Ferrari 488 GT3 Evo 2020: la nueva arma de Miguel Molina

Ferrari ha igualado la distancia entre ejes del GTE y el GT3. La idea es poder convertir el uno en el otro con un sencillo kit de transformación, pero también ayudar a conservar mejor los neumáticos.

Los cambios son numerosos. Algunos apenas se notan a simple vista, pero al decir de los técnicos los pilotos los agradecerán.

El paragolpes delantero ha sido rediseñado para mejorar la adherencia. Proporciona un 30% más de eficiencia aerodinámica y un 50% más de carga. Ha sido un gran trabajo que ha requerido 18.000 horas de simulación CFD y ensayos en el túnel de viento. Si el paragolpes es lo más visibles, hay otros muchos detalles que también han sido retocados.

Y se ha trabajado mucho en el motor, con un nuevo sistema de gestión. La potencia está limitada por los restrictores de aire, pero se ha trabajado para que la entrega de potencia sea más progresiva y el par más suave, a la vez que pulir su fiabilidad.

Otro objetivo importante ha sido aligerar al máximo el coche. El coche está por debajo del meso mínimo, de tal modo que se pueda jugar con los lastres para conseguir el equilibrio ideal en cada circuito. Eso también permite rebajar, aunque sea unos milímetros, el centro de gravedad.

Entre los detalles a los que se ha recurrido para aligerar el coche está un asiento nuevo conforme a la última reglamentación de la FIA, con el que se ganan 2,4 kilos.

Los trabajados también han llevado a rediseñar las llantas con el apoyo de Pirelli y a desarrollar los frenos, cuya refrigeración se ha optimizado. Los discos traseros son ahora más gruesos –o anchos, como prefieran–. También se ha simplificado el sistema ABS.

Además de los kits de conversión de GTE a GT3, Ferrari también ofrece un kit de resistencia que incluye embrague en fibra de carbono, paragolpes con faros led adicionales y las pinzas de freno del Ferrari GTE4.