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Desastres del automovilismo: Vector M12 GT2

31/03/2023 11:42

Pocas marcas han vivido periodos tan convulsos en todos los frentes como la americana Vector. Tras la compra de ésta a comienzos de los años 90 por el consorcio indonesio Megatech, poseedores también de Lamborghini, lanzaron al mercado el M12, un derivado mecánico del Diablo cuya vida comercial fue exigua y no exenta de problemas. Aún contodo, sus responsables vieron en el coche gran potencial para triunfar en competición, pero la realidad golpeó con fuerza y los resultados fueron igualmente desastrosos.

La crónica de esta muerte anunciada da comienzo a principios de los años 90, cuando la firma Vector, llamada a ser desde los años 70 la contraparte americana a los superdeportivos europeos de Ferrari o Lamborghini, pasa por terribles problemas económicos. Tras agrias discusiones con su fundador y CEO, Gerald Wiegert, la empresa es absorbida por el consorcio indonesio Megatech, quienes también se hacen con el control de Lamborghini.

El resultado fue el M12, un 'hypercar' con la base mecánica del Diablo y del que se reaprovechaban muchas piezas para tratar de ser más asequible y fácil de producir en serie. En el plano estético trabajaron los diseñadores Peter Stevens y Michael Santoro con un diseño inspirado en el prototipo Avtech WX-3 que Vector había presentado en 1993 en Ginebra. Y es que Wiegert había patentado el diseño como suyo previamente a la adquisición de la marca.

El resultado se dio a conocer en el salón de Detroit de 1996, tras lo cual comenzó el periodo de ventas… que fue nefasto. A los problemas de calidad se le unían el sobrecalentamiento de la mecánica y para empeorar la situación, las publicaciones de prensa que lo pusieron a prueba no dudaron en vapulearlo y tacharlo como ''el peor coche del mundo''.

A mitad de este periodo, los responsables vieron conveniente la preparación de una unidad para competir en el campeonato IMSA de los Estados Unidos en la campaña de 1998, concretamente una unidad de preproducción.

La preparación se adjudicó al equipo American Racing Spirit, que ya contaba con experiencia en el certamen desde los años 80, bajo la normativa GT2. Los problemas afloraron desde antes incluso de tener el coche en pista, ya que el equipo no recibió la unidad hasta dos semanas antes de la primera carrera, las 12 horas de Sebring del 22 de marzo. los pilotos principales serían Bill Eagle y Dorsey Schroeder.

Allí no fue capaz de marcar ninguna vuelta válida durante clasificación, mientras que en carrera hubo de retirarse apenas una hora después de dar comienzo la prueba. En la segunda carrera de la temporada, los problemas de sobrecalentamiento de las unidades de serie se hicieron patentes, y el equipo se vio obligado a retirarse en la tercera vuelta.

En la tercera ronda no llegaron a presentarse, pero en la siguiente cita, en el circuito de Road Atlanta pudieron al menos hacer más rodaje al coche. Concretamente, el vehículo pudo rodar una hora y cuarto de carrera -de las 3 horas y 45 minutos previstos- hasta que la caja de cambios dijo basta.

El M12 GT2 en la cita de Road Atlanta, con nueva 'livery'

Hasta aquí, todo podría parecer sencillamente problemas de fiabilidad derivados de malos componentes y falta de rodaje en tests previos. Pero nada más lejos de la realidad, pues el ritmo estaba alejadísimo de lo ideal. De media, el coche era tres segundos por vuelta más lento respecto a sus rivales de categoría, e incluso en alguna ocasión se veía superado por los tiempos de algún GT3.

Después de esta cita, el equipo, aquejado por la falta de motivación y de los problemas financieros que ya afectaban al consorcio Megatech, decidió retirarse del campeonato y dar por concluido el proyecto.

El coche, no obstante, se aprovechó para crear el SVR8, un prototipo que servía de anticipo al sucesor del M12 y que fue desvelado en el salón de Los Angeles de 1999. Su cometido era el de ofrecer unas prestaciones acordes, pero con un precio algo más asequible. El cambio más drástico era mecánico, ya que se reemplazó la unidad Lamborghini por un V8 de Corvette C5 con una caja de cambios de origen Porsche en posición transeje.

Al final de todo y tras tres años, la producción dio a su fin a principios de aquel año, poco después de declararse la empresa en bancarrota. Por entonces, Vector ni siquiera podía pagar los motores de Lamborghini. Tan solo se habían fabricado 17 unidades contando prototipos, de las que se calcula que quedan 14 en existencia.