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Le Mans '66: Historia del automovilismo para todos los públicos

08/11/2019 18:03

SoyMotor.com ha asistido al preestreno de Le Mans '66 una semana antes de su puesta de largo oficial. ¿Qué nos ha parecido la adaptación cinematográfica de una de las historias más célebres del mundo del motor?

El día 15 de noviembre está marcado en rojo por muchos aficionados al mundo del motor. Entonces se estrenará en todos los cines españoles Le Mans '66, conocida en otros países como Ford vs Ferrari. Es, ni más ni menos, la historia de la creación del Ford GT40 y de cómo la marca del óvalo logra acabar con la hegemonía de Ferrari en la mítica carrera de resistencia. Dirigida por James Mangold, responsable de otras películas como 'Interrupted' o 'Logan', ¿se trata del típico film grandilocuente contado desde el punto de vista desde los americanos o se ajusta fielmente a lo ocurrido?

Le Mans '66 ha conseguido llegar a un equilibrio perfecto en el que el público general se sentirá muy satisfecho con el resultado –los aproximadamente 150 minutos que dura la película no parecen tal– sin que el aficionado de toda la vida tenga mucho de qué quejarse. Sí, es cierto que en todo momento da la sensación de haber un héroe, Ford en este caso, y un villano, Ferrari, pero sin llegar a faltar a la verdad en ningún momento. Tan sólo pueden llegar a sobrar algunas escenas en las que los mecánicos del 'cavallino' parecen demasiado caricaturizados, si bien se pueden tomar esos escasos momentos como dosis de humor que relajen el tenso ambiente de las carreras. Eso sí, las escenas de competición pura y dura se alejan bastante del realismo que a muchos les hubiese gustado ver. No llegan a ser lo que ofrece la saga Fast&Furious, pero se acercan más a ella que a lo que vivieron los pilotos en Le Mans a mediados del siglo pasado.

La historia contada es bastante fiel a la realidad sucedida, aunque ciertos matices son mejorables. Por ejemplo, el conflicto que originó finalmente el proyecto de Ford en Le Mans, es decir, la fallida compra de Ferrari por parte de los estadounidenses, se cuenta de una manera excesivamente ligera que, además, deja de lado a algunos actores principales como el gobierno italiano. Una mayor profundidad a la hora de haber tratado el germen de todo hubiese hecho que el público general entendiese mejor el empeño de Henry Ford II por hacerse con el trofeo de Le Mans. En el caso de no conocer bien la historia puede parecer que el mandamás de la firma del óvalo tomó la decisión de competir contra Ferrari principalmente por haber sentido su orgullo herido. Fue mucho más que eso.

Esto nos lleva también a comentar la figura del máximo responsable de Ford por aquella época, cuya representación ha levantado tantas ampollas entre su familia. La interpretación de Tracy Letts nos muestra un dirigente déspota y orgulloso que además tiene un punto de cobardía, algo que queda certificado cuando Henry Ford II se da una vuelta en el asiento del copiloto del GT40 con Carroll Shelby al volante. No daremos más detalles. Su hijo en la vida real, Edsel Ford II, considera que lo que se ve en la pantalla no tiene nada que ver con su progenitor.

Lo que sí merece aplauso es cómo se plasma en la película el diferente carácter de dos marcas como Ford y Ferrari. Los primeros son una empresa cuadriculada y estructurada cuyo organigrama choca frontalmente en muchas ocasiones con los intereses deportivos, mientras que los del 'cavallino' son pura pasión por el automovilismo. Esto último queda demostrado cuando cae la noche en Le Mans. Mientras que Henry Ford II se va en helicóptero a cenar a un restaurante de alto postín y a pernoctar, Enzo Ferrari permanece en la pista francesa. Incluso al final de la película, el magnate italiano reconoce la valía de Ken Miles, el protagonista interpretado por Christian Bale, a pesar de ser uno de los principales responsables de la debacle italiana.

Respecto a los actores, hay que destacar la actuación del mencionado Bale, que da vida al piloto Ken Miles, cuyo fuerte carácter es uno de los grandes hilos conductores de la historia. De hecho, su propio personaje demuestra lo difícil que puede llegar a ser lidiar con un piloto por parte de los jefes de equipo. Quizás en la cinta esté algo exagerado, pero no son pocas las estrellas del volante que han sido un auténtico quebradero de cabeza para sus jefes debido a lo individualista de su carácter. Igual de importante en la historia es la figura de Carroll Shelby, uno de los principales responsables del Ford GT40, si bien la interpretación de Matt Damon no llega a la altura de la del otro cabeza de cartel. Similar importancia debería haber tenido el personaje que encarna Jon Bernthal, el recientemente fallecido Lee Iacocca. Fue una de las claves para que el proyecto saliese adelante. De hecho, fue el primero dentro de Ford en proponer el ir a competir a las 24 Horas de Le Mans. Por desgracia, con el paso de los minutos su influencia en el devenir de los hechos y sus apariciones en pantalla disminuyen paulatinamente.

Otro de los puntos clave de Le Mans '66 es su ambientación, absolutamente brillante. Y no sólo por la cantidad de joyas automovilísticas que salen en la pantalla, sino por todo lo que rodea las carreras en sí. Desde el primer momento se deja ver un mundo menos profesionalizado que el de hoy en día, con talleres más parecidos a ellos mismos con su suciedad que a los quirófanos ambulantes que se acostumbran a ver actualmente. También una competición más pura, con mucha más importancia para el piloto. En este sentido, atentos a la escena en la que Miles prueba el GT40 con un pesado ordenador a bordo para recoger datos. Y el circuito de La Sarthe, que retrocede medio siglo en el tiempo para recordarnos el peligro de la época. En definitiva, una película para no dejar pasar tanto para un visionado en familia como para que los aficionados de siempre se sientan satisfechos.