos de épicas batallas contra el crono bajo la lluvia en el norte o los inigualables tramos del Rally Costabrava que este año estuvieron incluidos en el recorrido a su paso por Cataluña.

Os presentamos al bólido con el que mañana correremos la última etapa del #SpainClassicRally Un Mazda MX-5 Miata 1.8 con decoración Lotus! pic.twitter.com/S3F7D1Tmp7

— SoyMotor - Coches –@SoyMotorCoches– 24 de mayo de 2019

No hubo tiempo de mucho más. Tocaban las verificaciones técnicas, que como en cualquier prueba seria comprueba que el material de emergencia, extintores –dos de 1 kilo en nuestro caso– y el propio vehículo esté en perfectas condiciones para participar en la prueba. Dorsal 31, pegatinas de los patrocinadores y el logo de Soymotor.com le daban una apariencia muy racing a nuestro precioso Mazda MX-5 de primera generación. Un gran homenaje ya que en 2019 cumple un cuarto de siglo, sin dejar de brindarnos sensaciones únicas cada vez que nos ponemos tras su volante de madera firmado por Nardi.

Menos nerviosos por repetir y conocer bien el entorno, pero igualmente ilusionados con mejorar el undécimo puesto de etapa de 2018, completamos el tramo de calibración, fundamental para ajustar al máximo el programa de navegación Rabbit y lograr la máxima precisión en los tramos cronometrados. Todo iba perfecto, sin embargo, el destino nos tenía preparada una sorpresa de última hora…

Una de las principales tareas del copiloto -entre las muchas que recaen sobre sus hombros y que lo hacen protagonista de este tipo de pruebas-, es preparar todo el equipo de medición, estudiar a fondo el road book o hoja de ruta así como calcular los tiempos de salida de cada tramo cronometrado. Cálculos, configuraciones y dudas que traen una avalancha de nervios justo antes de la salida. A esto se unió un problema inesperado de conexión entre el dispositivo principal –tablet– que lleva el copiloto para seguir las indicaciones y el que mira el piloto –teléfono móvil– con el que ajusta la velocidad media. El quilombo ya estaba montado y no quedaba más que comenzar con este handicap y arreglarlo de alguna manera…

Pese a repetir los primeros tramos cronometrados de 2018, tuvimos que completarlos sin más que un sistema de información, y dada la poca visibilidad al incidir el sol por conducir descapotados, solo el copiloto podía ver los datos. Para hacerte una idea, la pobre copiloto echaba humo por las orejas mientras tenía que:

• Seguir el roadbook para no perdernos, de lo contrario disiparíamos cualquier posibilidad de hacer un buen resultado
• Calibrar en marcha el sistema de navegación Rabbit: fundamental para que cuadren las referencias dadas por la organización y poder seguir fielmente el roadbook.
• Y lo más engorroso: cantar la media y sus desviaciones al piloto, que fue el principal problema de no tener la segunda pantalla, lo que hubiese permitido centrarse al copi en la navegación y al piloto en la velocidad media. Esto supone que el copiloto vaya “cantando” si vamos adelantados o atrasados respecto la media: más-menos, verde-rojo, o un simple acelera-frena fueron las palabras más repetidas.

Y por si fuera poco, el comienzo de la etapa coincidía con el primer tramo cronometrado y posteriormente con una prueba de regularidad por hitos –la organización da un tiempo exacta por el que debes pasar por distintos hitos kilométricos de la prueba–.

A pesar de vientos y mareas informáticas, el dorsal número 31 abanderado por Soymotor.com pudo salir airoso de la situación y quedamos gratamente sorprendidos cuando otros equipos nos comunicaron que al final del tercer tramo cronometrado ¡éramos segundos! Fue gracias a que en el TC1 penalizamos con 36,4 segundos, a poca distancia de los primeros con 23,7 segundos –puntos–. La remontada vino en el TC2 y TC3 con dos segundos puestos parciales.

