Prueba del Cupra Terramar: el Formentor para las familias está listo para triunfar, pero le falta una versión más deportiva

La palabra clave de este coche es ‘espacio’. Es seis centímetros más largo que el Formentor y siete centímetros más alto, y todo esto se traduce en un crecimiento importante del maletero.. Gana 90 litros de capacidad y se dispara hasta los 540 litros, ampliables hasta los 642 litros en caso de recurrir al doble fondo que tiene. Esto, comparado con los 450 litros del Formentor, lo convierte en una alternativa atractiva para personas a las que les seducía el Formentor, pero que no podían comprárselo porque no se ajustaba a su día a día.

Es cierto que el maletero tiene dos asteriscos que es importante tener en mente. El primero es que, para alcanzar su capacidad máxima, es necesario desplazar hacia adelante la segunda fila de asientos –y el resultado son unas plazas que tan sólo son aprovechables por bebés, por el nulo espacio para las piernas–. El segundo, que los híbridos enchufables tienen algo menos de espacio –400 litros ampliables a 490, aunque sigue siendo un paso adelante frente a los 345 litros de las versiones PHEV del Formentor–.

La primera impresión que uno tiene al subirse al Cupra Formentor es que es un SUV relativamente bajo. Es cierto que sus 1,57 metros de altura lo sitúan siete centímetros por encima del Formentor, pero sigue siendo un coche mucho más bajo que la competencia: es siete centímetros más bajo que un Mercedes-Benz GLB, seis más que un BMW X1, dos más que un Audi Q3. Y eso es una sorpresa agradable, porque permite una posición de conducción especialmente dinámica y deportiva para este segmento y esta ventaja es perceptible independientemente de qué motorización escoja el comprador.

El Terramar sigue así el mismo ejemplo del Formentor, que a su vez también es más bajo que los coches con los que compite. De modo que aquellos que temieran que Cupra iba a perder su ADN por hacer un coche de corte familiar se van a llevar una grata sorpresa, porque verán que han conseguido un coche que aúna como ninguno lo mejor de los dos mundos. El Formentor siempre tendrá un plus por ser más bajo y pequeño, pero el Terramar es un más que digno hermano mayor.

El interior nos resulta muy conocido. Las ideas del puesto de conducción son las mismas que en el Formentor, con la excepción de un pequeño cambio en la consola central que es para mejor: el control del cambio automático ha desaparecido de la zona central y se ha trasladado a una leva situada detrás del volante. Esto a su vez libera un espacio de almacenaje que es muy bienvenido y que convierte la primera fila de asientos en aún más habitables que en la anterioridad.

El diseño exterior pierde la línea SUV coupé, que es lo que había atraído a tantos nuevos conductores de SUV hacia el Formentor. Aun así, el techo del Formentor todavía conserva una ligera caída a partir del pilar B y proporciona una silueta particularmente atractiva para un coche familiar. La parrilla delantera y el paragolpes trasero –con las salidas de escape directamente en el suelo, en vez de quedar expuestas a la vista– son distintos, pero el resto de conceptos son básicamente los mismos que los que ya conocíamos en el superventas de Cupra.

Nosotros condujimos el Terramar VZ de 265 caballos de potencia con motor de gasolina sin electrificación, pero la gama también cuenta con un gasolina de 204 caballos, dos híbridos enchufables con más de 100 kilómetros de autonomía –204 y 272 caballos– y un microhíbrido de 150 caballos que se convierte en la puerta de entrada al modelo. En el momento de la publicación de estas líneas, el precio de este último apenas supera la barrera de los 44.000 euros.

En orden de marcha, es fácil identificar en el Terramar los rasgos de su hermano menor. Uno es la bipolaridad de su motor, que puede ser silencioso o estruendoso según lo que le indique el conductor. En una conducción relajada, el coche es extremadamente silencioso y no hace apenas ruido aerodinámico a velocidades de autopista, lo cual es remarcable dado que ha crecido siete centímetros en altura. Ahora bien: en los modos de conducción más deportivos, el sonido del motor cambia por completo y el Terramar VZ ruge y demuestra su poderío. Esa capacidad de compaginar ambas personalidades en un mismo cuerpo también viene directamente del Formentor.

En carreteras sinuosas, el coche es extremadamente balanceado. Es un coche más alto, pero el centro de gravedad es bajo y el coche transmite confianza. Se mantiene adherido al suelo en las curvas en apoyo sin hacer ningún amago extraño y sigue permitiendo disfrutar de una conducción ágil, como su hermano pequeño, aunque ahora con un cuerpo más grande y pesado. El cambio automático es preciso en cada momento, pero detrás del volante contamos con dos levas que permiten un control manual para tener una mayor conexión con el coche en cada instante.

El Cupra Terramar tiene todos los ingredientes para ser un éxito. El Formentor se ha convertido en uno de los coches más populares y deseados del momento, pero se puede quedar corto para familias. El Terramar, sin embargo, conserva todo lo bueno de su predecesor y ofrece un maletero mucho más amplio que lo convertirá en una opción útil y viable para familias. No conserva la línea SUV coupé, pero su diseño es imponente y su posición de conducción, más baja que la de los rivales, proporciona un nivel de conexión con la carretera especialmente único. De momento solo echamos en falta una versión más potente: Ateca, Formentor y León nacieron con 300 caballos en el catálogo así que, ¿qué tendrá preparado Cupra para el Terramar?