O sale un coche de seguridad o acabo doblado: el destino de los pilotos de la segunda división

Australia, China y ahora Canadá. Ya son tres de siete los GP en los que el mejor de 'segunda división' acaba doblado. Escenificación de la tremenda diferencia que existe entre unos y otros, de esa brecha que no hace sino agrandarse GP a GP.

Es cierto que en otros cuatro GP no ha sucedido esto, pero ha sido más por circunstancias de carrera que porque los de 'segunda' hayan tenido ritmo suficiente para impedir el ser doblados.

En Bakú hubo un Safety Car en la vuelta 39 de las 51 previstas. En el momento del safety había 11 coches en la vuelta del líder, con tres de ellos muy cerca de ser doblados. Pero en Bakú es posible que alguno de 'segunda' acabara sin doblar simplemente por la longitud del circuito. En cualquier caso, el décimo, Räikkönen, acabó doblado y otros dos pilotos –Norris y Stroll– lo evitaron por muy poco.

Pero en Barcelona tuvo mucho que ver un Safety Car en la vuelta 43, a 20 vueltas del final, en la que los doblados hasta aquel momento pudieron desdoblarse. En aquel momento –vuelta 43–, ya sólo quedan cuatro coches de segunda –Grosjean, Kvyat, Magnussen y Albon– sin doblar pero tres de ellos estaban muy cerca de serlo y el cuarto, Grosjean, tenía pocas posibilidades de evitarlo.

Y en Mónaco hubo un Safety Car tempranero, en la vuelta 14, que alteró las tácticas con lo que los de cabeza tuvieron que gestionar más las gomas mientras que la prueba es más corta de lo habitual: 260 kilómetros en lugar de 305. Y pese a ello, Sainz, el primero de 'los otros', quedó a 51 segundos de la cabeza.

Sólo en Baréin los mejores de 'segunda' hubieran podido acabar en la vuelta de los Mercedes. El Safety Car final, en las cuatro últimas vueltas, quizás impidió que se doblara a dos o tres coches, pero los 10 u 11 primeros habrían completado la distancia establecida.