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GP de Austria 2016: En el mano a mano, gana Hamilton

El Mundial se compacta en el Red Bull Ring y la tensión se dispara en Mercedes AMG
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José Miguel Vinuesa
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05 Jul 2016 - 17:33
El Red Bull Ring es un circuito que suele deparar carreras divertidas, pese a ser un trazado simple y corto. Quizás esa sea la razón, y un ritmo por vuelta muy rápido, lo que le da siempre un ingrediente de emoción, siendo un lugar en el que los adelantamientos son, de por sí, factibles. Es curioso que sea la primera creación de Tilke.

Lewis Hamilton venía de una carrera en Bakú para olvidar. Ya dijimos que su nivel, sobretodo en la clasificación, había sido bastante pésimo. Sólo podía retomar la senda que había comenzado en carreras anteriores. Así que, en este mes tan decisivo, empezar con buen pie en Austria era muy necesario. Y no falló en la clasificación, pese a las condiciones cambiantes en la última sesión: nada de perder los papeles, no esta vez. Con el Mercedes, con su pilotaje, uno debe mantener la cabeza fría. Y así es como se hizo con la pole position, teniendo que mirar bastante atrás para encontrar al líder del campeonato, fruto de una sanción: Nico Rosberg saldría sexto. Los rivales más cercanos para la salida, un estupendo Nico Hulkenberg, segundo, un sorprendente Jenson Button, tercero, y Kimi Räikkönen cuarto, el que sí que podría ser un rival más a tener en cuenta, pero que desde esa posición no era una amenaza directa aún.

Así que Lewis hizo su trabajo: salida limpia, líder en la primera curva, evitando cualquier posible incidente. Detrás había un McLaren, que retenía al Ferrari de Räikkönen. Había que tirar, abrir un hueco. Pero cuando Kimi se puso segundo, la distancia se quedó muy estabilizada. Lewis estaba intentando conservar los neumáticos para hacer una parada lo más tardía posible. Mientras tanto, Rosberg no se quedaba atrapado en el grupo, y avanzaba por él con firmeza hasta colocarse tercero, cerca del Ferrari, y siendo aún una amenaza para la victoria.

Esa amenaza pareció desvanecerse cuando, en la vuelta 12, el alemán paró en boxes y salió envuelto en tráfico. Pero poco a poco recuperó el ritmo, mientras Lewis, casi de manera obcecada, se mantenía en pista con unas gomas que se iban degradando bastante, hasta el punto de que el Ferrari llegó a estar a "sólo" tres segundos. Así que, según pasaban las vueltas y la distancia con Nico se reducía, Mercedes llamó al líder a boxes. Era la vuelta 22, y un pequeño fallo en la rueda trasera izquierda, provocó que el inglés saliese justo detrás de Rosberg. La carrera se había puesto en su contra, y Nico parecía haber encontrado el nivel de confianza y capacidad de sobreponerse cuya falta tanto se le echa en cara (relativamente hablando, claro).

Por delante, Vettel lideraba, con Rosberg acercándose. La intención de Ferrari de ir a una parada era valiente, y podría haber dado excelentes frutos, puesto que la degradación era muy baja en los coches italianos. Podría. Porque en la vuelta 27, mientras Vettel aún rodaba en tiempos competitivos que hacían pensar que el neumático aún no se había desfondado, este dijo basta en plena recta de meta. Susto importante para el alemán, y la amargura de otro abandono, cuando, seguramente no la victoria, pero un podio podría estar al alcance habiendo salido noveno. El coche de seguridad hizo acto de presencia, y así eran tres Mercedes los que encabezaban la fila de monoplazas.

Cuando se retiró, Rosberg mantuvo el liderato. Ambas Flechas de Plata empezaron a estirar las piernas y escaparse de todos los demás. La distancia entre ellos era escasa, mucho más cuando en la vuelta 44, en la segunda curva, Nico se fue un poco largo, y Hamilton se acercó muchísimo. Había carrera. Lewis tras su visera vigilando cada movimiento de su archiconocida presa. Pero la presa, acostumbrada al juego de caza, se mostraba rotundo en su resistencia, con un ritmo consistente pese a tener algo dañado el monoplaza. Y llegó un mensaje de radio para Lewis: "aléjate de los pianos". Sí, esos pianos que habían provocado más de un quebradero de cabeza durante el fin de semana a varios pilotos, entre ellos a su propio compañero (consecuencia de ello la sanción). 

