Aniversario

Cincuenta años del circuito del Jarama

José Miguel Vinuesa
01/07/2017 13:03

El Jarama es el río más largo que atraviesa la Comunidad de Madrid, y lo hace de norte a sur, constituyéndose en un afluente para el río Tajo. En su discurrir, da el apellido a algunas poblaciones de la región, y en sus riberas se ambientó en el año 1955 una novela de Rafael Sánchez Ferlosio titulada, sencillamente, "El Jarama", en la que unos jóvenes madrileños pasaban un domingo al lado del río. Nadie podría imaginar en ese momento que esos jóvenes, doce años después, podrían acudir a otro Jarama los domingos para disfrutar de su ocio. Ese sería el Circuito del Jarama, que cumple ahora medio siglo de existencia.

En España, los circuitos de velocidad permanentes eran inexistentes, con excepción del ya por entonces abandonado Circuito de Sitges-Terramar, que se había inaugurado en 1923, pero que en 1955 tendría su última actividad, que ya era muy menor. Sí, el país había tenido o tenía grandes circuitos, pero eran urbanos: el de Lasarte en San Sebastián, Montjuic y Pedralbes en Barcelona, como más importantes. Pero faltaba una instalación moderna, permanente, en la que disputar competiciones de motor.

Esa ausencia era una inquietud también para dos personas: Jesús Sáiz y Guillermo Gil de Reboleño, el primero Consejero Delegado del RACE, y el segundo su Vicepresidente –además de Presidente de la Comisión Deportiva de la institución-. Ambos se conjuraron para erigir un circuito permanente, con un complejo deportivo complementario, en las proximidades de Madrid. Para ello, convencieron al entonces Presidente del RACE, el Duque de Montellano, de las bondades del proyecto. Y así, en la Asamblea General celebrada el 8 de febrero de 1964 se aprobó la construcción del circuito.