Historias F1: Cuando la pereza dio la victoria a Niki Lauda en casa y sentó las bases del título de 1984

En total, 14 han tomado la salida en un Gran Premio, pero sólo tres han obtenido victorias. Jochen Rindt, Niki Lauda y Gerhard Berger; es más, los dos primeros fueron campeones del mundo. Y sólo otro más, Alex Wurz, ha logrado hollar el podio. Desde que Christian Klien quedó apeado de la F1 en 2010, no ha habido ningún otro austríaco que haya llegado a la F1.

También han tenido que hacer frente a una suerte de maldición, en forma de accidentes graves, mortales en algunos casos. Hasta el punto que llegó a hablarse de ‘la maldición de los pilotos austríacos’.

De los tres austríacos que han subido a lo más alto del podio, sólo uno lo ha hecho en el GP de Austria: Niki Lauda, hace ahora 40 años.,, y bien podríamos decir que en este mismo escenario. Sólo que el circuito se llamaba entonces Osterreichring, es decir circuito de Austria. Toda la bajada del Red Bull Ring actual es un calco casi perfecto a la de entonces, pero desplazado. Aquel circuito era más largo, con la recta de meta más larga y una larga derecha rapidísima que ascendía hasta lo alto de la colina.

Volvamos a la victoria de Niki, la victoria debida a la pereza, como más adelante confesó el propio Lauda "Aceleré al salir de la curva Bosch en cuarta y escuche un estruendo a la par que note que las ruedas se quedaban sin potencia. El motor funcionaba, pero el diferencial había desaparecido. Pensaba en abandonar pero, demonios, había que andar mucho para llegar a boxes, así que me decidí a continuar un poco por si podía acercarme a ellos. Comencé a mover el cambio, entró la tercera…y pensé que si aguantaba podría llegar al box.. la cuarta no entró, pero sí lo hizo la quinta".

Lauda sabía que su compañero y gran rival Alain Prost, había abandonado. Le había visto resbalar en una mancha de aceite y salirse; Piquet, que entonces era líder, también había derrapado, pero pudo controlarlo. La razón es que Prost tenía problemas de cambio; debía mantener apretada la palanca en cuarta velocidad para que esta no saltara y con una sola mano no pudo controlar el volante.

Lauda parecía asimismo abocado al abandono pero, en su intento de llegar hasta boxes con el coche, se dijo que por qué no seguir cuando pudo pasar de tercera a quinta, la cuarta no funcionaba. No quedaba otra: o intentarlo o el abandono… y restaban poco más de un par o tres de vueltas.

Por entonces Lauda, que había arrancado cuarto, había superado a Piquet en a 11 vueltas del final y comenzó a escaparse. Piquet estaba con problemas en sus neumáticos, mientras que Lauda se había mostrado conservador con ellos, hasta que el abandono de Alain le colocó en segundo lugar; no podía desaprovechar esa oportunidad.

Niki disponía de 20 segundos de ventaja a dos vueltas del final cuando su ritmo descendió de forma vertiginosa de forma que era de los más lentos en pista… pero Piquet no atacó; posiblemente pensaba que Niki simplemente estaba conservando la mecánica, como siempre era líder destacado y él ya tenía bastantes problemas con sus gomas. De hecho, cuando Lauda le explicó a Nelson sus giros finales, la cara del brasileño se transformó.

Niki no lo sabía aún, pero esa victoria le colocó líder del Campeonato y fue decisiva para conseguir su tercer título por sólo medio punto de ventaja sobre su compañero Alain Prost. ¿Una victoria gracias a la pereza de no querer andar?

Fue una temporada brutal para los McLaren. Ganaron 13 de las 16 carreras; sus pilotos doblaron con creces a Elio de Angelis, que fue tercero y en la clasificación de Constructores, prácticamente triplicaron los puntos del subcampeón, Ferrari.

Pero tras conquistar el título admitió que "de todas las carreras que han decidido el título de este 1984, de una forma u otra, ésta fue la más afortunada. ¡Y con la maravillosa coincidencia que fue en Austria!".