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Mazda MX–81: de vuelta a Europa 40 años después

07/08/2021 10:45

Bertone y Mazda vivieron una fructífera relación en los primeros años de vida de ésta, con el lanzamiento del 323, que podemos considerar como el predecesor del 3, y el Luce, su primera berlina de gran formato. El MX–81 era el ejercicio de estilo que la firma necesitaba para sacudir cabezas y que ha permanecido en el olvido los últimos 40 años hasta el día de hoy, cuando ha sido restaurado.

Daba comienzo la década de los 80, una década plagada de ejercicios vanguardistas y debilidad por el futurismo en los salones del automóvil y en las carreteras, por extensión. Mazda todavía se estaba haciendo un nombre, sobre todo fuera de las fronteras de Japón, por ello, volvió a contactar con la casa italiana Bertone, con quien ya había trabajado en los modelos 323 y Luce, para la creación de un prototipo que augurara el devenir de los coches de la marca.

En esta ocasión Giugiaro ya no estaba al frente, se había marchado para realizar su mayor creación, Italdesign, y fue Marc Deschamps, padre de otros prototipos de ensueño como el Lamborghini Athon o el Citroën Camargue, quien se puso a los lápices.

El resultado fue un automóvil de dimensiones compactas que resaltaba exteriormente por una superficie acristalada que no solo cubría todo el techo, sino que llegaba también por los laterales hasta la línea de cintura. No en vano, en Bertone lo denominaban Aria –aire–, por la gran cantidad de espacio interior que se desprendía de esta configuración. Las luces traseras integradas en el pilar C no tuvieron su cabida en el mercado prácticamente hasta la llegada del Ford Focus. Y es que se podría decir que el diseño fue adelantado a su tiempo, ya que en lo que respecta a Mazda, no se verían las líneas del morro hasta la llegada del 323F de 1989.

No obstante, no son pocos los que en el Aria ven trazos del Citroën BX diseñado por Gandini –también en Bertone– que llegaría un año más tarde y se mantendría en producción hasta 1994. El Cx, por cierto, era tan solo de 0,29.

En cuanto a elementos vanguardistas, destacaba el sensor trasero de aparcamiento que funcionaba mediante… ¡microondas!. Éstos estaban instalados junto a las luces de marcha atrás, en la parte baja de la zaga. La mecánica era un 1.5 litros cogido directamente del 323 coetáneo, aunque incorporaba un turbocompresor para erogar 130 caballos.

Por dentro y en la incansable búsqueda de la casa italiana por ofrecer la mayor amplitud posible, era donde se encontraba la característica más especial del coche, y es que éste no contaba con volante, al menos uno tal y como lo conocemos. Y es que hacía uso de un sistema de cintas plásticas alrededor de la supuesta columna de dirección que se operaban mediante su accionamiento. En el centro de todo ello se encontraba una pantalla –que no se sabe si alguna vez llegó a funcionar– y unos cuantos botones multifunción, sistema muy parecido a los que podemos ver hoy en día en la mayoría de vehículos.

Pero, ¿por qué es noticia este modelo a día de hoy? Resulta que después de realizar sus correspondientes periplos por los salones de Tokyo y Turín en 1981 y 1982 respectivamente, el MX–81 terminó en manos de la marca, donde fue olvidado hasta que alguien lo redescubrió el 14 de febrero de 2020 en un almacén de Fuchizaki, distrito de Japón, en gran estado de conservación.

Alguien decidió que sería buena idea recuperarlo para su 40 aniversario, de modo que los especialistas de Mazda pusieron a punto la mecánica, mientras la carrocería se enviaba a Superstile, empresa turinesa especializada en prototipado. El interior, excepto consola y suelo, fue desmontado y limpiado para eliminar los estragos del tiempo y las humedades.


Tras este proceso de restauración, el modelo luce como nuevo y, desde julio de 2021, se encuentra en exposición en el museo de la familia Frey dedicado a Mazda, ubicado en Augsburgo, Alemania. Una razón más para visitar esta estupenda exhibición.