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Audi pide "valentía" para dejar la gasolina y el Diesel en 2040

26/04/2022 10:20

Audi espera y desea que a partir de 2040 ya no se comercialicen vehículos nuevos en Europa con motor de combustión.

Este objetivo es más conservador que el que se ha marcado la Comisión Europea, que quiere que esta ‘prohibición’ entre en vigor en 2035.

En última instancia, el objetivo es cumplir el objetivo de que el continente tenga una movilidad neutra en dióxido de carbono en el año 2050.

"Seamos valientes como europeos y marquémonos el objetivo de renunciar del todo a los combustibles fósiles a partir de 2040", ha declarado su consejero delegado Markus Duesmann en declaraciones recogidas por Automotive News.

Este objetivo de Audi no refleja la estrategia comercial de la marca, que ya ha dicho que a partir de 2033 dejará de vender vehículos térmicos en toda Europa. Esto también implicaría la desaparición de los híbridos.

El fabricante ya ha confirmado que 2026 será el año en el que debutará su último modelo global con motorización ‘tradicional’ y que en 2033 la gasolina y el Diesel desaparecerán de su red global de concesionarios.

Esto afecta a Europa, pero no a China. De hecho, en Audi prevén que ahí "la demanda siga más allá de 2033, de ahí que tenga una oferta de vehículos de combustión que se fabricará localmente".

2040 es por ende un deseo para el conjunto de la industria.

Es interesante recordar que en la cimera climática del COP26 se impulsó un acuerdo de la automoción que preveía que las marcas dejaran de vender coches de gasolina y Diesel en 2035 en los principales mercados, y en todo el mundo en 2040.

El Grupo Volkswagen –en el que se incluye Audi– no firmó dicho documento. Tampoco lo hicieron Toyota, BMW y Stellantis.

Otros fabricantes se muestran dispuestos a dar el paso si se dan las circunstancias adecuadas. Es el caso de BMW.

"No es que no creamos en la posibilidad de electrificar completamente a BMW, pero para que eso ocurra necesitamos unas condiciones que no podemos crear nosotros mismos", decía Thomas Becker.

BMW está preocupada por dos factores: el precio del coche eléctrico –que aleja la electromovilidad de una parte significativa de la población– y la falta de infraestructura de carga en determinados países europeos que todavía no han desplegado su red.