Daniel Young, la historia de una pasión por el motor

Jaime y Juan Porcar no lo dudaron. Necesitaban apoyo y fueron a llamar a una puerta cercana, a poco más o menos 200 metros de la sede de Solo Moto, la puerta de Nissan Motor Ibérica.

Y allí encontraron a un receptivo Daniel Young, estadounidense y máximo responsable de la empresa. Receptivo desde un primer momento, entusiasta segundos después y gran defensor de la categoría.

Hace poco días que Daniel nos ha dejado  y todavía recuerdo con emoción nuestra última conversación, a través de mensajes privados en Twitter en navidades de 2021. Todavía mantenía un excelente español, como si lo hubiera hablado toda la vida, pero más que los 20 años que vivió aquí seguramente cuenta el hecho de que se enamoró de este país. 

Sin él, ni Marc Gené ni Fernando Alonso no habrían llegado a la F1. Posiblemente Antonio García o Miguel Molina no habrían llegado donde están ahora. Y el éxito de otros muchos pilotos también se debe a su decisión de apoyar la Fórmula Nissan, que después se llamaría World Series Renault. Una categoría que ha dado muchos pilotos a la F1, como Sebastian Vettel o Carlos Sainz, y muchos otros saltaron directamente de esta categoría a la F1. La lista es larga, muy larga.

“Parece mentira que un apretón de manos con Giancarlo Minardi y Bernie Ecclestone abrió la ‘puerta grande’ a nuestros pilotos. Días y años inolvidables y grandes. Grandes para España y todos nosotros. Sigo todavía la F1 con la pasión de siempre”, me escribió en uno de sus últimos mensajes.

Pero Daniel no ha sido sólo Fórmula Nissan. Su paso por España ha sido muy importante para la industria del automóvil. Piloto posiblemente los mejores años de Nissan en España, en 1980 fue encargado de montar la red comercial de General Motors aquí, años de dar el salto a Nissan. 

Y aquí hay otra faceta menos conocida. Cuando estaba en General Motors fue pieza clave para que Carlos Sainz se convirtiera en piloto oficial de Opel para el Campeonato de España de Rallies.

Nos ha dejado en su casa newyorkina a los 78 años, junto a los suyos tras luchar estos últimos años contra una leucemia. 

Y con los ojos húmedos sólo puedo decirle, allá donde esté, “¡Daniel, te debemos tanto!”.