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Se está viendo venir. Si hasta ahora había tres mundiales, el de los ricos, los pobres, y los de la clase media, en este 2014 va a haber dos: los que tengan motor Mercedes y los demás. Si donde el vino de Jerez andábamos cogiendo moscas por aquello de que todo estaba nuevecito, las pruebas de Bahréin empiezan a mostrar el color de las cosas y ese es que a cuatro jornadas de tests y tres semanas de la primera parrilla en Melbourne, si quieres comerte algo este año, tendrás que tatuarte una estrellita en el lomo. Se habla de una superioridad que ronda los 40-50 caballos, lo que equivale a unos 15 kms/h más en una recta de tamaño medio (imagínate en Malasia con dos, o Monza) y una patada extra en el serete en todas las salidas. 

Cuando uno era crío e iba al cine a ver pelis de Mazinger Z, de Godzilla o de Star Wars temía cual vara verde a que en vez de que te pegasen un escopetazo tipo Harry 'El Sucio', te endiñaran con el rayo verde de un trabuco espacial. Siempre imaginabas que el calambrazo te podría dejar seco, tieso, o lo que es peor: te vaporizara el celebro. Los arcabuces espaciales lanzan rayos, lo mismo que catódicos son los rayos que lanzan contra tu careto las televisiones que maneja Bernie con un mando a distancia, y que según el perfil del ganado que recibe su señal, nos pone un pasto u otro.