McLaren debe ganar tres segundos si quiere el podio

Tras la pésima impresión que McLaren y Honda causaron en los tests es posible que algunos seguidores de Fernando Alonso se hayan visto reconfortados por el 13º crono de Fernando Alonso en las clasificaciones del GP de Australia y sobre todo el ver como durante buena parte de la carrera, hasta a cuatro vueltas del final, estuvo en zona de puntos.

Actuación inesperada y en parte debida a su habilidad de juntar los tres sectores buenos en la misma vuelta en el caso de la clasificación. Sus parciales son sólo el 15º en el primer sector de Albert Park y 14º en los otros dos. Así que si al final es 13º se debe en buena parte a las manos y talento de Alonso, capaz de juntar sus mejores parciales en el mismo giro.

En carrera, el espíritu guerrero indomable del asturiano. También colaboraron en ello los problemas de Ricciardo, que inició la carrera con dos vueltas perdidas o el temprano abandono de Grosjean.

Algunos seguidores del asturiano se habrán sentido reconfortados por esta posición, no muy lejana de entrar en la Q3. Y a poco que progrese el motor Honda (lo que debería suceder en Barcelona) piensen es probable que el asturiano entre en esta batalla final y opte al menor por puntuar regularmente, aunque quizás no sea suficiente para estar en los top 5. 

Sin embargo en su día ya escribimos que "Las posiciones camuflan,  el crono no miente" (4 mayo 2016) y podríamos aplicar el mismo titular ahora. Y comprobaríamos como las cosas, por ahora, no son tan bellas ni invitan al optimismo.

Una cosa está clara. Fernando y McLaren han retrocedido en competitividad respecto a 2016. Es cierto que el asturiano ha sido prácticamente 1” más veloz en la Q2 de lo que lo fue el pasado año (1’25”091 de ayer por 1’26”125, de 2016, es decir 1”034 mejor), pero los de cabeza, los hombres a quienes quería alcanzar, han mejorado más todavía. El resultado es que el asturiano en lugar de estar a 2”3 de la pole está a 2”9, es decir ha perdido seis décimas con respecto a los Mercedes. La pérdida es mayor si la comparamos con los Ferrari, porque los rojos han mejorado más que los coches de la estrella. E incluso el McLaren ha cedido una décima al Toro Rosso.

Y en carrera, es cierto que estuvo buena parte de ella cerrando el capítulo de los ‘top ten’…. Pero sin poder siquiera seguir el ritmo de Carlos Sainz, que le precedió durante muchas vueltas. Alonso concedía de 5 a 7 décimas por giro al madrileño y a Pérez, es muchísimo, en la primera parte de carrera; después, tras el cambio de ruedas, las diferencias fueron aún más notables, se duplicaron con creces, no está claro que fuera un problema de motor, quizás fue un tema de consumo. De haber completado la carrera habría acabado a casi 2 vueltas de Vettel. Todo un mundo.

Este es el veredicto australiano, el de un circuito donde la ‘downforce’ no cuenta tanto como en otros trazados, sino que prima la tracción y la velocidad punta. Quizás por eso la mejora de tiempos con respecto al pasado año no ha sido tan espectacular como muchos esperaban y quizás ello haya puesto en evidencia un poco más las debilidades del motor Honda. Si McLaren, por el contrario ha acertado en el chasis (aunque visualmente parece bastante nervioso) quizás en otros trazados la diferencia sea un poco más discreta.

En cualquier caso la tarea de McLaren es ardua. Se trata de recuperar nada menos que prácticamente 3” para luchar por la cabeza. Demasiado para una temporada, incluso para dos, por más que los motores tengan ahora prácticamente libre su desarrollo. 

El propio Alonso lo sabe: “Creo que en las próximas carreras va a ser prácticamente imposible, cuando lleguemos a circuitos normales, nuestra posición creo que va a ser mucho más atrás, hay que mejorar inmediatamente porque si no vamos a tener carreras muy frustrantes".

Pero en F1 las reacciones inmediatas ya no son de este mundo. Desde que reina la aerodinámica y la fibra de carbono, se requieren varios GP para reaccionar. Y mucho más si es el motor no acompaña.