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Surrealismo en el WRC (II): cuando Fernando Capdevila hizo un tramo marcha atrás

02/04/2020 13:30

El Mundial de Rallies es un escenario que, a lo largo de su historia, ha vivido todo tipo de situaciones surrealistas. Algunas de ellas ya las hemos contado, pero la lista es prácticamente interminable. Fernando Capdevila y Alfredo Rodríguez pueden dar fe de ello, sobre todo por su inverosímil actuación en el Rally de Grecia 1991.

Fernando ‘Copi’ Capdevila es uno de esos polivalentes e incombustibles pilotos que guardan historias para aburrir. El tinerfeño comenzó su andadura en este ‘mundillo’ como  motociclista –ganó varios campeonatos en las dos ruedas–, para después pasarse al karting y, más tarde, enfocar su carrera deportiva en los rallies.

En la disciplina ‘off-road’ es donde más brilló el canario. En sus inicios, Fernando dominaba la competición en las islas y también comenzaba a destacar en el certamen nacional, lo que desembocó en un salto al Mundial en la categoría de coches de producción. También hizo sus pinitos en el Dakar.

En la temporada 1991, ‘Copi’ se proclamó subcampeón del Grupo N dentro del Campeonato del Mundo con un Ford Sierra Cosworth, pero el camino no fue fácil. Su buena actuación en el Rally de Portugal –cuarto de su categoría y decimotercero absoluto– no pudo ser refrendada en Córcega, donde vivió la primera situación rocambolesca de la temporada.

Las similitudes de las carreteras corsas con las de las Islas Canarias hicieron brillar a Fernando y Alfredo. De hecho, en el Tour de Corse marcaron su primer scratch y peleaban con los mejores hasta que una rueda mal apretada se salió… y Alfredo tuvo que hacer el resto del tramo en el maletero para tratar de hacer contrapeso y no dañar más el coche. Pero en la escala de lo inverosímil había un paso más, y llegó en el Acrópolis.

El rally comenzó con el pie cambiado para Capdevila y Rodríguez. Incluso antes del comienzo, en los reconocimientos el coche quedó estancado en una especie de arenas movedizas y, tras varias horas intentando sacarlo, tuvieron que buscar ayuda. Lo único que encontraron fue un bar con unos ancianos y, al no poder comunicarse con ellos –no dominaban el griego, claro–, se vieron obligados a pasar la noche allí.

Entonces llega la hora de empezar el rally con la superespecial de Anavissos, de sólo 4,48 kilómetros cronometrados. Uno de esos ‘tramos espectáculo’ muy de moda hoy en día en los que puedes ganar muy poco pero puedes perderlo todo. Y esta vez salió cruz. Justo en el inicio del recorrido, la suspensión delantera derecha se rompió en un salto y, cuando todo parecía indicar que tendrían que abandonar, ¡hicieron la superespecial marcha atrás!

El piloto canario se dio cuenta rápidamente de que, a menos que encontrasen una solución improvisada, no sería posible completar el recorrido por los daños en el coche. La solución la encontraron en la marcha atrás, aunque el coche fuese a regañadientes. Así que, como si de un videojuego se tratase –confieso, alguna vez lo he intentado en la consola–, deleitaron a los aficionados con una clase magistral de la reversa.

"Pedimos al preparador poder tener más caídas como llevaban Menem o Mohamed, y parió un invento nefasto. Modificó los ‘uprights’ cortando y soldando el material y no aguantaban. Lo cierto es que a poco de empezar el tramo espectáculo de Anavissos, en un salto, se partió el amortiguador delantero derecho y la rueda quedó debajo del coche. No había manera de terminar el tramo… hacia delante", explicó Capdevila en su momento, en una entrevista para Motor a Diario.

"Le dije a ‘Rodri’ que me avisara cuando se acercara otro piloto y me cantara lo que pudiera. Hice marcha atrás los 4,48 kilómetros de tramo y conseguimos al menos llegar a meta para reparar y poder salir en la etapa del lunes. Lo mejor fue que el helicóptero de Eurosport se puso a seguir nuestra ‘operación’ en directo y chupamos más cámara que Sainz o Kankkunen. ¡Nuestros patrocinadores nos recomendaron que lo hiciéramos más a menudo!", agregó.

Finalmente, Capdevila y Rodríguez consiguieron su objetivo y finalizaron la superespecial de Anavissos. Más tarde, el coche fue reparado y, como no podía ser de otra manera, por su cabeza sólo pasaba intentar una remontada a la heroica. Sin embargo, en el siguiente tramo –el segundo– volvieron a quedar fuera por el mismo motivo. A posteriori desvelaron que se trataba de un fallo de diseño en las manguetas.

Una vez concluido un Acrópolis repleto de infortunios, Fernando y Alfredo volverían a tener problemas mecánicos en otras tres pruebas a lo largo de la temporada –Argentina, Italia y Gran Bretaña–. No obstante, los buenos resultados de Portugal, Finlandia y sobre todo España –lograron la victoria de su categoría en la primera edición mundialista del Cataluña– valieron para proclamarse subcampeones en una temporada rebosante de anécdotas.