Supera los 720km/h con el coche que su padre construyó hace 50 años

En el Lago Salado de Bonneville, Thompson ha alcanzado una velocidad de ¡725,946 kilómetros/hora! en el recorrido de ida. En el de regreso fue algo más lento, por lo que el récord quedó establecido en 722,499, ya que es obligatorio hacer el recorrido en ambos sentidos y en el intervalo de menos de una hora. Ha superado así los 706,829 kilómetros/hora que George Poteet alcanzó con el Speed Demon.

De esta forma ha conseguido el récord que su padre había soñado medio siglo antes. Es cierto que el Andy Green y el Thrust 2 de Richard Noble superaron los 1.200 kilómetros/hora, pero con un coche ‘a reacción’ cuyas ruedas no traccionaban. Los Thompson usaron motores convencionales a pistón y tracción a las cuatro ruedas.

El nombre de ‘Mickey’ Thompson –su verdadero nombre era Marion Lee Thompson- es mítico en el automovilismo americano, también para los seguidores del ‘off-road’ mundial. Piloto de competición y jefe de equipo, construyó coches para la Indy, para dragsters y, sobre todo, para ‘off-road’. Con su nombre creó una línea de accesorios y neumáticos dedicados al ‘off-road’ extremo y fundó el campeonato Score de la Baja amén de involucrarse en los récords de velocidad.

Para acrecentar su leyenda, su muerte fue un misterio que incluso inspiró un episodio en la popular serie CSi. Se trató como un ‘misterio sin resolver’. En 1988, su mujer y él fueron tiroteados al salir de casa por dos pistoleros. Sólo en 2001 se acusó a un antiguo socio, que en 2007 fue condenado a dos cadenas perpetuas, una por cada asesinato.

Mickey se convirtió en 1960 en el primer americano en superar los 406 millas/hora -654,4 kilómetros/hora- con el Challenger 1 equipado con cuatro motores. Su marca supuso un récord mundial absoluto, por encima de la de John Coob, que se había quedado a las puertas de las 400 millas/hora en el cómputo global con un pico de 402 en el recorrido de ida. Pero el registro de Thompson no fue homologado, porque las normas establecen que debe hacerse la media de velocidad en cada sentido y que no puede transcurrir más de una hora entre cada intento. Fue precisamente el hecho que Ftriz Voigth hubiese superado los 400 kilómetros/hora de velocidad final con el dragster bimotor que le había preparado lo que le movió a intentarlo.

Thompson batió récords de diversas categorías; algunos de los logrados con un Ford Mustang permanecen imbatidos, pero quería el absoluto. Quiso intentarlo con el Challenger 2 en 1968, pero no lo logró.  Las condiciones de la sal lo impidieron y acabó perdiendo el patrocinio. Los negocios le obligaron a aparcar el coche, que pasó a ‘dormir’ en un rincón de un almacén.

Aparcado pero no olvidado. En 1987, casi veinte años después, padre e hijo decidieron volver a intentarlo para 1989. Pero la tragedia familiar lo impidió. Mickey y su segunda esposa fueron asesinados al salir de su casa, en octubre de 1988. 

El Challenger 2 continuó durmiendo en el almacén… hasta que en 2014 Danny Thompson creyó que había llegado el momento. Tras varios intentos fallidos -2015, 2016 y 2017-, por la mecánica unas veces y el estado del Salar en otras, también con algún susto -por ejemplo, en una ocasión el paracaídas se activó antes de tiempo y se dispararon los extintores del coche-. En 2016, su mejor intento se quedó en 654,9 kilómetros/hora, que no era suficiente para sus aspiraciones pero tuvo mucha suerte porque en el intento de retorno rompió una rueda y escapó milagrosamente ileso. Y en 2017, el SpeedWeek de Bonneville fue suspendido: la sal estaba demasiado húmeda y la pista no tenía consistencia.

Todo indicaba que el Challenger 2 volvería a tomar el camino del almacén cuando alguien cayó en la cuenta de que en 2018 se cumplirían 50 años del intento de Mickey. Eso concedió una nueva oportunidad al vehículo: se repararon y reforzaron los motores, se hicieron ajustes, se cambió el fondo del coche porque la sal había corroído el aluminio. Su hijo y heredero de los negocios, Danny, quiso honrarlo de alguna forma y se marcó el objetivo de superar los 700 kilómetros/hora. 

Los tiempos cambian y también lo hizo el Challenger 2. Danny puso al día el coche de su padre, pero sin variar el perfil del ‘speedliner’, nombre genérico de los ‘puros de récord’. 

Los dos motores Ford V8 fueron sustitutos por dos motores V8 Hemi sobrealimentados que usan nitrometano al 87% como combustible. La potencia aumentó de forma espectacular: los 600 caballos para el motor delantero y 1.200 para el trasero se quedaron en 2.500 para ambos. Su padre había montado un sistema de tracción a las cuatro ruedas independiente: cada motor tenía su propio pedal de acelerador. El nuevo coche dispone de dos cajas de cambio de tres velocidades unen la potencia de ambos propulsores y la reparten de forma equilibrada entre ambos ejes.

El sábado ya supero la marca en el recorrido de ida, pero en el de vuelta un muelle de válvula cedió. El domingo, en el intento oficial no falló. Es el récord de velocidad para un coche con motor a pistones y casi el récord absoluto para un coche con tracción a las ruedas. Se quedó muy cerca de los 737,8 km/h conseguidos por Don Vesco con su Turbinator en 2001, pero este coche, aunque mantenía tracción a las ruedas, llevaba un motor de turbina.

Como siempre que se bate un récord, surgen nuevos competidores en intentarlo. Lo veremos el próximo año en Bonneville.