98 OCTANOS

McLaren y la ceremonia de la confusión

01/07/2016 11:52

Mientras las declaraciones contradictorias se suceden y los resultados no llegan, las únicas palabras sensatas son las de Hasegawa: los podios, incluida alguna victoria, queda para 2018.

El miércoles está casi convencido de que se puede ganar. El jueves, marca el podio como objetivo. El viernes se conforma con el ‘top five’. El sábado muestra los puntos como objetivo alcanzable. Y el domingo…la cruda realidad se hace patente.

Esto se dijo en su día de Jenson Button en su época de Honda, antes de proclamarse campeón del mundo con Brawn en 2009. Parece perfectamente aplicable –salvo que los objetivos previos son más modestos– a lo que sucede con McLaren-Honda este año.

Antes de cada Gran Premio, Fernando Alonso y Jenson Button intentan aferrarse a cualquier detalle positivo. Las bondades que dicen tiene su chasis y aerodinámica –aunque la degradación de los gomas traseras parece evidente– o el hecho de que el circuito es menos exigente desde el punto de vista motor.

Las declaraciones de los pilotos contrastan muchas veces con las de los responsables de McLaren. Y las de estos, con las de los responsables de Honda. Y el discurso va cambiando conforme la evidencia de la pista van diluyendo las perspectivas previas.
Estamos asistiendo a la ceremonia de la confusión. Uno no está seguro que si las declaraciones corresponden al pensamiento real, al sueño deseado o a razones de marketing, de no declarase ‘muertos’ antes de entrar en combate.

De todo lo que se ha dicho últimamente, lo único –o lo más, si prefieren– sensato me parecen las recientes palabras de Yusuke Hasegawa: “Los progresos realizados con respecto al año pasado son importantes, aunque todavía no somos capaces de puntuar con regularidad. Pero somos optimistas de cara al futuro, de aquí a dos años será posible obtener podios y alguna victoria”. Y eso lo sitúa en 2018… o 2019, según se cuente.

Fernando lo fía todo a 2017. Los cambios de reglas de chasis y aerodinámica pueden redistribuir algunas cartas. Pero sobre todo la ‘abolición’ del sistema de ‘tokens’ o ‘comodines’ que permitirá disponer de un motor enteramente nuevo. “En la actualidad nuestra potencia eléctrica está a la altura de nuestros rivales. Podemos concentrarnos en rehacer el motor térmico”.

Como apuntaba recientemente Enrique Scalabroni, cuando se recuerdan los invencibles McLaren-Honda de finales de los 80 o inicios de los 90, se olvida de que no todo fue llegar y besar el santo. McLaren era ya un gran equipo y Honda había tenido un inicio difícil con Spirit, rompiendo motores, y con Williams en 1983 y 1984. Los resultados llegaron en 1985 con Williams y en el 87 se sumó Lotus; McLaren sólo llegó en el 88 cuando el motor era ya el mejor de la F1. Y en el 89, cuando se abandonó la tecnología turbo en benefico de los V10, Honda comenzó a trababajar en igualdad de condiciones que sus rivales. No es el caso de ahora, cuando la marca japonesa ha iniciado la andadura al menos con un año de retraso y además con las posibilidades de desarrollo estaban limitadas.