curiosidad

Las mujeres conductoras, culpables en Turkmenistán

José Miguel Vinuesa
13/01/2018 10:28

Centremos un tema descentrado. Turkmenistán. Un Estado presidencialista que se encuentra en el Asia Central, y a las orillas del mas Caspio. A su frente, Azerbayan, y a sus lados, por el norte Uzbekistán y al sur Iran. Formó parte de la URSS hasta 1991, tiene 5 millones de habitantes y un desierto –Karakum- que ocupa casi todo el territorio. ¿Estamos centrados? Pues resulta que su presidente quiere prohibir a las mujeres conducir.

El presidente turcomano Gurbanguly Berdimuhamedow, que hace pocas semanas decidió prohibir los coches negros en su país porque no le gustaban, se ha descolgado con otra decisión absurda, propia de alguien imbuido en el poder absoluto y que inyecta su retrógrada ideología en su país, como la de que las mujeres deben dejar de conducir porque son las causantes de los accidentes.

Es decir, el clásico y denigrante ‘mujer tenías que ser’, pero en versión gubernamental. En pleno siglo XXI, en un país que podría, y debería, ser moderno, o al menos tender a la modernidad, y que siendo la cuarta reserva mundial de gas y petróleo del mundo, pobre no es. Pues resulta que el Ministro de Interior, que sin duda es otra eminencia que glosarán los libros de historia de la humanidad por sus aportaciones a la evolución, advirtió al presidente de la responsabilidad femenina en los accidentes de tráfico.

Por supuesto, el diligente presidente no dejó pasar la oportunidad de abrir una investigación profunda sobre la cuestión, y comenzó una batería de llamadas a las mujeres de su país, en las cuales se hacen indagaciones detalladas sobre cuándo obtuvieron las mujeres el permiso de conducir, con cuántos intentos pasaron el examen, quién pagó la compra del automóvil y qué fondos se usaron para dar servicio al vehículo. Claro que, al menos algunas de esas dudas debería saberlas el Estado, si fuera moderno, por supuesto.

El caso es que tras la llamada, las autoridades advierten a las conductoras con menos de cinco años de licencia, que deben volver a presentarse al examen. Paran a las mujeres al volante, y confiscan en el acto el carnet y envían el coche al depósito. Seguramente si una mujer conduce un coche negro, la reacción es más tremenda, puesto que debe ser visto como un demonio en pleno aquelarre, por lo que a buen seguro los agentes supervivientes sacrifican unicornios en acción de gracias.

Es absurdo hasta decir basta. Y si no fuera real, muy real, hasta podríamos reírnos de esta noticia propia de los compañeros de El Mundo Today. Pero es real. En pleno siglo XXI. Luego vienen los lloros, los gritos de libertad y de igualdad, mientras se golpea de una manera absolutamente ridícula a los derechos de la mujer, que de malas conductoras tienen lo mismo que el presidente turkmeno de buen presidente: nada.

Si Bertha Benz levantara la cabeza, cogería el Benz Patent-Motorwagen, lo pintaría de negro, se iría desde Mannheim hasta Asjabad y le demostraría a este personaje, que a fuerza de histrionismo se está haciendo famoso, que es de lo más patético que a día de hoy se puede uno encontrar en el planeta. Las mujeres turkmenas deberían enfrentarse a esta decisión.