Holden Dealer Team: el rocambolesco AMG de las antípodas

Cada día es menos extraño encontrar que una marca de automóviles lance un producto muy especial y picante, derivado directamente del departamento de competición. Toyota lo ha hecho recientemente con la firma Gazoo Racing, Peugeot hizo lo propio hace años con el 208 by Peugeot Sport y qué decir de Cupra, quien ya se ha vuelto una firma independiente.

Recientemente se ha conocido que GM clausurará todas las operaciones de Holden en a partir del año 2021. Holden es la última firma oriunda de Australia que queda operativa en el comercio general, con una trayectoria de más de 160 años, algo que ha supuesto un duro palo para los aficionados. Una de las épocas más prolíficas y recordadas, que incluso dio lugar a una submarca deportiva, tuvo su origen en su equipo de carreras.

El 'Holden Dealer Team' –más conocido como HDT– fue el equipo de carreras semioficial de Holden desde 1969 hasta 1987, cuyos mayores éxitos sucedieron en el campeonato de turismos australiano, los conocidos V8 Supercars de hoy en día. En 1980, el equipo, en ese momento bajo propiedad del icónico piloto Peter Brock, se diversificó para producir también Holden modificados para calle que distribuyeron en concesionarios oficiales a través de la marca 'HDT Special Vehicles', con permiso incluido de la casa madre.

Los vehículos de carretera construidos por HDT se ganaron rápidamente muchos seguidores. Hasta mediados de la década de los 80, se produjeron varias versiones altamente prestacionales del Commodore –sedanes con base Opel–, algunos de ellos con homologación especial para cumplir con la normativa de carreras de aquel momento.

Holden VK Commodore SS, con 241 caballos y 419 Newton metro

UN DECLIVE ALGO EXTRAÑO

En su momento gozaban de gran admiración y se podía decir que eran un éxito, pero el declive comenzó después de que Brock presentase un dispositivo al que denominó como ''Polarizador de Energía'' para sus vehículos. Se trataba de una caja negra que contenía un fragmento de cristal flanqueado por imanes y del que el propio Brock aseguraba que servía para mejorar la eficiencia del combustible y el comportamiento de cualquier coche. Ya fue considerado como pseudociencia por Holden y la mayoría de la comunidad automovilística australiana, pero eso no fue todo.

En febrero de 1987 lanzaron un nuevo modelo, el Director, basado en la serie VL del Commodore, que incorporaba no solo aquel ''polarizador'', sino también un nuevo sistema de suspensión trasera independiente desarrollado por ellos mismos sin la aprobación de Holden. El coche hacia gala de un equipamiento casi de lujo con asientos de cuero, inserciones de madera e incluso teléfono. La intención del equipo era vender el coche en el resto del mundo para hacer la competencia a AMG y al departamento BMW Motorsport. Pero cuando Holden pidió explicaciones a Brock, éste se negó a suministrar un ejemplar a la marca para la realización de varios test y, puesto que la firma no aseguraba que se fueran a cumplir las garantías sobre ningún automóvil modificado por HDT, decidieron desentenderse del preparador y de Peter Brock en aquel mismo año. Solo se llegaron a fabricar 12 unidades.

Peter Brock junto a su criatura, el VL Director, con cerca de 310 caballos

Durante el resto de ese año el equipo pasó a llamarse 'HDT Racing P/L', nombre que definitivamente desapareció en 1988 cuando Brock firmó un contrato con BMW para dirigir su equipo de carreras. Holden por su parte se asoció con 'Tom Walkinshaw Racing' –ganadores de Le Mans con Jaguar– y creó 'Holden Special Vehicles' –más conocida como HSV– y que se convirtió en el departamento oficial para los modelos más prestacionales, estos sí, aprobados por fábrica e igualmente con homologación de Grupo A.

Con el tiempo, Brock vendió su negocio de coches de calle, un negocio que, sin embargo, y bajo diversas titularidades, ha continuado con la tarea de modificar Holden hasta día de hoy. Recientemente incluso sacaron una serie especial denominada ''Heritage Retro'' en homenaje a los primeros modelos del preparador .

En cuanto a los originales, se construyeron un total exacto de 4.246 ejemplares, y todos ellos tienen un lugar destacado en el corazón de los entusiastas del motor australiano. No es raro ver estos vehículos venderse por más de 37.000 euros al cambio o incluso entre 50.000 y 90.000 euros para ejemplares poco usados y en buenas condiciones. Destacar también que, además de los ejemplares de serie, también se realizaron varios ''one-off'', el más importante de ellos fue el Monza  –basado en el Opel homónimo– , que con 246 caballos estuvo cerca de entrar en producción en la línea de Holden.

Brock tuvo no obstante un final más aciago. Falleció el ocho de septiembre de 2006 al chocar su vehículo mientras disputaba un rally. Durante sus años de carrera, Brock cosechó 48 victorias y 57 Poles. Obtuvo 9 victorias en los 500 kilómetros de Sandow y otras 9 en los 1000 kilómetros de Mount Panorama, en Bathurst, lo que le valió el apodo de ''rey de la montaña''. Sus logros le llevaron a ganarse la Medalla del Deporte Australiano y a ser nombrado miembro de la Orden Australiana. Tras su fatídico accidente, el trofeo de los 1000 kilómetros de Bathurst, la carrera más importante de la temporada de los V8 Supercars, lleva el nombre de Peter Brock en su honor.