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Cristina Gutiérrez y su tercer sueño Dakariano

26/01/2019 12:07

Se dice pronto. Tres Dakares. Puede parecer una mera cifra pero detrás de este número hay más de 17.000 kilómetros. Miles no, millones de dunas, sonrisas, lágrimas y por encima de todo, muchos sueños e ilusiones por cumplir. Quizá son estos dos últimos elementos la clave para que Cristina Gutiérrez haya completado su tercera aventura en el desierto.

Había muchas dudas acerca de si llegaría a participar en esta edición. Sin embargo, sus buenos resultados y su afán de mejora en las últimas dos ediciones han llevado a Mitsubishi España a confiar una vez más en una piloto que además de sacar lo mejor de ella en el desierto, tiene que compaginar todo esto con su profesión de odontóloga. Una vida entre dientes, coches y arena que una vez más por tercer año consecutivo, ha hecho que la burgalesa haya regresado a nuestro país con un gran resultado bajo el brazo y una sonrisa de oreja a oreja.

La clave de su éxito en esta tercera participación en el Rally Dakar han sido sin duda alguna, su constancia jornada a jornada al volante del Mitsubishi Eclipse Cross y su enorme compromiso con su labor. Ayudada por su copiloto Pablo Moreno y acompañada, como es ya costumbre, por todos sus seres queridos en 10 largos días bajo el calor del sol peruano, la burgalesa ha sacado un extra a su coche gracias a la gasolina inyectada por su padre, madre, hermano, pareja y tío.

Y es que Cristina ha quedado a las puertas de superar el muy ambicioso objetivo de finalizar el Rally Dakar dentro del top 25 en la categoría de coches. Pero a pesar de esto, es imposible poner pegas a la fantástica 26ª posición que ha cosechado en esta edición finalmente. De la 44ª plaza en 2017, pasando por la 38ª en 2018, la burgalesa vuelve a engrandecer sus registros. La cosa no se basa solo en números. Cristina demostró sus valores fuera de la pista al ser la única persona en ayudar a Gerard Farrés a salir de una duna donde había encallado después de dos horas. Nuevamente, un ejemplo de inspiración y de superación por encima del resto.

Quizá un inicio complicado le ha privado de alcanzar esa posición de ensueño. A partir de la segunda especial, la española fue cogiendo ritmo a los mandos del nuevo Eclipse Cross y demostró ser una las pilotos de nuestro país con mayor constancia a lo largo que se sucedían los días y los kilómetros en las dunas y el fesh-fesh del desierto de Perú. A destacar, su gran actuación en la séptima etapa donde muchos de los nuestros sufrieron mientras que ella mantenía la compostura de forma imperial.

La primera mujer española en terminar el Dakar en coches, nos ha dejado con muy buen sabor de boca durante toda la carrera. Ha sabido recomponerse de todos los problemas que han ido surgiendo en las especiales. La rotura de dos radiadores en el Eclipse Cross y la falta de aire acondicionado con una temperatura en el habitáculo de 60 grados han sido, posiblemente, los mayores contratiempos sufridos en una prueba que a pesar de su gran dificultad, la burgalesa ha sabido controlar a la perfección. Sus virtudes la han llevado a completar su tercer sueño dakariano y como recitaba Calderón de la Barca: "La vida es sueño y los sueños, sueños son". Muchos cumplidos y aún más por cumplir en el futuro.

Su mirada ya está puesta en el Dakar 2020, donde espera que Mitsubishi vuelva a hacer su entrada en la competición desértica y cuente con ella como piloto oficial. Sin duda, esto sería una gran oportunidad para ella a la hora de estabilizar su futuro en la prueba. Como hemos podido comprobar, Cristina no desaprovecha las oportunidades y por lo tanto, sería genial verle una edición más dejando huella en la arena en lo que se ha convertido ya en una reunión familiar obligada en estos últimos años.