Pérez, Hamilton y los 'pelillos del culo'

Un detalle a tener en cuenta: en la ‘finish line’, al comenzar su única vuelta de Q1, que no completó, tenía la tercera punta y en el speed trap sólo Max fue ligeramente más veloz.

Lo más complicado para Pérez será tener confianza en el coche. Este es el factor clave para lograr la remontada. Y no será fácil. Pérez tuvo un problema de frenos en los Libres 3 y la salida en en la Q2 la achacó al mismo problema. 

Helmut Marko dijo que no era así y que a Sergio le faltó confianza, estaba inseguro. Horner descartaba asimismo los frenos, pero insinuaba un problema en el mapa motor, que hizo que el ‘freno motor’ no funcionara.

Sin el warm-up, abolido hace unos años, Pérez puede tener un problema de inseguridad en las primeras vueltas, hasta que consiga -esperemos- coger el tranquillo al tema. Ese puede ser su principal problema para remontar.

Otro caso, el de Lewis Hamilton.  El siete veces campeón ha explicado que una de las razones por las cuales no se ha sentido cómodo en las últimas carreras es porque la posición de conducción del W14 es un poco adelantada y eso hace que sus sensaciones no sean las habituales.

Hubo un tiempo en el que ‘los pelillos del culo’ del piloto eran el único sensor válido. El piloto describía sus sensaciones al ingeniero y a este le correspondía interpretarlos, escuchando siempre lo que le pedía el piloto. 

Con la telemetría, los ingenieros tomaban el mando. Veían cómo se comportaba el coche y hacían caso a los datos, para modificar no ya el ‘set up’ sino insinuar al piloto donde perdía tiempo y como corregirlo. 

Precisamente Patrick Head, el mítico ingeniero y copropietario de Williams, explicó en su día una de las razones por las que Nigel Mansell realizaba cosas que parecían increíbles. “Es el único piloto que conozco al que puedes indicarle que la telemetría señala que se puede ir a tope en un determinado lugar y tiene las pelotas de intentarlo”.

Pese a la telemetría y las simulaciones, siguen siendo los ‘pelillos del culo’ los únicos sensores que transmiten sensaciones al cerebro del piloto. Y el cerebro las transforma en ‘órdenes’ de conducción, que dependen de la confianza del piloto.

En los años en los que además de F1, Resistencia o Rallies también hice MotoGP -bueno la categoría reina eran los 500 cc y la mayor parte de motores, dos tiempos- ví una vez en boxes una maniobra curiosa. Llegó el piloto ‘aterrorizado’ con su moto: “no se aguanta, no frena, no se puede pilotar”, le dijo a su mecánico. Éste lo conocía muy bien al piloto. No dijo nada, le hizo bajar de la moto, cogió un par de herramientas e hizo como si tocara alguna cosa. “¡Perdona, no había parecido suficiente… y tenía juego! Has hecho bien en parar”, le dijo. De vuelta a la pista, el piloto hizo un gran crono, mientras el mecánico me explicaba: “No había que tocar nada, sólo darle confianza”.

El mecánico no tocó la moto, pero con esa maniobra lo que hizo fue poner en su sitio ‘los pelillos del culo’.

Y sí, el piloto también cuenta. Y mucho.