Curiosidad

Un semáforo de Alemania lleva más de 30 años en rojo

09/10/2019 12:10

Un semáforo lleva 32 años en rojo en la ciudad de Dresden. Vio la caída de la Unión Soviética y la reunificación de Alemania, y permanece impasible al paso del tiempo fruto de una disposición urbanística caprichosa que explica su existencia.

El susodicho se encuentra en la calle Ziegelstraße, en una intersección con las avenidas Gerostraße y Güntzustraße. Lejos de poner a prueba la paciencia de los conductores, sí obedece a un criterio de ordenación del tráfico.

Los coches que se acercan al semáforo se encuentran antes una señal de ceda al paso y un sentido obligatorio de giro a la derecha, que les ‘condena’ a llegar al cruce y unirse necesariamente a la vía Güntzustraße.

El semáforo siempre está en rojo, pero incorpora una flecha verde sobre fondo negro que indica que todo vehículo que se acerque debe girar a la derecha para incorporarse a la avenida adyacente.

A pesar de lo caprichoso de la situación, los responsables de Tráfico argumentan por qué era necesario establecer esta disposición.

"La legislación en lo referente a Transportes indica la necesidad de disponer de un plan exacto para los semáforos", explica un portavoz el medio alemán The Local.

"Dado que el semáforo en verde indicaría que los coches pueden proceder, todas las señales que entren en conflicto con ésta deben ser en rojo. Eso incluye el semáforo de Ziegelstraße".

"El semáforo en rojo te indica que has de detenerte en la intersección. Cuando te has detenido, puedes girar a la derecha si ves una flecha verde sobre fondo negro".

"Dado que en la Ziegelstraße uno tan sólo puede girar a la derecha, podemos hacerlo sin necesidad de usar el semáforo en verde".

"Mientras la calle Ziegelstraße desemboque en la intersección, no podemos prescindir de las señales de tráfico. La señal de Stop no se corresponde con los semáforos y no siguen la misma normativa".

Se estima que el mantenimiento anual del semáforo cuesta 5.500 euros al erario público, lo que eleva los costes de su vida útil por encima de los 170.000 euros. Esa conservación incluye la sustitución de las tres bombillas, también la ámbar y la verde a pesar de su nulo uso.

Puede que como señal de tráfico sea innecesaria, pero como atractivo turístico es impagable.