La partida de póker entre Hamilton, Wolff y Mercedes

Las posiciones son claras: Hamilton quiere ese volante y Mercedes quiere a Lewis sentado en su coche. Pero hay muchos detalles que parecen separar las voluntades de ambas partes. Y en esa partida de póker, Mercedes parece tener mejores bazas: los de la estrella siempre pueden repescar a George Russell, que ya demostró en la única oportunidad que tuvo de lo que es capaz a los mandos de una ‘flecha negra’, mientras que Lewis no tiene alternativa –aparentemente– porque todos los otros volantes ya tienen dueño y además son menos competitivos.

Esto, que parece una verdad de perogrullo, hace que para los aficionados sea todavía más incomprensible la dilación de las negociaciones entre las partes. Sobre todo cuando ambos manifiestan, directa o indirectamente, la voluntad de firmar.

El problema no es si Lewis pide 45 ó 50 millones de euros por temporada. En el contexto actual, Mercedes –o Daimler– no debe ni quiere pagarlos. Y el otro gran accionista del equipo, Ineos, ya ha dicho que el tema del contrato es cosa de Toto Wolff, en una clara indicación de que no tienen intención de pagar directamente parte del salario del piloto. Wolff debe buscar el dinero que exceda al tope aceptado por Mercedes en alguna parte.

Dicen que Hamilton puede haber rebajado sus pretensiones a cambio de una participación en el bonus por resultados del equipo. Que además pide un Mercedes-AMG One, el exclusivo hypercar que Mercedes está intentando lanzar y que está accionado por un motor inspirado directamente en la F1. Y que incluso Lewis negocia su futuro en el grupo más allá de su presencia como piloto.

También se ha hablado mucho de la duración del contrato, que Lewis quisiera que fuera de cinco años –o al menos 3+2 opcionales– y Mercedes parece querer sólo un año de contrato, a lo sumo 1+1.

Algunos piensan que Lewis podría desear tener voto clave en la elección de su compañero. Le va bien Bottas, que es suficientemente rápido cara al título de constructores y que acepta –al menos da la impresión– el rol de trabajar en los ‘set-up’ de acuerdo con las necesidades de Lewis. Y no desea un joven ambicioso y de talento como Russell, que en las categorías inferiores se convirtió fácilmente en piloto ganador… porque seguro que tiene muy presente lo que sucedió en 2007 cuando él ‘asaltó’ el orden jerárquico en detrimento de Fernando Alonso.

Pero a buen seguro entran otros factores muy a tener en cuenta. De una parte, Lewis es el más mediático de los pilotos de F1. No sólo eso, sino que además se ha convertido en ‘activista’ en defensa de diversas causas y no siempre eso puede ser del agrado de los empleadores.

Pero también tiene otras facetas de su vida –moda, música, actor– que cuentan mucho para él… y, aunque no quiere abandonar la F1, puede ‘exigir’ tiempo para ello: no quiere vivir por y para la F1. En otras palabras, posiblemente quiera reducir el tiempo empleado en los actos ‘colaterales’ de la F1.

Incluso puede ser que Lewis esté dispuesto a aceptar un salario menor, en el contexto de un posible ‘tope salarial’ para los pilotos, que rebajaría notablemente el dinero a cobrar por las estrellas… a cambio de ciertas libertades para mostrar patrocinadores personales incluso en el paddock de la F1.

Hamilton conoce demasiado bien la F1 como para saber que, si parte de su salario debe ser cubierto a base de reducir el dinero de diseño y desarrollo del coche, estaría haciendo un pésimo negocio desde el punto de vista deportivo.

En definitiva, muchos capítulos a discutir y equilibrar… y que en algunos casos pueden interferir con los intereses del equipo o los patrocinadores del mismo.

¿Dónde estará el punto de equilibrio? Es posible que Toto y Lewis ya lo hayan encontrado y que sean ahora los abogados quienes lo plasmen por escrito en un ‘mamotreto’ de casi un centenar de páginas. Podría ser que Mercedes acepte el mantener la ficha al nivel de 2020, un año de contrato con opción a otro y el papel de embajador. Incluso alguna concesión a nivel de patrocinio personal o tiempo libre.

La solución... posiblemente a final de febrero, cuando estaba previsto que Lewis volviera al trabajo tras un par de meses de vacaciones.