Historias de F1: Arturo Merzario y el patrocinador más extraño de la historia, ¡una funeraria!

En ocasiones, hay otros motivos de negocio detrás. En otras, pura pasión del propietario de la empresa. Incluso en ocasiones, las motivaciones pueden ser de agradecimiento o favor.

Recuerdo en los años 70 la sorpresa de ver a ICI, el potente grupo farmacéutico, tener un equipo de F2. Pero su presencia no iba dirigida al gran público, sino que era una excusa para propiciar relaciones con clientes directos, ya fueran reales o potenciales, con un fin de semana de viaje, hotel, cenas y carreras, para crear y estrechar lazos. Haas llegó a F1 para dar a conocer sus máquinas más allá del mercado Estados Unidos.

Brett Lunger, ex marine americano, llegó a la F1 en 1975. Medios no le faltaban: su madre era de la riquísima familia DuPont. Y cuando no bastó, encontró patrocinio en LM o Chesterfield. La razón es que en Vietnam salvó la vida del hijo de uno de los hombres clave de esta compañía.

Para algunos, la publicidad más extraña en carreras de alto nivel pudo haber sido la que mostró Alex Dias Ribeiro: ‘Jesus Saves’, sobre su March 782 de F2.

Pero para mí, el ‘campeón’ es Arturo Merzario. El italiano, indefinible como apasionado de las carreras, llevó en el GP de Italia de 1979 un patrocinador increíble: ‘La Varesina, pompas fúnebres’. Si había algún piloto o comisario supersticioso seguro que interiormente profirió un exorcismo…

Todo se gestó el jueves antes de los primeros ensayos. Arturo estaba casi deprimido, no tenía dinero para hacer correr su coche y se topó con Mario Sciannammeo, titular de la empresa, que estaba en Monza como ‘tifoso’. "Me gustaría ayudarte, pero no tengo tanto dinero", le dijo a Arturo al conocer su problema. "Dame diez millones de liras (unas 800.000 pesetas de la época) y mañana tu cruz estará en mi coche".

Dicho y hecho. A media noche, Arturo llamó al decorador de su coche para que hiciera los dos adhesivos, uno para cada pared lateral del ala posterior. Por la mañana, toda la F1, Bernie a la cabeza, estaba sorprendida, ‘casi muerta’ y paralizada cuando lo vieron. La imagen dio la vuelta al mundo, para satisfacción de los patrocinadores.

Cuando le preguntaron a Merzario, que también llevaba el logo de Marlboro en el coche, éste dijo sencillamente: "En F1, gracias al tabaco, hacemos lo posible para matarte. Tranquilo, porque también te mostramos quién puede ofrecerte una buena despedida".

Sciannammeo quedó satisfecho y siguió apoyando a Merzario en F2 y también a Procar, aunque usando otra empresa, ésta fabricante de montacargas.