Alex Palou: mi experiencia en las 500 Millas de Indianápolis y el reto de las 24 Horas de Le Mans

Hablemos de las 500 Millas, porque fueron algo agridulces. Estoy un poco triste por no haber podido pelear por la carrera, sobre todo después de la pole position y del incidente en boxes del año pasado. Desde que estoy en Chip Ganassi siempre he tenido coches para pelear por todo en Indianápolis, pero esta vez fue distinto. En los entrenamientos libres, nos dimos cuenta muy pronto de que nos faltaba velocidad y de que estaríamos en apuros. Y así fue. Al final sin embargo, remontamos de decimocuartos a quintos y obtuvimos un gran resultado dadas las circunstancias. Obviamente no es lo que queremos, pero es que había un momento en el que pensábamos que tendríamos que pelear por ser decimoquintos. Así que, visto lo visto, estoy relativamente contento.

Lo que nos pasó es que salimos muy penalizados por una serie de cambios que ha habido en el interior del coche. La IndyCar introducirá los motores híbridos en las próximas carreras y eso ha obligado a cambiar la organización del motor y de la caja de cambios para preparar los coches para esa transición. No fuimos los únicos perjudicados en ese sentido, pero, por un motivo u otro, a nosotros nos acabó afectando más. Los motores Chevrolet dieron un paso adelante y Honda dio medio paso para atrás, y por eso vimos lo que vimos esta temporada. No tardamos mucho en darnos cuenta de que no teníamos el coche de 2023, pero al menos tenemos la tranquilidad de saber que no es que nos equivocásemos o que hiciésemos algo mal.

Pero mayo es un mes muy largo y al final encontramos el camino. En los entrenamientos vimos que nos faltaba ritmo y que el balance tampoco era perfecto, así que le dimos la vuelta a los reglajes y empezamos a jugar hasta que encontramos una línea de trabajo que nos gustaba y que nos daba esperanzas. De hecho, antes de llegar a la carrera, ya sabíamos que teníamos un buen coche para adelantar. Sabíamos que nos faltaba, que no teníamos velocidad para ir primeros o segundos porque en aire limpio había rivales que nos podían pasar muy fácil, pero que teníamos la velocidad para llegar hasta arriba. Y lo mejor es que esa remontada la hicimos con adelantamientos en pista, no con un golpe de suerte con la estrategia.

Me sentí muy bien, el domingo. Pasé a un montón de coches y por un momento tuve la esperanza de tener la oportunidad de pelear por algo más. Después de la última resalida, hice un adelantamiento y parecía que me podía unir a los líderes, pero luego los dos primeros, que creo que eran Rossi y O’Ward, empezaron a tirar y ahí vimos que no les podíamos seguir el ritmo. Dixon también empezó a perder algo de terreno contra Newgarden, por lo que estábamos igual. Y cuando vas a tope con gomas nuevas y aun así te empiezas a quedar atrás, ya ves que no hay nada que hacer y que todo pasa porque tengas un golpe de suerte. No tiramos la toalla, pero a unas 15 vueltas del final ya vi cuál era la realidad y me di cuenta de que, a menos que pasara algo extraño, no nos daba para más.

Estas 500 Millas también fueron diferentes por las cuatro horas de retraso que hubo por lluvia. Yo tengo que decir que no me estresé, durante toda esa espera. Al final, me lo tomé con calma porque ya sabíamos que iba a haber lluvia. Aproveché para quedarme en el motorhome y hacer una pequeña siesta y jugar con mi hija, que ya ha vivido sus primeras 500 Millas, aunque de momento sin salir delante de las cámaras porque todavía es un bebé. Es habitual que los pilotos salgamos con nuestras familias en la presentación previa de la cultura, y debo decir que es un cambio cultural respecto a Europa bastante grande que me gusta, porque al final la familia es en quien más te apoyas en el día a día y en Europa a veces la apartan completamente. Pero Lucía es muy pequeña todavía, así que ya habrá tiempo.

Así que ésta fue la historia de las 500 Millas de Indianápolis. Quizá tuvimos menos presión que otros años, y sin duda da rabia no haber estado ahí delante, pero aun así maximizamos lo que teníamos a nuestro alcance para remontar y ser quintos. Ahora toca Road America y luego entraremos en una nueva dimensión con el debut de los motores híbridos en Mid-Ohio, que promete ser algo bastante emocionante.