Hagamos el inciso de decir que esos badenes amarillos, tan agresivos, para delimitar la pista y evitar un uso excesivo del exterior de la pista, son absurdos, peligrosos y deben ser erradicados inmediatamente de todo trazado. El accidente de Kvyat en clasificación pudo haber sido mucho peor de lo que ya de por sí fue. Medidas así consiguen el efecto contrario del que pretenden: la seguridad se ve comprometida. 

Decíamos que Lewis había recibido un mensaje descorazonador. Lo cumplió, cuidándose mucho de pisar los pianos, mucho menos los amarillos (todos evitaban esos). La distancia se incrementaba paulatinamente. En ese momento, Rosberg se encaminaba al triunfo, y Hamilton parecía resignarse a ser segundo, sumar buenos puntos y evitar un abandono. ¿Resignarse?. ¿Lewis Hamilton?. Apretaba los dientes, hasta que llegó el mensaje: "hammertime".

Se acercó, y en la vuelta 55 entró por segunda vez en boxes. Salió justo por delante de Ricciardo y Räikkönen, tercero, con neumáticos blandos. En la segunda curva, un pequeño error yéndose largo. Ese momento en el que quizás podría haberse perdido todo. Rosberg paró en la siguiente: era el momento del pulso definitivo, y Rosberg puso neumáticos superblandos. No le gustó a Hamilton, que siguió presionando. Ahora Verstappen era el líder, a falta de no demasiadas vueltas. No iba a parar, pero Rosberg se acercó rápido y no tardó en adelantarlo. A Lewis le costó un poco más, pero logró superar al correoso holandés.

La distancia era lo suficientemente grande como para que, con coches idénticos, y la supuesta ventaja de rendimiento de los neumáticos de Rosberg, estuviera bastante decidida. Algunos doblados hicieron el efecto acordeón entre los pilotos de Mercedes. Y a veces, ayudaban a Rosberg al disponer de DRS. Lewis se acercaba. Parecía una de esas veces en las que la presión sería tremenda para Rosberg, pero no pasaría nada.

Nico utilizó una arma de Lewis, la que usa cuando abre su trazada y le deja bloqueado. Pero como no es el arma de Nico, la utilizó mal

Era la última vuelta. Lewis pasó a medio segundo por meta del líder, y tras la primera curva, se puso a rebufo de Nico. Estaba listo para asestar el golpe definitivo. Nico se fue a la derecha para proteger el interior, y a Lewis sólo le quedó el exterior. La partida, de momento era de Rosberg. Pero Nico alargó la curva. Más. Más aún. ¿Hasta qué momento se puede alargar la curva sin entrar en una maniobra de tirar de la pista a otro piloto?. Estaba utilizando armas ajenas, las de Lewis cuando abre su trazada y le deja bloqueado. Pero como no son las armas de Nico, las utilizó mal. Se tocaron, Lewis tuvo que irse por fuera, pero Nico tenía el alerón dañado. Sí, seguía líder, acelerando a fondo, como alguien que se niega a admitir la realidad, que le golpeó frontalmente cuando su alerón se desintegró en mil pedazos, y Hamilton le pasó por la derecha. Eso sí, con banderas amarillas por un accidente de Pérez (se había quedado sin frenos) en la tercera curva. Sí, era un coche dañado, y Lewis ralentizó notoriamente, e incluso levantó la mano pidiendo perdón. No tenía muchas más opciones.

 

 

Era líder. No se había rendido nunca, incluso cuando todo parecía perdido. El otro Mercedes se hizo pequeño en los retrovisores hasta desaparecer de su visión. Rosberg rodaba como lamiendo las heridas de un combate que no había sabido ganar. Lento, perdiendo el segundo lugar con Verstappen y Räikkönen, que venían enzarzados en su lucha particular. Hamilton cruzó la meta exultante. Nico, renqueante, cuarto. 

