Barcelona: el tráfico se desploma y las multas de velocidad se duplican
El coronavirus ha modificado la vida de las ciudades. En algún caso para bien: se acabaron los atascos, el ruido, las prisas… y ha mejorado la calidad del aire al desplomarse la contaminación por NOx y partículas.
El desplome del tráfico, un 80% más o menos, ha dado lugar a un inesperado y drástico aumento de las multas por exceso de velocidad. Durante el mes de marzo se impusieron 58.607 multas por exceso de velocidad en las calles de Barcelona. Más del doble de lo esperado, porque en marzo del pasado año se impusieron sólo 25.974.
Puede parecer un contrasentido, pero todo tiene su explicación. Las calles sin tráfico, las calzadas para los coches —o motos— que circulan casi en solitario y parece que invitan a la velocidad. Está claro que cuanto más fluido es el tráfico, más amplitud percibe el conductor en la vía, menos sensación de velocidad percibe y pasarse de los 50 kilómetros/hora de forma involuntaria es relativamente sencillo. Hay que estar mirando constantemente el velocímetro para no incurrir en infracción… o tener activado el aviso o la limitación de velocidad en el control de crucero, cosa que prácticamente ningún conductor hace por ciudad.
Eso sí, la falta de tráfico hace que los peatones también se confíen y que el conductor no vaya tan concentrado… Caldo de cultivo para atropellos. Por fortuna tanto unos como otros son tan escasos que esto no se ha dado.
Aunque el límite genérico es de 50 kilómetros/hora, desde el 1 de marzo se ha convertido en Ciudad 30, al haber aumentado drásticamente el numero de vías urbanas que tiene su velocidad limitada a 30 kilómetros/hora. Es toda la red de vías secundarias, casi el 70% de las calles de Barcelona. Este factor también contribuido al aumento de las infracciones.