Mi sensación es que los motores híbridos cambiarán las cosas. No sé en qué dirección exactamente y la verdad es que nadie lo sabe a ciencia cierta. Los hemos probado en muchos test, pero de momento no hemos ido al 100%, sino que hemos hecho test de fiabilidad, probando piezas nuevas y yendo en tandas largas a la velocidad que nos marcaba IndyCar o el motorista. No se sabe si Honda tendrá ventaja o si será Chevrolet, pero son muchos kilos de más y eso afectará a los reglajes, así que existe la posibilidad de que un equipo salga más beneficiado que otro. Yo estoy con ganas. Tenemos un equipo detrás increíble, los test han ido muy bien y Honda tiene mucha experiencia en categorías como la Fórmula 1 o la IMSA, y espero que la haya podido trasladar. Tengo ganas, porque será un cambio y seguro que hará que todo sea más difícil para todo el mundo. Me sorprendería que pusiera el campeonato patas arriba, pero quién sabe.

DESPUÉS DE ROAD AMERICA, AVIÓN A LE MANS

Cuando termine la carrera de Road America, iré directo al aeropuerto para volar a París. La semana que viene son las 24 Horas de Le Mans y correré con Cadillac, así que tras la carrera de IndyCar cogeré un avión porque así el lunes ya me despertaré en Francia. Tendré un par de días de margen para ajustar el cuerpo a la diferencia horaria. El miércoles es el briefing de pilotos, que es obligatorio, así que el objetivo es entrar a esa reunión siendo persona.

Combinar la IndyCar y Le Mans al mismo tiempo tiene su qué, pero aquí tengo la suerte de que Chip Ganassi está metida en ambos campeonatos. De hecho, ellos son los que gestionan el equipo de Cadillac en el Mundial de Resistencia. Eso lo hace todo más fácil, porque entienden que estos días esté centrado al 200% en IndyCar y que Le Mans quede en un segundo plano. De hecho, este mismo domingo hay un test que me perderé por razones obvias, pero lo comprenden. Si fuera con otro equipo, quizá ya habría más conflicto porque querrían dedicación completa. Ganassi entiende que, hasta el domingo, la prioridad es ganar en Road America. En cuanto termine la carrera, me daré una ducha y ahí ya cambiaré de chip.

Durante todo este tiempo, la preparación de las 24 Horas de Le Mans ha sido a base de reuniones en Microsoft Teams y correos electrónicos. Hemos hecho un par de reuniones presenciales, más que nada para repasar las diferencias que hay entre el WEC y la IMSA, porque yo nunca he corrido en el WEC y hay algunas cosas de la normativa que son diferentes, como las Safety Zones. El día a día del equipo lo sigo a base de correos electrónicos, alguna llamada y Teams, que es la mejor forma de estar al día de las últimas novedades, ver las tandas y esas cosas.

Como debutante en las 24 Horas de Le Mans, una de las cosas que he tenido que hacer es viajar a París con antelación para participar en un día de simulador con el ACO. Básicamente, vas a un centro que está en las afueras de París y ahí te subes a un simulador donde te enfrentas a varios escenarios de conducción que te puedes encontrar a lo largo de las 24 Horas. Eso implica rodar bajo la lluvia, rodar de noche con poca visibilidad, aspectos de la normativa… Ese día de entrenamientos es obligatorio y yo lo hice con bastante antelación, hace dos o tres meses, para que no coincidiera con todo el estrés de estas últimas semanas. Y aquí en Estados Unidos sí que he podido entrenar en el simulador de Dallara, que ha sido útil para afinar sensaciones.

Le Mans es un circuito nuevo para mí, pero al mismo tiempo lo conozco mucho. He visto la carrera como aficionado muchos años y es un circuito mítico. No he pilotado ahí en persona, pero sí que he hecho tres o cuatro veces las 24 Horas de Le Mans de iRacing. Y es obvio que siempre habrá una diferencia entre lo virtual y lo real, pero creo que me puede ayudar mucho a acelerar mi adaptación a la pista.

Quiero disfrutar de Le Mans. Yo no tengo en mente hacer una carrera deportiva en Resistencia, al menos en el corto plazo. Quiero ganar IndyCar y las 500 Millas de Indianápolis, pero también correr en escenarios grandes como Daytona y Le Mans si el calendario me lo permite. No es lo más fácil a nivel logístico, porque Le Mans cae justo entre las carreras de Road America y Mid Ohio, pero es gestionable. No sé cuántas veces tendré la oportunidad de hacerlo. Es imposible saber si volverá a ocurrir, pero si es con uno de los mejores coches, no puedo decir que no. Es increíble formar parte de esta aventura y espero que nos traiga muchas cosas bonitas.