¡Ahora, con vídeo!: Probamos el Ford Explorer... ¿por qué comprarlo antes que el Volkswagen ID.4 si salen del mismo molde?

Estamos de acuerdo en que reutilizar el nombre Explorer no llega al nivel de polémica que generó en su día el Mustang Mach-E o más recientemente el Capri. Estos dos últimos no tienen nada que ver con los originales. Nuestro protagonista de hoy, algo. Pero sin duda ante lo que estamos es una estrategia de marketing clara. ¿Se hubiese hablado de estos modelos tanto de haberse denominado de otra forma? Seguro que no.

Dicho esto hay que situar al Explorer eléctrico. Se trata de un SUV del segmento C que mide 4,46 metros de largo. Eso le enfrenta a modelos como el Peugeot E-3008, el Skoda Enyaq o el Volkswagen ID.4. De hecho, con estos dos últimos está emparentado, ya que todos ellos nacen de la plataforma MEB. No obstante, eso no impide que tenga una personalidad propia, tanto por diseño como por comportamiento.

Estéticamente comparte un importante detalle con el Explorer que conocíamos hasta ahora. La sensación de presencia que transmite. En el frontal la parrilla, ciega, es totalmente vertical, y tiene en una franja negra con el nombre del coche incluido que une las ópticas el punto que rompe con la monotonía, además de dar un toque aventurero. Las llantas dejan claro que este Explorer es un SUV sin intenciones todoterreno, ya que pueden ser de entre 19 y 21 pulgadas –la unidad que hemos probado tenía las intermedias–. Son grandes, sí, pero quedan bien integradas en el diseño del coche, como también lo hace la abrupta caída del techo hacia el portón del maletero, presidido por un spoiler. En resumen, Ford ha sabido crear algo con personalidad propia y marcada a pesar de compartir molde con las opciones que presenta el Grupo Volkswagen.

El interior del Ford Explorer tan sólo recuerda en algunos detalles al del ID.4, como por ejemplo el cuadro de mandos de 5 pulgadas. Es pequeño, sí, pero no se necesita más y se ve perfectamente tanto por disposición como por resolución. Para compensar ya está la pantalla multimedia, vertical y de 14,6 pulgadas. Además se puede mover para descubrir un hueco portaobjetos situado detrás que ni siquiera hace sospechar de su presencia. El infoentretenimiento funciona correctamente, aunque siempre echaremos de menos la presencia de botones físicos para controlar algunas funciones. Al menos, eso sí, en la parte baja de la pantalla está siempre visible el climatizador, con lo que su manipulación es sencilla.

De serie el Ford Explorer trae unos asientos con el reposacabezas integrado que sujetan bien en todas las situaciones, además de ser bastante cómodos. Por si no fuera suficiente, siempre se puede optar por los opcionales con certificación AGR. El confort se traslada a la parte trasera, donde al igual que en la delantera el espacio es generoso para dos adultos –juega en ello un papel importante el suelo totalmente plano–. Además, esta parte del coche es muy luminosa si se cuenta con el techo solar panorámico, que mide más de un metro de largo. Por su parte, el maletero es de 470 litros y tiene un doble fondo para guardar los cables de carga. Es algo más pequeño que el del ID.4 pero suficiente.

LA VERSIÓN DE 286 CABALLOS ES CLARAMENTE LA MEJOR OPCIÓN

El Ford Explorer se acabará por ofrecer en tres versiones diferentes. La de acceso, que se venderá desde diciembre, tiene un motor con 170 caballos con una autonomía de 52 kilovatios hora para homologar una autonomía de algo menos de 400 kilómetros. Por encima está la que hemos probado y creemos más adecuada, también con un motor, 286 caballos de potencia y una batería de 77 kilovatios hora para llegar a una autonomía de hasta 602 kilómetros. La opción más capaz tiene dos motores, 340 caballos y una batería de 79 kilovatios hora para homologar 566 kilómetros.

Los 286 caballos de la variante intermedia del Explorer son más que suficientes como para afrontar cualquier reto diario. Incluso con el modo de conducción sport –están el normal, el eco, el sport y el individual– se puede uno divertir notablemente. Por tanto, pagar el precio extra del Explorer de tracción total y asumir su menor autonomía es prescindible. Además, lo normal es que el mencionado modo deportivo no se utilice más que en ocasiones especiales. Por mucho que se haya trabajado en su comportamiento dinámico, el Explorer no está pensado para correr en las curvas.

Para hablar del gasto energético real del coche habría que hacer una prueba más amplia que la realizada durante la presentación del coche. Eso sí, ya os aseguramos que alcanzar los mencionados 602 kilómetros de autonomía oficiales en la variante testada no es sencillo si se hace una conducción normal. En tal caso, estimamos un rango de unos 450 kilómetros entre cargas.

Una de las grandes diferencias de este modelo con el Volkswagen ID.4 es la ausencia de una suspensión adaptativa. Tampoco hace falta. Ford ha optado por un reglaje firme que permite sujetar bien el coche incluso cuando las inercias amagan con aparecer pero justo hasta el punto previo a generar incomodidad. Seguramente se podría haber relajado un poco este punto, pero a un servidor le ha parecido un buen compromiso.

Destacable es también el tacto de la dirección, suave y precisa. No tanto el del freno, que si bien es constante en su recorrido –lo que permite no caer en imprecisiones–, no resulta natural. Se nota demasiado que bajo el pie hay mucho más que un sistema hidráulico. Eso sí, tenemos una posición B que nos permite que el coche decelere bastante cuando se levanta el pie del acelerador, lo que reduce la necesidad de pisar el pedal izquierdo.

UN BUEN COCHE DISPONIBLE DESDE 41.800 EUROS

El Ford Explorer tiene un precio de lanzamiento de 41.800 euros, descuento de la marca incluido, para la versión de 170 caballos. De momento el coste inicial corresponde a la de 286 caballos, que empieza desde 46.550 euros, mientras que la de 340, la única que no puede acogerse al Moves, da el pistoletazo de salida en 55.850 euros. Son unas cifras ligeramente superiores a las del Volkswagen ID.4 e inferiores a las del Skoda Enyaq –este último sin opción de equipar el motor de 170 caballos–.

¿Es un vehículo a tener en cuenta? Sí, desde luego. De hecho Ford espera que sea su eléctrico de volumen. Está en la misma línea de precio que sus rivales y, respecto al resto de los que parten de la plataforma MEB, tiene personalidad propia. Tanto por su imagen como por su comportamiento.