La FIA modifica el sistema de clasificación para el GP de EE.UU.

De este modo, serán ahora cuatro los coches que caigan eliminados en la Q1 antes de que otros cuatro vuelvan a caer en la Q2, donde participarán apenas catorce catorce pilotos de los cuales sólo los diez más rápidos disputarán la decisiva Q3, sin variación alguna respecto al formato de 22 monoplazas vigente hasta la fecha.

Tal y como reza el comunicado emitido hace apenas unos minutos por la Federación, “los comisarios han decidido que se prohibirá a los cuatro pilotos más lentos en la Q1 participar en cualquier parte posterior de la sesión, y a los cuatro coches más lentos de la Q2 también se les prohibirá participar en cualquier parte posterior de la sesión”.

Si bien el hecho de que el número reducido de dieciocho coches pueda transmitir una imagen desangelada de la Fórmula 1 actual, lo cierto es que la posibilidad de que varios pilotos arranquen la carrera desde el pitlane tras emplear el número máximo de unidades de potencia permitidas generaría un vacío considerable en los cajones de la parrilla.

Así, podrían ser en realmente sólo quince los coches que aguarden bajo el semáforo de la recta en subida que conduce posteriormente hacia la primera curva del trazado, y es que algunos pilotos como Sebastian Vettel, uno de los ausentes confirmados, pretenden conservar el kilometraje de su nueva unidad y afrontar la carrera directamente desde el pit-lane sin cumplir con una sanción de cinco posiciones.

Además de Jenson Button, quien sí que parece que acarreará dicha penalización y verá retrasado su lugar en la parrilla, lo cierto es que Fernando Alonso visualiza un nuevo fin de semana de profundo sufrimiento a los mandos del F14 T, y especialmente con un motor al límite de su rendimiento máximo. Por ello, el asturiano también barajaría la opción de montar el sexto tren motriz de la temporada y salir desde el pitlane junto a Vettel.