En McLaren, en F1 y en la vida, hay dos tipos de problemas...

27/04/2018 16:10

Pero claro…. si es lento, no va bien. Señal de que algo falla, digo yo. Porque un buen Fórmula 1 debe ser un coche si no ganador, sí, al menos, capaz de batallar por serlo. Y no es el caso de este McLaren, ni del de los años anteriores.

En los muchos años que llevo en este mundo de la F1 en particular y del automovilismo en general, he tenido siempre muy claro que los problemas que impiden lograr resultados se dividen en dos grupos: los grandes problemas y los pequeños multiproblemas

No me preocupan los problema graves porque tienen solución: o se resuelven o se cambian. Lo primero es lo que hizo McLaren con el 'nonato' MP4-18, que no llegó a debutar. En este caso no era rápido simplemente porque era demasiado complicado de poner a punto y todos se hacían un lío. Lo segundo lo hizo con el MP4-17, que no parecía competitivo hasta que se introdujeron algunos cambios significativos y aparecieron el MP4,17 D, que luchó por el título u antes lo habían hecho con el MP4/10.

Me preocupa más la cascada de pequeños detalles que acaban ocultando un problema básico o global. O cuando no se detecta el problema, pero el coche no corre, como es el caso… aunque se tiene idea de en qué lugar está el problema.

En esta última circunstancia, es difícil saber dar con el problema o con la oportuna corrección. Hay demasiadas pequeñas cosas que ir solucionando. Y cuando parece que todo puede estar en orden, aparece otro problema.

Muchos pensaron que cambiado el motor, todo estaba solucionado. Adiós al asmático Honda, bienvenido al mejor Renault. Sólo que en potencia máxima no parece haber gran diferencia, quizás sólo en fiabilidad. Y al tener enfrente a Red Bull, e incluso al propio Renault, como referentes, está claro que el problema no está en el motor.

Podría pensarse que al cambiar la unidad de potencia, con todos sus órganos anexos, se habría producido un tema de un cierto desequilibrio que las premuras de tiempo habían impedido corregir por el momento. Pero los pilotos lo niegan y los cambios de reglajes no amortiguan el problema.

No es un problema de reglajes o de desgaste excesivo de neumáticos, sino de un problema aerodinámico grave. No hay velocidad punta, "pero si fuera un problema de resistencia aerodinámica sería fácil de solucionar. El problema es más profundo", admitió Éric Boullier en el último Gran Premio.

El meollo de la cuestión está en la aerodinámica, en el desequilibrio entre carga aerodinámica y resistencia aerodinámica. Ambos conceptos son antagónicos, como el 'yin y yang' del taoísmo y la armonía –o eficacia en el caso de la F1– del conjunto reside en su equilibrio

El MLC33 tiene –o parece que tiene– un exceso de carga aerodinámica que perjudica la resistencia aerodinámica " y el secreto de la eficacia está en el justo equilibrio de estos factores. "Carga aerodinámica la justa, ni más, ni menos", nos confesó un ingeniero de F1 hace algún tiempo.

Parece que en McLaren han querido primar sobre todo la carga aerodinámica y que ésta haya sido el leitmotiv de este proyecto, una vía que en su día llevó al límite Adrian Newey con su Red Bull, cuando su coche era claramente el que menos punta tenía, a cambio de un paso por curva brutal, pero que ahora los austríacos parece que han abandonado, o al menos han reequilibrado son su dominio del rack, la inclinación del chasis, que les permite mantener, e incluso mejorar, la carga aerodinámica sin perjudicar la resistencia aerodinámica.

 

¿Y EL PROBLEMA DE CALENTAMIENTO DE PRETEMPORADA?

Pero, ¿es ese el único problema? Es cierto, hubo un tema de calentamiento en los primeros test, que parece ya olvidado… aunque quizás a costa de sacrificar ligeramente la aerodinámica.

Pudo pensarse que se había pervertido la correlación de los datos, que los valores obtenidos en túnel de viento y simulaciones no se correspondían a la pista. Esto es algo que periódicamente sucede en todos los equipos. Pero Boullier lo desmintió categóricamente: los datos concuerdan, o al menos lo hacen de forma razonable.

Así que se pensó que simplemente se habían quedado cortos en sus objetivos o, lo que es lo mismo –al menor por el resultado–subestimaron a qué nivel iban a colocar el listón sus rivales.

Visto desde este prisma, las soluciones parecen sencillas. Pero quizás no lo son tanto, si se examinan en su contexto global.  Todo ello  puede no ser exactamente un problema exclusivamente técnico, un error de diseño. Pueden entrar en juego otros factores: medios de trabajo que requieren renovación; estructura poco ágil o muy burocrática; toma de decisiones lentas; luchas políticas internas, pérdida de hombres clave, etc. 

Y quizás sin eliminar o al menos neutralizar estos, todo lo demás sea complicado de solucionar.

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