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La industria del automóvil y el nudo gordiano eléctrico

10/10/2021 11:30

La crisis de los semiconductores que está paralizando la industria del automóvil ha hecho que pasara un tanto desapercibido otro detalle importante que puede poner palos en las ruedas a la transición hacia el uso de la energía eléctrica. México ha nacionalizado la producción de litio. Las enormes reservas que hay en el estado de Sinaloa no serán ofrecidas a las grandes multinacionales mineras, sino que serán explotadas por el país.

Todo ello en un contexto del alza del precio de la energía eléctrica hasta niveles nunca sospechados y que encarece los precios del transporte, y por si fuera poco la crisis de camioneros en Gran Bretaña es un problema añadido que se podría extender a otros países.

La tan cacareada como beneficiosa deslocalización está en entredicho. El descenso del precio de las baterías, anunciado e imprescindible para el éxito del coche eléctrico, está en peligro. Y la escasez de materias primas, muchas de las cuales tienen sus mayores reservas ubicadas en países de dudosa estabilidad o en China, abre muchos interrogantes. Ya no hablamos sólo de rutenio, iridio, cobalto, etc, sino incluso de otros más comunes como aluminio y cobre, cuyos precios se están disparado.

Los semiconductores se fabrican en la actualidad sobre todo en Taiwán y Corea. Hay dos grandes grupos que casi monopolizan la fabricación. En círculos económicos se habla que el descenso de pedidos de las marcas europeos,con producción ralentizada por el covid-19, ha sido compensando por el aumento de compras chinas, que han acaparado stock porque estos elementos nos sólo son claves para los automóviles, también para los teléfonos móviles, ordenadores, televisores inteligentes, etc.

En lo que a las baterías se refiere, tres productores aseguran casi el 70% del mercado: CATL, LG y Panasonic, porcentaje que sube hasta casi el 80% si tenemos en cuenta a BYD, el único fabricante de baterías que tiene, además, una marca de automóviles.

El tema de las baterías preocupaba a los fabricantes de automóviles. La mayoría de ellos están construyendo fábricas junto a sus factorías. Entre otras razones porque el peso de cada conjunto de baterías es un grave problema de transporte. Si pensamos que un pack de baterías puede pesar 300 kilos, un camión de 40 toneladas apenas podría transportar 100 unidades.

En Europa están trabajando para las gigafactorías de baterías. Pero ahora queda claro que se debe trabajar también para fabricar semiconductores. Y, por supuesto, en conseguir baterías que prescindan de metales y materiales raros, escasos y costosos, aunque sea sacrificando ligeramente su efectividad.

En este contexto, puede darse un replanteamiento total del paso al automóvil eléctrico. Esto, además, provocará una mayor demanda de energía eléctrica –también si se apuesta por el hidrógeno– y que no está claro que se pueda afrontar. En China ya se están dando periodos de corte eléctrico por sobredemanda.

El conjunto no es un problema de la industria del automóvil, sino un problema global que requiere una respuesta no ya de los estados sino europea. Y además rápida, tanto por términos económicos, de PIB, de crecimiento, como por la necesidad imperiosa de reducir emisiones de forma drástica y rápida.

Total, un auténtico nudo gordiano…. Y necesitamos nuestro Alejandro Magno que lo deshaga, cortándolo.