Wolff cuestiona los filiales con un tercer coche por equipo

Toto Wolff ha lanzado la propuesta de alinear un tercer coche para los pilotos jóvenes. Una solución ‘desesperada’ para dar continuidad a la saga de los ‘jóvenes pilotos’ de Mercedes.

"Si no somos capaces de ofrecerles un volante, quizás deba replantear al Consejo de Mercedes el poner punto final al programa de formación", dijo Wolff, a la par que descartaba la compra de un equipo para hacer su ‘Equipo B’, su ‘aula de formación práctica’, al estilo de lo que Red Bull hace con Toro Rosso.

La cuestión no es baladí, ni mucho menos. Señala hasta qué punto el tema de las pirámides de formación avaladas por los equipos están pasando por un periodo negro, en el que todo lo cuestionable debe cuestionarse. 

Las situaciones pueden ser muy distintas en uno u otro lugar. En Mercedes o Ferrari, la falta de huecos para ofrecerlos a quien los merece. En el polo opuesto está Toro Rosso. La famosa pirámide Red Bull, hasta hace poco el camino más claro para llegar a la Fórmula 1, se ha desmoronado. 

Tras haber roto muchos juguetes en busca del talento –Buemi, Alguersuari, Buemi...-, el equipo ha ido a pescar fuera con Max Verstappen, cuyo caso es particular y poco representativo, y recuperando a Brendon Hartley para cubrir el hueco que dejó la marcha de Carlos Sainz a Renault. 

Y ahora miran alrededor e incluso valoran r a Daniil Kvyat, el piloto al que ‘machacaron hace poco más de un año, subiéndolo al primer equipo para bajarlo de nuevo al filial tras su primer podio. Es así porque no tienen en su entorno a pilotos suficientes en quienes confiar. No acaba de creer en Dan Ticktum, que además tiene problemas con el carné por puntos de la superlicencia.

La propuesta del tercer coche de Wolff hay que entenderla profundamente. Ya tuvo que ‘devolver’ a Pascal Werhlein al DTM. Ahora no sabe qué hacer con Esteban Ocon… y tiene a un George Russell que pide paso.

Y, sobre todo, porque Wolff sabe que un segundo equipo es inviable. Y que colocar a sus chicos en equipos ‘cliente’ puede no ser la solución para que progresen debidamente y en la dirección y  evolución que Mercedes desea. 

Todo esto me recuerda a Fernando Alonso cuando llegó a la Fórmula 1. Un primer año en Minardi para aprender, de iniciación o selectividad. Y luego Flavio Briatore los sacó de allí "porque no tenía nada más que aprender y podrían viciarlo", para emplearlo un año como probador de Renault, sin correr…. Pero hoy esa vía no es ya posible, no hay test… Nadie podrá hacer 40.000 km de test en un año como hizo Fernando en aquel 2002.

Algo similar sucede en Ferrari. En Italia quieren que apueste por Charles Leclerc en lugar de Kimi Räikkönen. Y, a la par que da entrada a Antonio Giovanazzi en Sauber. Todo ello pese a que algunos señalan que Leclerc todavía necesitaría madurar un poco más, un año más para consolidar lo aprendido. Y los pragmáticos dicen Ferrari debe valorar hasta qué punto Leclerc sería una opción tanto o más eficaz que la de mantener a Kimi pensando en el Campeonato de Constructores.

Wolff tiene claro que difícilmente un gran equipo apostará por la incógnita de un joven en formación. No se pueden riesgos con vistas al Campeonato de Constructores. Y quizás el problema se vea agravado porque el saltó entre Fórmula 2 y Fórmula 1 es brutal, como si de primaria se pasara a la Universidad. 

Si me lo permiten, incluso McLaren se encuentra con esta elección en ciernes. Tiene a Lando Norris que pide paso, pero también a un Stoffel Vandoorne que ha sufrido mucho por el coche y por Alonso, pero que en el fondo no ha desmerecido -por mucho que se diga- frente a uno de los mejores pilotos de la historia. Y ya se apresta a darle 'pasaporte' a Nyck de Vries, de quien se pensaba iba a ser perla holandesa, herencia de Ron Dennis.

Wolff hace sus números. Un tercer coche puede ser algo más caro que pagar un volante en un equipo pequeño. Pero, a priori, mucho más interesante y rentable. Y sobre todo se lograría una parrilla más numerosa, 24 coches posiblemenente, y con más monoplazas competitivos.

Pero no creo que veamos ese tercer coche. Simplemente los equipos pequeños no lo quieren, lo impugnarán. Para ellos significaría sólo una cosa: perder posiciones en las clasificaciones de los Grandes Premios… aunque esos terceros pilotos no aportaran puntos para los Constructores. Y quizás harían menos interesante la 'venta' o 'alquiler' de volantes.

También están los falsos filiales. Son utilizadas como fuente de 'ingresos' complementarios. En los tiempos actuales, los equipos pequeños que se ven obligados a vender un asiento -o los dos- pueden recurrir a otorgar el título de 'piloto de pruebas', 'tercer piloto' o 'piloto de simulador'’, previó pago. Es cierto que ayudan posiblemente a la formación de un piloto, una suerte de 'master', y también a captar una cierta atención mediática. Pero no aseguran nada de cara al futuro… si no hay dinero para poder seguir apoyándolo.

La reflexión de Wolff adquiere así toda su crudeza y baño de realidad. ¿Qué sentido tiene formar pilotos que luego no vas a poder emplear? Qué sentido tiene formar, si no hay donde 'trabajar'. Resulta mucho más barato fichar… aunque ello quizás haga mucho más complicado que el talento sobresalga por encima de los medios. Eso sí, Wolff propone que existan límites a los pilotos del tercer coche, no más de dos años antes de emprender el vuelo a un asiento titular… ¡si es que hay uno libre! Desde luego la rotación de pilotos podría ser brutal con estas premisas.