WRC, quién te ha visto y quién te ve

Es curioso que la especialidad esté decayendo precisamente cuando hay un promotor detrás de ella. Es algo que viene de lejos y que involucra a los organizadores de los eventos, ‘atados de pies y manos’ por unas reglas, por el costo creciente de la organización y las exigencias.

“Para interesar a los aficionados hace falta tener cosas que contar”, señala Cyril Abitebout. Es algo que me ha recordado a lo que Jaime Alguersuari ‘Senior’ señalaba siempre: tanto para motos como para coches es imprescisdible “la épica”.

Abiteboul, que viene de la F1 y que ahora es resposanle de Hyundai Motorsport, cree que los rallies están todavía a tiempo de reaccionar. “He estudiando todos los análisis de audiencia. No veo por ninguna parte la erosión de aficionados que sufrió la F1 y que ha recuperado con creces por diversas razones”. Estas razones no siempre son deportivas ni de lo que pasa en pista sino que hay diveresas historias, como lo que viste Lewis Hamilton, las relaciones entre los pilotos, las conversaciones entre piloto y muro, la vida privada de los pilotos, que prococan “muchas minihistorias que la F1 sabe explotar por diversos canales”.

Abiteboul cree que los rallies deberían ser capaces de crear las mismas micro-historias, incluso que hay mucho más que explicar “porque entre rally y rally la actividad es frenética”, hay mucho más que contar que los resultados de las pruebas.

Recientemente, durante el Rally de Estonia, pilotos y promotor hablaron de los cambios que debían darse en los rallies. Thierry Neuville es uno de los más beligerantes al respecto.

Hay tres problemas clave: formato, seguridad y las pocas marcas involucradas. Todo aderezado porque la ‘deslocalización’ de las pruebas, que han debido abandonar su nombre habitual por el de la país donde se desarrollan.

Por el momento sólo hay dos marcas y media en el Mundial, dos que són y una que está, es decir, dos que pelean por ganar y una que apenas puede ir más allá de limitarse a participar.

Involucrar a más marcas pasa, claramente, por abaratar la participación. Los mejores años del Mundial fueron, sin duda, aquellos en los que los mejores equipos privados disponían de material idéntico o casi al equipo oficial. Imposible hoy en día con las reglas Rally1.

Hay muchos que señalan que con coches Rally2, donde hay una docena de marcas involucradas, el espectáculo y la competición ganaría muchos enteros. Pero sobre todo, podría haber muchos más pilotos capaces de batallar por la victoria.

También es importante cambiar el formato. Los recorridos en bucle alrededor del ‘parque de trabajo’ son un lastre del que poco a poco parecen ir librándose algunas pruebas con las ‘flaxiasistencias’, pero que entonces ponen en cuestión la existencia de este Parque de Trabajo.

La acción tiene muchos parones, periodos muertos, que restan ritmpo… aunque es lo que permite ofrecer los tramos en directo. A costa de convertir a los rallies en un número limitado de sprints, en lugar de las épocas donde a la vez podían estar en marcha tres tramos. Organizativamente, volver a tener de 50 a 80 tramos, sin repetir casi ninguno, es hoy inabordable, pero limitar la jornada a dos pasadas por tres tramos sabe a poco muy poco.

¿Recuerdan cuando los rallies eran entre semana? Incluso eran de noche mayoritariamente, para interferir lo menos posible con el territorio. Entre semana no tenían que luchar contra tantos deportes ni contra otras especialidades del mundo del motor.

Si me lo permiten, es la misma diferencia que hay entre la cocina de una fonda de pueblo, con sus productos de proximidad y raciones generosas elaboradas como ‘toda la vida’, y algunos restaurantes de fama, de ‘nouvelle cousine’, donde se emplea más tiempo explicando un plato que saboreándolo y donde muchas veces al acabar uno se va con la sensación de haberse tomado un sofisticado apertiva y con ganas de preguntar “¿el entrante, cuando viene?”.

Hay mucho mucho trabajo por hacer. Y que no puede esperar. Dicen que el aquel “cualquier tiempo pasado fue mejor” es falto… aunque el WRC podría ser una de esas excepciones que, me decían en el cole, confirma la regla…. como el agua, que al volverse hielo aumenta de volumen, contra lo que es normal.