Me ha gustado este Dakar

18/01/2019 09:35

Me ha gustado porque ha sido un Dakar duro, imprevisible, en el que todo podía pasar, en el que los golpes de teatro se han sucedido. He tenido la impresión de que un día podías tener la suerte de espaldas y al siguiente, la moneda de la suerte llevaba impresa tu cara. Además, las imágenes en las dunas son siempre grandiosas.

Lo que a priori parecía iba a ser una agonía de prueba, reducida a un solo país, a sólo diez etapas, a la mitad del recorrido habitual, ha sido casi una bendición porque ese país, Perú, significaba dunas, arena… dificultades e imprevistos.

Creo que hemos vivido el dakar más africano de los sudamericanos.

Es cierto, con el GPS –incluso con su utilización restringida actual– no se dan los grandes errores de recorrido que se daban en África. Las pérdidas de rumbo apenas duran unos minutos. Y en África, cuando no había ni GPS, ni móviles, ni Iristrack, el perderse no sólo era habitual, sino que entrañaba bastantes riesgos. Esto ya es historia pasada.

Pero la arena se ha encargado de atrapar a todos o a casi todos. Las dunas de Perú parecen mucho más traidoras que las de Malí o Mauritania. Son traidoras, imprevisibles, ocupando agujeros detrás, y eso ha puesto en apuros a muchos pilotos: Sébastien Loeb o Carlos Sainz lo han pagado caro porque el road book no era lo suficientemente preciso, pero hay que reconocer que era complicado tener mucha precisión: con ir diez o 15 metros a izquierda o derecha de la ruta trazada –algo muy normal–, podías llevarte un buen susto.

 

© Dakar

 

Quizás éste será un tema a revisar para ediciones próximas, quizá en algunos lugares hay que delimitar mucho más el paso correcto porque este año hubo bastantes lesionados en coches, particularmente copilotos. Los brutales saltos son mucho peores para los copilotos por doble razón: muchas veces, atentos al roadbook, no se dan cuenta de que la recepción será dura hasta que es demasiado tarde para encajarla y también porque los pilotos tienen un punto de sujeción extra, el volante.

Daniel Elena ha sido muy crítico con los organizadores por el road bookJesus Calleja también ha definido estas dunas como muy peligrosas por su carácter imprevisible

Hace muchos años, más de 20, escribí en Mundo Deportivo un comentario sobre el Dakar diciendo que era 'La última aventura posible', un comentario que me llenó de orgullo porque L'Equipe lo publicó íntegro en una sección que tenía dedicada a los artículos más interesantes de la prensa extranjera. Con eso de jubilarme, lamento haber perdido el recorte.

Pues este Dakar me ha traído a la memoria aquellos años en los que las situaciones dantescas tenían una única explicación: "C’est l'Afrique, patron!". En cualquier caso, este Dakar ha hecho honor a lo que decía el malogrado Thierry Sabine a los que protestaban por la dureza o la dificultad de la prueba: "Aquí se viene a sufrir".

Quizás me puede la nostalgia de tiempos que no volverán, como no volverán los rallies con más de 600 kilómetros de crono, los Grandes Premios en los que la lluvia conlleva demasiadas veces el abuso del coche de seguridad o las circunstancias en las que las escapatorias de asfalto hacían que los errores de pilotaje salieran gratis, pero me temo que no hay vuelta atrás en todo esto.

No obstante, me ha gustado este Dakar, lo repito. Hace tiempo que los organizadores buscaban la forma de recuperar el espíritu del Dakar. Díria que esta vez lo han conseguido. Eso sí, sin esas vivencias espectaculares de los años africanos, pero son ya otro escenario y otros tiempos.