El primer Ford GT europeo, para un expiloto parapléjico, Jason Watt

Watt es un enamorado de las carreras y quizás por eso ha pedido un color inolvidable para cualquier 'racing fan', los geniales azul cielo y naranja de Gulf, dos de los colores emblemáticos de Le Mans, que lucieron los Ford GT49, Mirage-Ford y Porsche 908/3 y 917 del equipo John Wyer, uno de los grandes de la historia de la resistencia. 

Jason es, además, piloto de competición y no un piloto cualquiera. Este prometedor danés –tres temporadas en la F3000, entre 1997 y 1999 siendo tercero, cuarto y segundo del Campeonato y obteniendo cuatro victorias– vio su carrera deportiva y sus aspiraciones de llegar a la F1 truncadas por un accidente de motocicleta, tras finalizar la temporada 99, que le dejó parapléjico.

Si el camino a la F1 se quebró, su pasión por las carreras no sufrió un ápice. Una dura rehabilitación durante el 2000 le permitió reaparecer en las pistas en 2001 en el marco del Campeonato Danés de Turismos, en el que participó durante una década. En 2001 fue tercero con Peugeot y al año siguiente logró el título; pocos esperaban esta sorpresa por parte de un piloto parapléjico. Se mantuvo en activo hasta 2011, siempre en el marco del campeonato danés, aunque en 2011 el certamen se unió con los de Suecia y Finlandia para formar el Campeonato Escandinavo. Sus cuatro últimas temporadas las disputó con los Seat León y con equipo propio.

Ya no corre, pero su pasión sigue intacta y la ha transmitido a su hijo, Noah Watt, que el pasado año debutó con la Fórmula 4 danesa, enrolado en el equipo del que fuera uno de los rivales de su padre, Jan Magnussen.

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