Los Corvette semiautónomos, protagonistas en la Indycar

Scmidt valoró su derrota como una gran victoria. "Es la primera vez en 17 años que me siento una persona normal, un piloto", dijo este expiloto de F-Indy y actual propietario del equipo Schmidt Patterson. Sam quedó cuadripléjico, paralizado de cuello hacia abajo, a raíz de un test de preparación de la temporada 2000 en el Walt Disney Speedway.  "Esto me ha marcado, hay muchas cosas que no he podido enseñar a mis hijos, como lanzar una pelota de fútbol amerivano", añadió Sam.

El accidente no mermó ni su energía vital ni su amor por las carreras, sino que se fijó una meta: volver a rodar en Indy, cosa que logró –en el oval– por vez primera hace tres años y que repitió el pasado año.

Schmidt no se amilanó. Se construyó una silla de ruedas con motores eléctricos y con ella se desplaza por los paddocks. Pero no por ello abandonó su idea de volver a conducir, la gran pasión a la que ha dedicado toda la vida.

Con la ayuda de Arrow Electronics, Ball Aerospace, y US Air Force Laboratories, el equipo Schmidt Paterson le preparó un Corvette. No necesita pedales ni volante. Cuatro sensores en su casco y unas cámaras infrarrojas le permiten dictar las órdenes moviendo la cabeza. Al inclinar la cabeza hacia los lados, da instrucciones a la dirección gracias a las cámaras especiales en sus cascos. Una suerte de tubo de respiración, como el que se usa para hacer submarinismo, le ayuda a acelerar y frenar. "Es una tecnología que ayudará a mucha gente, que podrá ganar un grado de libertad", señala Scmidt.

Como medida de seguridad adicional, el Corvette SAM montaba un dispositivo ligado al GPS para impedir que se acerque demasiado a las vallas o frene demasiado tarde.

Smith –cuyo padre, Marvin, era piloto de off-road y sufrió un grave accidente que le obligó a dos años de recuperación antes de volver a andar– se inspiró en su amigo Ralph Braun. Cuando tenía seis años, a Ralph le diagnosticaron distrofia muscular y perdió el uso de sus piernas siendo adolescente. Utilizó una pequeña carretilla de granja para trasladarse y más adelante; con 25 años, construyó su primer scooter adaptado. Ralph fundó Braun Corp, que hoy tiene 900 empleados y fabrica diversos accesorios para mejorar la movilidad como elevadores para colocar las sillas de ruedas en los automóviles.

Braun llamó a Schmidt porque pensaba que era la imagen perfecta y le convirtió en socio. Tras el fallecimiento de Ralph, es el patrón de la empresa.

Schmidt es ante todo un emprendedor. Ha estado en multitud de negocios. Fue accionista de las gafas Arnette e hizo fortuna con negocios inmobiliarios en Las Vegas.

Al bajar del coche tras dar su vuelta, Sam aseguró que había nacido de nuevo. "Tras 15 años he podido volver a controlar un automóvil", dijo satisfecho tras aquel primer intento. Una gran satisfacción, pareja a la que ha sentido este fin de semana.

Ahora en el que se habla tanto de coches autónomos y otros semiautónomos, este duelo cobra máxima actualidad.

Frente al Corvette Z06 de Sam, Mario llevará un Corvette Sting Ray modificado por Arrows Technologies -patrocinador del coche Indycar de James Hinchcliffe- y el desafío será a 14 vueltas al trazado de 2,4 millas

“Nunca en mi vida he estado más nervioso antes de una carrera. Llevo algunas noches sin conciliar el sueño", confesó Mario, después de que el jueves probara el coche. Es lógico, Sam tiene experiencia en este tipo de conducción, Mario, no. Sam dio una vuelta al anillo de Indy el pasado año a 240 kilómetros/horas de media, ya sabe de que va la cosa.

Tras la carrea, Andreti dijo que "por fin podré dormir tranquilo. Es espectacular lo que he tenido que hacer. Poner en off todos mis sentidos, controlar mis reflejos, para poder pilotar este coche sin ayuda de manos y pies. Es otra cosa, pero esta tecnología es importante porque hará las coches más seguras".

Al acabar la carrera, Hichcliffe se dirigió rápidamente a Mario Andretti: "Mario, éste todavía no ha acabado. Sam quiere revancha". Quizá en este desafío se apuntará JR Hildebrandt, no en vano compagina la F-Indy con el desarrollo de coches autónomos para la universidad de Stanford.