Omoda 5: el superventas chino se renueva seis meses después del lanzamiento y suma una versión eléctrica

Son tantas las marcas chinas que llegan a Europa actualmente que incluso a los periodistas a veces nos cuesta seguirles la pista. No es el caso de Omoda, una de las marcas con las que el grupo Chery quiere conquistar nuestro continente. Y han empezado pisando fuerte, muy fuerte. El Omoda 5 debutó hace poco más de seis meses y en este tiempo han matriculado más de 5.000 unidades. ¿El secreto? Un producto bien hecho, un servicio de posventa que espanta de un plumazo los fantasmas que puedan surgir en la cabeza de los clientes y un buen precio de derribo, 27.900 euros.

Con estos datos sería fácil acomodarse y dedicarse a estirar el chicle, como se suele decir. Pero no. Si algo bueno tienen las marcas chinas es su capacidad de reacción ante las cosas que no gustan en sus coches. O las que son objeto de mejora, mejor dicho. Por esa razón, poco más de medio año después, ya está disponible la primera actualización del Omoda 5. La marca habla de 'model year 2025', pero los cambios hechos son más propios de un restyling, especialmente en el interior. Y, además, se suma a la oferta una versión eléctrica.

UN DISEÑO MÁS SOBRIO Y VERSIÓN ELÉCTRICA CLARAMENTE DIFERENCIADA

El Omoda 5 presenta cambios más sutiles por fuera que por dentro, pero se notan. Seguramente el más llamativo es la desaparición de los detalles en rojo que lucía el modelo original, bastante extremos y que, como tal, no gustaban a todo el mundo. Aunque no es una desaparición como tal, sino que será el propio cliente el que decida si quiere incluirlos o no sin coste extra.

También hay una serie de sutiles mejoras aerodinámicas, como es la inclusión de un pequeño spoiler sobre el portón y unas nuevas llantas de 18 pulgadas que minimizan la resistencia al aire. Por lo demás, detalles como, las barras del techo para cargar equipaje, la palabra Omoda en el centro de las ópticas traseras o la desaparición de uno de los anagramas que aparecía en esta zona, el que hacía referencia al par motor. No estamos acostumbrados en Europa a este tipo de cosas.

Por su parte, la versión eléctrica, denominada Omoda 5 EV, cambia fundamentalmente en su parte delantera, donde la llamativa parrilla deja paso a una ciega mucho más sobria en cuyo centro aparece la tapa que esconde al toma de carga. El resto de detalles específicos son los grupos ópticos delanteros, que integran la luz de carretera, la de cruce y la que ilumina las curvas al girar, y la toma de aire inferior.

EL INTERIOR SE RENUEVA COMO SI DE UN FACELIFT SE TRATASE

El habitáculo del Omoda 5 es lo que más cambia respecto al modelo original. Las pantallas, de nuevo dispuestas en una única superficie, pasan de 10,25 a 12,3 pulgadas cada una. También hay mejoras en un sistema multimedia, compatible con Apple CarPlay y Android Auto, que no es todo lo intuitivo que debería. Y esto, al menos hasta acostumbrarse a él, es un problema, porque apenas hay botones físicos y muchas de las funciones que se utilizan regularmente dependen de la pantalla. Por ejemplo, en el eléctrico hay que atravesar varios menús para llegar al que permite cambiar el nivel de retención al levantar el pie del acelerador. En todo caso, permite cierta personalización para mejorar la experiencia.

La consola central, donde se encuentra la superficie de carga inalámbrica, está mucho más despejada que antes, ya que la palanca selectora ha pasado a estar situada justo detrás del volante. En esta zona se conservan una serie de botones analógicos, como por ejemplo el que permite acceder directamente al menú del climatizador.

Otro de los cambios viene de la mano del volante, que reemplaza los botones originales por otros que la marca define como táctiles pero no llegan a ser tal. Cada conjunto de botones viene agrupado, pero hay que pulsar sobre ellos para obtener respuesta. En este sentido, si bien estéticamente es más atractivo, Omoda ha dado un pequeño paso atrás. Lo que funciona por norma general es mejor no tocarlo.

Completa el conjunto un maletero que crece ligeramente hasta los 370 litros, algo que se ha conseguido bajando el suelo del mismo. Se trata de un hueco de carga aprovechable que, además, en el eléctrico cubica algo más, 380 litros. La variante de baterías, además, puede contar con head-up display.