A pesar de los problemas iniciales, el buen trabajo en equipo dió sus frutos logrando una meritoria 6º plaza

Para solucionar los problemas fue clave el primer tramo de enlace, en el que exprimimos los 140 caballos del Miata para llegar con tiempo al inicio del siguiente tramo cronometrado. El compañerismo hizo el resto, ya que con la ayuda de otros equipos pudimos vincular los dispositivos y descargar el copiloto del seguimiento de la velocidad media. 

Como ves, estas "tranquilas y sosegadas" pruebas de coches clásicos con velocidades medias bajas pueden ser mucho más interesantes de lo esperado. Y aunque tengas todo rodado y los problemas brillen por su ausencia, suponen un desafío y es necesario un trabajo en equipo de alto nivel para lograr buenos resultados.

Para los que nunca han oído hablar de esta disciplina, los rallies de regularidad de históricos son una mezcla de navegación y pericia al volante ya que se tiene que seguir una hoja de ruta o road book sin perderse –aquí no hay GPS que valga– y a la vez intentar no desviarse de una velocidad media establecida en los tramos cronometrados –TC–. Cada TC tiene controles secretos donde se toma la velocidad media, y si esta se desvía de la media objetivo puesta por la penalización se penaliza 1 punto por cada segundo que te desvíes. No hay que ir más rápido ni más lento, sino justo en la media. Gana el que menos se desvíe a lo largo del rally, es decir, el más regular.

Un año más la provincia de Guadalajara nos brindó carreteras fantásticas y muy retorcidas, y pese a que una media de 50 kilómetros/hora no parece algo desorbitado, el arrancar desde parado y tener que recuperar la media, hace de algunos tramos un ejercicio de conducción interesante, tanto para alcanzar la media como para luego mantenerla. En más de una carretera estrecha sin línea divisoria de carriles y con numerosas paellas y curvas cerradas fue un buen desafío. Hilar fino, conocer el coche y un buen tacto del acelerador son vitales.

De hecho, fue en una de estos tramos donde dimos al traste con nuestras opciones de podio. Fue en el TC4, en el que penalizamos nada menos que 42,6 puntos, un 'saco' de segundos que serían finalmente imposibles de recuperar si queriamos estar en el podio. Pese a no seguir la clasificación en directo y desconocer ese resulta, buena prueba de que nos seguimos empleando a fondo fueron los resultados en el TC5 y TC6 donde penalizamos menos de 10 segundos. 

Todo un éxito pese a nuestra inexperiencia y falta de equipo de medición serio. No debemos olvidar que solo utilizábamos la app Rabbit que se posiciona mediante GPS, frente a las numerosas sondas y sistemas de medición avanzados de los participantes del top 5 del rally. Y es que el resto apretaron de lo lindo, y más los aspirantes a la general, que quisieron dar el do de pecho en la última etapa, después de más de 3.000 kilómetros a sus espaldas.

Pero lo realmente importante era disfrutar del trabajo bien hecho, de la prueba en su conjunto y del gran ambiente que viejos conocidos y otros nuevos brindan en cada espera para el inicio del siguiente tramo. Las anécdotas de etapas y tramos pasados son la comidilla de los distintos participantes, pero también lo son los interesantes comentarios técnicos sobre las máquinas ya históricas que compiten. Quien más y quien menos tiene sus trucos, especialmente los "perros viejos" que llevan decenas de rallies a sus espaldas, más de uno con algún Montecarlo Historique incluido. Otro nivel.

Nosotros también tuvimos las nuestras como cuando nos perdimos en un enlace junto al Saab y a punto estuvimos de no llegar a tiempo al siguiente tramo cronometrado. ¡Impresionante lo bien que va el sueco en carreteras reviradas! Tampoco olvidaremos el tramo de enlace largo de después de comer que hicimos acompañados de los impresionantes Datsun 240Z y Porsche 911 3.0. Dos mitos de la automoción con sonidos preciosos.

El tramo final en el circuito del Jarama quedará siempre en nuestra memoria

A diferencia del año pasado, donde todo era nuevo para nosotros, este año pudimos disfrutar aún más si cabe de la experiencia, que no deja de ser maravillosa y altamente recomendable para todo aficionado al motor. Últimamente está muy de moda las tandas y carreras en circuito cerrado, pero iniciativas como el Spain Classic Rally demuestran que hay vida más alla de las pistas.