Pero hubo más actuaciones soberbias en Austria. Por orden, Jenson Button. Su clasificación fue brillante: quinto con el McLaren, y con las sanciones, tercero. Mejor puesto para el equipo desde, nada menos, el año 2013. Su salida fue buena, y se aferró cuanto pudo a un segundo lugar que era, a estas alturas, como un espejismo de tiempos remotos. Y empezó a perder posiciones, con lógica. Pero estaba luchando con mucha intensidad, solía estar en los puntos, adelantaba a algunos monoplazas en teoría mejores que el suyo, y sólo se doblegaba ante los que eran notoriamente superiores. Button hizo una carrera muy remarcable, y acabó logrando un sexto puesto muy meritorio, porque en líneas generales no hubo grandes acontecimientos en pista, abandonos, o climatología cambiante, que pudieran justificar la posición. No, esta vez era real. Salir delante es una explicación, pero no basta. Las manos de Jenson, y un monoplaza que teóricamente no se adecuaba a este trazado pero que respondió bien, dieron por primera vez una verdadera señal luminosa en las filas de Woking. Claro, que se oscureció con el abandono de Alonso a cinco vueltas del final.

Pero el hombre del día, y del fin de semana, no fue sino Pascal Wehrlein. El debutante, con un Manor, ya empezó a dirigir los focos sobre él en la clasificación. En la primera sesión, colocó su monoplaza noveno. En seco. Mientras su compañero caía eliminado. Y en la segunda sesión, marcó el duodécimo mejor tiempo, a poco más de medio segundo del corte para pasar a la tercera sesión. Era absolutamente impresionante, superando a coches mucho mejores. Su carrera fue al ataque todo el tiempo. Al comienzo, era capaz de mantener la posición de salida, soportando los ataques de Alonso. Como consecuencia de las paradas, llegó a rodar sexto en la vuelta 11. Luego, tras su paso por boxes, cayó a decimoséptimo, y con el coche de seguridad, vigésimo y último. A partir de ahí, remontó. Hacia el final de la carrera, rodaba de nuevo en su posición de inicio, luego una más arriba tras los problemas de Alonso. Pero no era casual, y no estaba en tierra de nadie. Estaba presionando a Bottas con un Williams, a menos de medio segundo de él. Estaba luchando por lograr un punto, la décima posición. El accidente de Pérez se lo concedió, pero había sido merecido. Su carrera fue brillante con los medios que tiene a su disposición. Sí, el motor Mercedes empuja, eso seguro. Su compañero fue último. Él ha conseguido una gesta para un equipo tan modesto, puntúa en la temporada de su debut, y deja bien a las claras que en su juventud hay un piloto de mucho potencial. Su alegría era más que justificada.

Mientras tanto, Lewis estaba en el podio recibiendo un aluvión de abucheos. Absurdo, incomprensible, inaceptable. ¿Qué había hecho mal Hamilton?. ¿Girar llegado un momento dado en la curva que Nico hizo eterna?  ¿Adelantar bajo banderas amarillas?. No, Lewis hizo una carrera vibrante, y también Nico. Lo único es que en el mano a mano, en los momentos en los que el carácter ganador de un piloto sale a relucir, Lewis Hamilton es bueno. Muy bueno. Implacable. Un ganador por naturaleza.

3 comentarios
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06 Jul 2016 - 00:42
#1 Es que no puede con Hamilton ni con ayuda de Mercedes.... no puede, cómo es posible que teniendo 5 ... Ver comentario
Pues muy simple, se quedó sin neumáticos, los ultrablandos se le vinieron abajo. Y si tuviese la ayuda de Mercedes no meterían a Hamilton antes para hacerle un undercut. Y a mi me da igual quién gane de los dos.
05 Jul 2016 - 19:33
a fin de año Nico Rosberg sera el gran perdedor de la historia de la f1................ por esto mismo que dices Miller, hay mucha gente que no lo puede ver, aunque no soy un gran fanatico de Lewis este fin de semana fue el mejor piloto por la maniobra final, la gente no entiende aveces
Miller
05 Jul 2016 - 18:23
Es que no puede con Hamilton ni con ayuda de Mercedes.... no puede, cómo es posible que teniendo 5 segundos de ventaja i neumáticos más rápido lo haya cogido??? Que no lo quiere ver es porque es un necio...
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