Ferrari amaga con dejar la Fórmula 1

"La nueva demanda de rebajar el techo presupuestario a 135 millones de euros es muy exigente respecto a lo que se estableció el junio pasado, 160 millones de euros. Es algo que no se puede lograr sin sacrificios significativos, sobre todo de recursos humanos. Si quieren reducir aún más, quizás ello nos colocaría en posición de buscar otras opciones donde mostrar nuestro ADN de competición", señala Binotto.

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En el pasado, la amenaza de irse a correr a Indianápolis en lugar de la Fórmula 1, mostrando incluso una maqueta del Ferrari 637 en 1968, hizo que la FIA reconsiderase sus reglamentos en los que preveía motores V8, lo que hubiera obligado a prescindir del V12.

Hoy, Ferrari tiene derecho a veto en algunos cambios de normas. No desea ejercerlo, al menos no de una forma pública, pero sí puede presionar para que no descienda aún más el listón presupuestario.

En el pasado, con Luca di Montezemolo al frente, Ferrari ha transigido algunos cambios reglamentarios que le han perjudicado en aras de salvar la F1. La limitación de los test o la adopción de un suministrador único de neumáticos –las bases sobre las que se sustentaron los éxitos de Michael Schumacher– son dos claros ejemplos.

Para Ferrari 135 millones de euros en 2021 y 120 en 2022 es inasumible, ni siquiera con las factores correctores que hará que controladores y contables de los equipos manden sobre los técnicos. Con estos límites, las posibilidades de innovar quedan muy reducidas… si no se acierta, si se debe corregir el tiro, quizás no se pueda disponer legalmente de fondos para hacerlo.

"Rebajar el nivel de la F1 al de categorías menores va contra el ADN de esta categoría. Debemos ser suficientemente fascinantes para patrocinadores y marcas de automóviles, para que se sientan tentadas de invertir en motorsport", añadió Binotto, quien admite que la categoría atraviesa un momento muy complicado, pero advierte que no debe "dejarse llevar por el pánico, por las urgencias, porque puede tener consecuencias graves".

Binotto señala que Ferrari debe proteger a sus empleados y que estas normas pueden engendrar despidos masivos, algo que Ross Brawn no ha descartado precisamente; que las medidas que funcionan en algunos países pueden no hacerlo en otros porque las legislaciones son diferentes y que la F1 no puede rebajarse al nivel de las categorías inferiores. Pese a ello, admite dos categorías de presupuestos y que haría algunos sacrificios más si la situación, una vez superada la crisis, así lo precisa.

Y me ha venido a la memoria un reportaje de Christian Sylt de hace ya casi tres años, a finales de 2017, de cuando el añorado Sergio Marchionne. Entonces ya el gran dirigente canadiense del grupo Fiat Chrysler Automobiles amagó con esta posibilidad de retirarse.

"La F1 ha sido parte de nuestro ADN desde el día que nacimos. No sé cómo podríamos definirnos de otra manera; pero si se cambia el pack hasta el punto de que éste se vuelva irreconocible, entonces no queremos jugar más", señaló entonces Marchionne a Sylt.

Sylt elaboró un estudio de los costes de la época y llegó a la conclusión de que salir de la F1 podría hacer que Ferrari ahorrase del orden de los 110-120 millones de euros, justificados como gastos de marketing.

Quizás por eso Marchionne le dijo "no me importaría ser el hombre que saque a Ferrari de la F1", pese a reconocer su valor como herramienta de marketing y también de tecnología que podía transferirse a sus coches de calle. Eso sí, dijo que trabajaría "en una alternativa".

Posiblemente Marchionne estaba convencido de que Ferrari ya no necesitaba la F1 para tener reconocimiento universal, ya que desde hacía años estaba en el top de las marcas más conocidas del mundo, no ya de automóviles sino de todos los campos.

Es cierto, Marchionne hizo estas declaraciones cuando Liberty Media acababa de comprar la F1 y estudiaba la posibilidad de un reparto equitativo de dinero, lo que podía acabar con el bonus de Ferrari… unos 90 millones de euros, lo que hubiera significado que la marca debería aportar esta cantidad suplementaria.

¿Va Ferrari de farol? Muchos de los tifosi, por no decir todos, dicen que eso es imposible. Unos dicen que Ferrari no puede subsistir sin la F1, que es demasiado valiosa para ellos en términos de imagen, de marketing; que sus ventas se resentirían. Otros piensan que la F1 no puede prescindir de Ferrari, el único equipo que esta en ella desde 1950, la creación del Mundial. En general, la sensación es que están condenados a entenderse.

Pero si hay algo seguro en esta vida es que hay un principio y un final, se nace y se muere, que las olas vienen y van, que nadie es imprescindible… que a rey muerto, rey puesto.

Esta crisis del coronavirus va mucho más allá de las crisis financieras que hemos conocido y va a obligar a replantear muchas cosas y a cuestionar lo que está establecido. Una cosa me parece cada día más clara: con o sin Ferrari, la Fórmula 1 será otra cosa bastante distinta a lo que conocemos ahora porque esta autopista por la que ha transitado hasta ahora es un camino sin salida: se ha llegado al borde del abismo y no hay puente todavía capaz de cruzarlo.