MENOS POTENCIA PARA EL GASOLINA, VERSIÓN ELÉCTRICA Y MEJOR COMPORTAMIENTO

El Omoda 5 de gasolina mantiene el bloque de 1.6 litros turbo con el que se estrenó. Lo que cambia es la potencia, que baja de 185 a 145 caballos y tiene un par máximo de 275 Newton metro. Este descenso permite unas mejores cifras de consumo –7 litros a los 100 kilómetros es la cifra oficial– y emisiones, algo que no podemos valorar en su justa medida porque hemos probado el coche durante apenas unos kilómetros. Sin embargo, ha sido grato comprobar que esos 40 caballos menos no se traducen en pérdida de rendimiento. Al menos en cuanto a sensaciones se refiere. Tendríamos que bajarnos del modelo antiguo y subirnos enseguida en el nuevo para ver cómo afecta realmente. Pero, desde luego, es una muy buena noticia ver que el motor rinde perfectamente en cualquier situación. No se necesita más.

No nos ha gustado tanto el cambio, automático de ocho velocidades, ya que tarda demasiado en reaccionar en algunas ocasiones, especialmente si se selecciona el modo eco. Hay otros dos, el normal y el sport, este último el más placentero salvo por una cosa... y es que activa a través de los altavoces la que seguramente es la peor simulación de sonido que hemos oído. Pero que no cunda el pánico. Primero, porque el modo sport activa el visionado de una pantalla que muestra datos como las fuerzas G y demás, pero se puede cerrar y volver a la vista normal. Con eso el sonido simulado se apaga sin tener que renunciar al modo más deportivo. Y segundo, por lo que decíamos al principio. Omoda ya es consciente de que esto no gusta y ya está pedido a China que se elimine en los coches que lleguen en un futuro.

De la mano de esta actualización hay otros dos cambios que inciden directamente en el comportamiento del coche. La dirección, cuya columna ahora es de Bosch, y la suspensión, que se vuelve más firme. El primer elemento hace que el manejo del coche sea más agradable y preciso, aunque aún está un paso por detrás de marcas establecidas como Peugeot o Volkswagen. El segundo logra que la pisada del coche sea más firme sin renunciar al confort, sea cual sea la vía por la que transitemos.

Respecto a la versión eléctrica, tiene un motor de 204 caballos que actúa sobre las ruedas delanteras y que se alimenta de una batería de 61 kilovatios hora que permite homologar 430 kilómetros de autonomía. Como en el caso del gasolina, necesitaríamos más kilómetros al volante para determinar cómo de realistas o no son los 15,5 kilovatios hora a los 100 kilómetros de gasto energético que se homologan. Durante nuestro trayecto fueron 18, lo que dejaría la autonomía real en algo menos de 350 kilómetros. Insistimos, es un dato que hay que afinar que conduciendo de la forma adecuada se puede mejorar. Por lo demás, el Omoda 5 EV se siente más suave y lógicamente más pesado que el modelo de gasolina. Pero, como éste, es un vehículo que se desenvuelve bien en todas las situaciones diarias.

Por último, apuntar que la potencia máxima de carga que admite el Omoda 5 EV es de 80 kilovatios, baja para los tiempos que corren pero suficiente para recuperar del 30% al 80% de la autonomía en 28 minutos. Por corriente alterna carga hasta a 11 kilovatios pero no nos han dado el dato del tiempo de carga requerido.

UN PRECIO INTERESANTE PARA REMATAR UN PRODUCTO BIEN ACABADO

El Omoda 5 es un coche que cumple con los estándares europeos. Eso ya lo hemos visto. Y tiene un precio interesante, de 27.900 euros para el acabado base y 29.900 para el más equipado, que aporta elementos como el climatizador bizona, la cámara de 360 grados, el volante calefactado, el techo solar panorámico eléctrico, los faros antiniebla delanteros y un equipo de audio Sony con ocho altavoces, entre otras cosas. Es algo más barato, por ejemplo, que el Mazda CX-30 de 140 caballos, respecto al que peca en la etiqueta, pues el modelo japonés tiene la eco y el Omoda la 'C'.

En el caso del Omoda 5 EV los precios suben, concretamente hasta 37.900 euros con el acabado básico y hasta 39.900 con el más completo. Cifras, eso sí, que permiten acceder a las ayudas del Plan Moves, con lo que se pueden restar un máximo de 7.000 euros. Lo dicho, estos chinos van muy en serio...