CURIOSIDAD

La historia de un mito: Lamborghini Countach

José Miguel Vinuesa
17/08/2021 09:29

El Lamborghini Countach es uno de los deportivos más espectaculares de todos los tiempos, producido entre 1974 y 1990, que dotó a la marca de un estilo personal que ha continuado hasta nuestros días y que todavía despierta admiración. Ésta es su historia.

Debemos remontarnos a finales de los años 60 del pasado siglo, cuando Automobili Lamborghini contaba con un modelo de por sí espectacular, el Miura, que sin embargo no estaba teniendo toda la buena acogida que el modelo merecía. Ferruccio Lamborghini decidió que, pese a que al modelo aún le quedaba vida por delante –llegarían las versiones S y SV–, era necesario un cambio para volver a superar a Ferrari y Maserati. Nombró a Paolo Stanzani director general de la marca a mediados de 1968, y desde ahí comenzó el nacimiento del Countach, denominado internamente Proyecto 112. Por cierto, ésta es la razón por la que tan sólo se van a fabricar 112 unidades del Countach LPI 800-4, la reencarnación del coche en el siglo XXI.

 

Con un motor V12 colocado en posición central trasera como base, tras los primeros estudios se envió el proyecto de diseño a Bertone, con Marcelo Gandini como diseñador principal, con una premisa clara: el nuevo coche debía sorprender, ser rompedor, un sueño. Allí, con Gandini a la cabeza, y el equipo formado por Fausto Boscariol, Eugenio Pagliano y Arrigo Gallizio, iniciaron el estudio queriendo tomar los prototipos de Le Mans como inspiración –el Lola T70 se menciona siempre como referencia–, y con la idea clara de un modelo en forma de cuña, para lo cual el Alfa Romeo 33 Carabo y los primeros bocetos del Lancia Stratos, son la base de partida.

Se trabaja en secreto, incluso en una granja cerca de Turín, Italia, en la que un agricultor descubrió a los técnicos trabajando, según cuenta la leyenda. Al ver el prototipo, el hombre exclamó "¡Countach!", una expresión en dialecto piamontés que viene a significar 'asombroso' o 'alucinante', lo que gustó a los diseñadores. Claro que la leyenda también dice que fue Nuccio Bertone quien lanzó esa expresión. La cuestión es que el nombre del modelo estaba decidido.

 

La presentación se produjo en el Salón de Ginebra de 1971, el modelo inicial, que se denominó LP500 Countach, en referencia a la posición del motor: longitudinal posterior de 5.0 litros. El motor era un V12, aunque experimental. El chasis es de tipo monocasco de chapa de acero muy delgada y soldada por puntos, con una sección posterior tubular ligera que ofrecía una gran rigidez torsional. El prototipo asombra, pero en realidad tiene un problema: la refrigeración para el motor es muy escasa pese a las tomas de aire, por lo que toca trabajar en ello.

 

De hecho, el aspecto tan radical del coche lleva a pensar a Ferruccio Lamborghini que, como idea conceptual es brillante, pero como coche de producción, inviable. Sí, era el coche de ensueño encargado, pero había ido quizás demasiado lejos. Durante tres años, tanto en Lamborghini como en Bertone se trabajó para demostrar que este coche era perfectamente realizable. Bob Wallace, probador de la marca, se encarga de desarrollar el coche con algunas mejoras, pero el motor de 5 litros explota a la media hora de pruebas. Por eso se optó por rebajar la cilindrada a 4 litros, además de perfeccionar la refrigeración. El modelo definitivo, con algunos cambios estéticos, está listo.

 

Tras mejorar el LP500, que quedará destruido en las pruebas de impacto obligatorias para demostrar su seguridad, en el año 1974, el Countach, ahora denominado LP400 por su motor de 4 litros V12 de 370 caballos, sale al mercado. Se trata de una bestia afilada, angulosa, baja, sin apenas visibilidad trasera, pero espectacular en cada punto. Con el habitáculo muy adelantado para permitir la colocación del motor lo más central posible y mejorar así la distribución de pesos. Del LP400 se producirían 150 unidades.

Cuatro años después de su lanzamiento llegó la versión LP400S, con retoques estéticos como pasos de rueda ensanchados o la posibilidad de colocar un alerón trasero en forma de V, además de contar con neumáticos más anchos. Sin embargo, todas estas evoluciones no mejoraron el rendimiento puro del coche, que era menos prestacional que el antecesor –siempre en términos relativos cuando hablamos de un deportivo de este calibre–. Sin embargo, la estética del Countach quedó definitivamente establecida con esta evolución que de la que se produjeron 235 unidades. El siguiente paso no podía ser en falso, sino que había que mejorar todo el conjunto para mantener al modelo en la cumbre de los superdeportivos.

 

Ese fue el LP500S de 1982, que veía aumentada la cilindrada de su motor a 4.7 litros que mantenía los 375 caballos, pero mejoraba el par motor, por lo que las prestaciones perdidas con los retoques estéticos de la anterior versión se recuperaban totalmente. Mientras tanto, el modelo era tan admirado que entre 1980 y 1983 fue el coche de seguridad oficial del Gran Premio de Mónaco, una jugada de marketing brillante aunque realmente innecesaria, ya que el coche hablaba por sí mismo, como las 323 unidades fabricadas del LP500S. Sin embargo, al Countach le empezaban a llegar rivales de altura, y uno de ellos era el Ferrari Testarossa de 1984, con un V12 de 5 litros capaz de alcanzar casi los 300 kilómetros por hora.

 

En esa lucha, Lamborghini dio el siguiente paso un año después, en 1985, con la llegada del magnífico 5000 Quattrovalvole, el epítome del modelo con 610 unidades producidas. La sublimación. Con el V12 aumentado a 5.2 litros y 455 caballos. Junto a ello, los carburadores se colocaban en la parte superior del motor en vez de en los laterales, así que la ya precaria visibilidad trasera quedaba reducida a cero. La clásica maniobra de abrir la puerta de tijera para aparcar se convertía en necesaria. Pero el coche volvía a ser la referencia. Claro, que en breve llegarían otros rivales: los Porsche 959 o Ferrari F40, que empezaban a dejar atrás al Countach, si no en aspecto, sí en rendimiento. El final del modelo se aproximaba.

 

Pero antes de eso, se lanzó la edición especial 25 aniversario en 1988, la quinta y definitiva evolución del coche, con la ayuda esta vez de Horacio Pagani. La introducción de partes de fibra de carbono en el interior y la carrocería fue toda una novedad que, obviamente, ayudó a reducir el peso y por lo tanto a hacer al Countach un poco más espectacular en sus reacciones. Porque el motor se mantuvo intacto, pero las mejoras introducidas en esta versión la establecieron como el techo del modelo. Ya no podía mejorarse más y, de hecho, fue la versión con mayor producción: 657 unidades. La hora del adiós se acercaba.

 

Sería dos años después, en 1990, cuando el Countach fue definitivamente sacado de la producción. Desde hacía un tiempo se trabajaba en su sustituto, que sería el Diablo, un modelo que en realidad no es sino una evolución, una modernización del Countach tanto en el estilo como en la tecnología.

No obstante, y aunque Lamborghini ha superado con creces al Countach con su producción posterior, es él el que tiene todavía la llave de lo que significa Lamborghini. Un diseño rompedor, una tecnología de vanguardia y un rendimiento impresionante. Por más que pasen los años, al Countach no le afectan. Es lo que tienen las obras de arte.