Francesc Gutiérrez elige Vortex para las 24 Horas y uno siente nostalgia

¿Qué se me había perdido con el Vortex? La nostalgia. No por este constructor francés, cuya historia es relativamente reciente, sino de cuando existían los preparados y los constructores artesanos, que lograban hacer coches bastante competitivos y a un precio muy razonable.

El Vortex es así. Chasis multitubular con paneles de aluminio. Carrocería de fibra y un 'motoraco' V8 americano, de Corvette, que pude superar los 600 caballos manteniéndose prácticamente de serie –la casa anuncia que es el LS3 de 540 caballos como equipamiento estándar–, potencia similar a buena parte de los GT3 pero con una ventaja: sólo pesa 1.050 kilos.

Es cierto, los GT3 punteros están ahí, son algo más rápidos no por potencia ni tampoco por peso –son bastante más pesados– sino por cualidades dinámicas, no en vano son desarrollados exhaustivamente por las marcas.

Francesc está entusiasmado con la experiencia. "Es un coche realmente divertido y sobre todo mucho más barato que un GT. Las prestaciones son interesantes", nos xplicaba en la parrilla. Su crono fue el 12º de la parrilla.

Una filosofía similar la encontraríamos los KTM GTX o en el Mark II V8, realizado sobre la base de un Mustang, pero sin llegar a la exasperación de un auténtico GT –por cierto, al volante de este coche encontramos a Cor Euser, veteranísimo entusiasta de las pruebas de resistencia que prosigue por diversión lo que en un momento fue su profesión Cor Euser. Es cierto que el Mark parte de un chasis de serie, pero sin tener las limitaciones de preparación que encarecen los presupuestos de los GT.

Volviendo a la nostalgia de aquellos años de los constructores garajistas, cuando había una docena de fabricantes de coches F2, F3 o Sports. Maras y equipos como Merlin, Titan, Pigmee, Dulon, Chevron, Lola, Lotus, Brabham, Pygmee, Alpine, TOJ, Huron, AGS etc fueron así, incluso Sauber empezó así. ¿Quién recuerda cuando los Ford Escort podían provenir de diversos preparados y cada uno de ellos añadía su pizquita de arena: Sutton para los rallies, Bradspeed o Zakspeed para circuitos, por ejemplo?

Hoy por el contrario, con la tecnología y los costes de desarrollo es imposible diversificar de esta forma. Se necesita la economía de escalas, vender muchos coches. En aras de la economía muchas de las competiciones son Monomarca. Y en las que no lo son pro reglamento, lo son de hecho: puestos a pagar todos los equipos eligen el chasis ganador. Es lo que pasa con LMP2, que todos los equipos se decantan por el chasis Oreca.

Por eso me ha emocionado ver el Vortex en la parrilla. Quizás más de un 'gentleman driver' debería tomar nota de esta posibilidad, como ha hecho ahora Francesc para tomar por un día el mono de piloto olvidando su otra faceta la de organizador-promotor que mantiene viva la llama del automovilismo en circuito en nuestro país. Y él si que sabe de lo que va esto. Lo ha 'mamado' de pequeño. Su padre, Paco, no sólo fue piloto –¡la de rallies que he corrido contra él!- sino que durante muchos años fue el alma mater de la Escuderia Girona y fue el hombre que trajo el rallycross a España, cuando en Sils hubo un trazado permanente para esta disciplina–.