La F2 quiere un calendario más racional, sin un parón de tres meses

Entre la cita de Monza, del 1 a 3 de septiembre, y la de Abu Dabi, del 24 a 26 de noviembre median casi tres meses, 81 días para ser más exactos, un tiempo excesivo que es malo para los equipos, para los pilotos e incluso para la imagen de la categoría.

En ese periplo de tiempo, la Fórmula 1 está fuera de Europa, primero en Asia y después en América. No parece de recibo seguirla en una o dos de estas citas. Se trataría pues de una carrera ‘aparte’, no coincidente con un Gran Premio como las restantes, una prueba en la que fuera la gran protagonista del meeting.

Bruno Michel, el promotor de la categoría, está de acuerdo en principio, pero ve dificultades.  “No estoy contento con esta brecha tan grande porque, o tenemos un ganador tres meses antes del final de la temporada, o no tenemos un ganador, pero mientras tanto todo el mundo se olvida de lo que está en juego en la última carrera. Así que no es bueno”.

Michel está estudiando diversas posibilidades, pero no quiere sumar más carreras fuera de Europa por razones de costes.  De hecho, una carrea más ya entraña costes extras importantes. “Ya tenemos cinco extraeuropeas en la Fórmula 2 y queremos tener cuidado de no terminar con demasiadas de ellos”.

Está claro que el calendario actual está descompensado. Tres cuartas partes del Campeonato tienen lugar antes del tradicional parón veraniego, de forma que la segunda parte del año está casi huérfana de carreras.

Hacer más carreras es caro. Ir en solitario es más caro que hacerlo con la Fórmula 1. Pero saltar de continentes es mucho más caro… salvo que se suprima Australia y se opte por ir a una de las pruebas americanas de final de temporada, Austin, México o Brasil.

Hay que remontarse a 2017 para ver a la entonces llamada GP2 hacer una carrera independiente, en Jerez. Dos años antes, la GP2 acudió a Baréin, pero acompañando al WEC. Desde 2005, sólo en diez temporadas ha habido carreras fuera del ‘paraguas’ de la Fórmula 1.