Y hablando de pistas, el final de rally de la edición 2019 fue inigualable. La comitiva del Spain Classic Rally 2019 acabó su andadura nada menos que en el mítico circuito del Jarama. Y no, no se trataba simplemente de enseñar los coches participantes a los curiosos como el año pasado en la cuesta del Moyano sino que esta vez tendríamos la oportunidad de rodar en el recién asfaltado trazado madrileño.

El destino quiso además, coincidiéramos con las tandas organizadas por 8000 vueltas, donde había un nivel de coches excepcional y un público numeroso y entregado. No podía ser menos con joyas como Porsche 911 GT2 RS, Ferrari 488 Pista, KTM X-Box, Caterham Super7 que dejaron calentita la pista para los que todavía estábamos por llegar…

Para la historia quedará la fotografía con todos los participantes en formación en la parrilla del circuito del Jarama. Fue este el inicio del último tramo cronometrado, en el que, a diferencia de los anteriores, la única regla era la de calcar el tiempo de la vuelta de referencia –con una velocidad media no superior a 50 kilómetros/hora–.

Foto para el recuerdo. Todos los participantes del #SpainClassicRally en la recta del emblemático @Circuito_Jarama Una pasada poder acabar el Rally así pic.twitter.com/nBWg1Pk8UK

— Fernando Ramos –@Framosval– 26 de mayo de 2019

Algo que parece sencillo pero que está lejos de serlo, ya que encontramos varios problemas. El principal es la anchura del circuito, lo que hace que sea muy fácil cometer un error de trazada y recorrer bastante más –o menos– metros que en la vuelta de referencia. Nuestra solución fue simple pero efectiva: trazar siempre por una “cuerda” del circuito, en nuestro caso siempre por la derecha.

El segundo aspecto importante fueron las referencias, esas que nos dirían en las vueltas cronometradas cómo de cerca o lejos estabamos respecto al tiempo de referencia tomado inicialmente y si debíamos avivar el ritmo o contenerlo. De esa manera, organizamos una tabla con distintos puntos del circuito que apuntamos durante la vuelta de reconocimiento: caseta 3 de comisarios, puente Dunlop, segunda horquilla de Super7, casa de madera antes de entrada a la recta, cartel de frenada de 150 metros, etc... Sin ninguna ayuda más que un cronómetro, la hiperactiva copiloto fue tomando referencias en doce puntos de control y con ellos terminaba la vuelta de referencia y comenzaba el último tramo cronometrado del día.

Gracias a la buena planificación de la organización, no dimos 1 ni 2 sino fueron 3 las vueltas cronometradas que pudimos pilotar en el Jarama intentando clavar el tiempo de vuelta, lo que permitió afinar y también poder tener una muestra de varias vueltas para premiar la regularidad.

Y así fue en nuestro caso, que fuimos 'apretando las tuercas' a cronómetro, referencias y circuito para lograr pasar de 4 a sólo 0,5 segundos de desvío de la primera a la última vuelta, con una penalización intermedia de sólo 1,2 segundos. Una vez más el buen trabajo en equipo y las cualidades del Mazda MX-5 entre los tres mejores.

Pero la organización, con David Herranz a la cabeza, no quiso que nos despidiéramos de tan fantástica prueba sin dejarnos dar una vuelta al Jarama a nuestro ritmo. Ya sin medias de velocidad ni el yugo del cronómetro, pudimos disfrutar de una vuelta muy divertida sobre el nuevo asfalto del Jarama. Una vez más el pequeño Miata demostró por qué es el roadster más vendido del mundo, brindando unas sensaciones increíbles. Un broche de oro para acabar.

Con la cena de gala en el circuito y la entrega de trofeos finalizó esta segunda edición del Spain Classic Rally, el rally más largo de regularidad clásica de cuantos se realizan en nuestro país y que ya se afianza como una de las pruebas más interesantes en este disciplina. ¿A qué estás esperando para participar y vivir una experiencia única? 

¡Nos vemos en el Spain Classic Rally 2020!