Maserati 8CTF: 80 años de un triunfo histórico en Indianápolis

Los vehículos de Gran Premio de la época se enfrentaron a un importante cambio de reglamento en 1938. Desde entonces, sus motores no podían pasar de 3.0 litros de cilindrada. Con esta normativa en la mano, Ernersto Maserati se lanzó a desarrollar su nueva apuesta, el Maserati 8CTF.

El motor de la joya italiana cubicaba exactamente 2.991,4 centímetros cúbicos, con una relación de compresión de 6,5:1. Tal y como la propia denominación anticipaba, el número de cilindros era de ocho para desarrollar 350 caballos de potencia, que serían 365 en la versión triunfadora de 1939. Asociado al motor se encontraba un cambio mecánico de cuatro velocidades más la marcha atrás, mientras que el chasis era de largueros y travesaños con láminas de acero estampado con secciones en C. En total, 780 kilos de peso capaces de alcanzar una velocidad máxima de 290 kilómetros/hora.

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Antes de su exitosa participación en las 500 millas de Indianápolis de 1939, el monoplaza transalpino disputó algunas carreras la temporada precedente, en las que ya mostró su enorme potencial. Este rendimiento hizo que diferentes clientes se interesasen en la compra del Maserati 8CTF, que acabó en manos de la escudería estadounidense Boyle Racing Headquarters, propiedad del irlandés Michael Joseph 'Mike' Boyle. El sueño de éste era ni más ni menos que llevarse la victoria en la famosa carrera del óvalo, algo de lo que nunca estuvo cerca antes de adquirir el Maserati.

A principios de 1939, el team manager de los equipos de Boyle, Harry W. 'Cotton' Henning, fue el encargado de preparar para la carrera el Maserati 8CTF. Detalles como unas llantas de mayor tamaño y unos neumáticos Firestone acompañaron las líneas de color amaranto típicas de la escudería. Se inscribió a las 500 millas de Indianápolis como 'Boyle Special', y logró colocarse en el tercer lugar de la parrilla con una media de 207,7 kilómetros/hora. Tras una dura lucha con el Stevens-Winfield de Louis Meyer y el Adams-Sparks de Jimmy Snyder, el coche italiano cruzaba la meta en primer lugar, lo que supuso el primer triunfo de un coche europeo en esta prueba en 20 años.

La victoria de aquel año en las 500 millas de Indianápolis le dio un gran prestigio a Maserati, que en 1940 se presentó con otras dos unidades del 8CTF, si bien volvió a ser Shaw el que se llevó la gloria. Diez años más tarde, en 1950, la historia del monoplaza de la casa del tridente llegó a su fin después de que Bill Vulcanich no se lograse clasificar para la edición de ese año.