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La Autobahn resiste: Alemania rechaza limitar la velocidad

22/10/2019 15:45

El Bundestag, el Parlamento de Alemania, ha rechazado la posibilidad de instaurar un límite de velocidad genérico para la famosa Autobahn, que permanece así como una de las únicas vías en el mundo sin ningún tipo de restricción legal.

Los Verdes habían propuesto limitar la velocidad a 130 kilómetros/hora, pues de todos es sabido que el consumo de combustible de los coches se dispara exponencialmente con la velocidad.

La iniciativa ha sido rechazada de una forma amplia. Sobre los 631 votos emitidos, sólo 126 fueron a favor de la medida y 498 fueron en contra.

La propuesta nacía de los Verdes, preocupados por la siniestralidad y la contaminación. Pese al abultado resultado, el partido cuenta con el apoyo del Sindicato de Oficiales de Policía Alemanes, que no ve lógico poder circular a toda velocidad sin límite alguno.

Andreas Scheuer, ministro de Transportes, ya ha dicho que limitar la velocidad de la Autobahn sería "desafiar el sentido común".

Alemania se mantiene así como el único país europeo donde no existe un límite genérico de velocidad para sus las autopistas. De todos modos, el ADAC asegura que la velocidad está regulada en un 30% de la superficie de éstas.

Las razones para esta oposición son variadas. Desde que la iniciativa proviene de Los Verdes hasta esgrimir lealtad con el gobierno o que la iniciativa tenía motivaciones ideológicas. Incluso hay quien esgrimió el alto coste de implementar el control de la medida. A nadie se le escapa que los parlamentarios pueden tener muy en cuenta las duras consecuencias que podría tener para la industria alemana, centrada sobre todo en marcas 'premium' y de altas prestaciones.

El problema clave es que la contaminación por transporte no ha disminuido en Alemania desde los años 90, pese a las cada vez más duras exigencias medioambientales al automóvil por parte de la Comunidad Europea desde que en 1992 se puso en marcha la norma Euro 1.

Entonces se marcó como objetivo una disminución del orden del 60% en la contaminación derivada del mundo del transporte para 2020. En este sentido el fracaso parece estrepitoso y sobre todo hace planear sobre Alemania el fantasma de duras multas comunitarias por la calidad del aire.