Fórmula 1: la mala gestión de una crisis

13/03/2020 08:00

El GP de Australia, las 1000 Millas de Sebring, las 12 horas de Sebring, la Nascar de Homestead, el GT Wolrd Chellenge Europa de Monza, incluso el Rally de Argentina del WRC. En territorio nacional, el comienzo del Nacional de Asfalto y el Rally Costa Brava de Clásicos.

No se sabe cuánto durará esta situación, que afecta también a todos los deportes, ámbitos de la cultura, el turismo, el laboral o el de la movilidad diaria y a todos los países. En muchos casos, las suspensiones de competiciones están decretadas para los próximos 15 días, un mes a lo sumo, pero no tomen este plazo como el de una cuenta atrás fija. Es un tiempo que los dirigentes se han dado para ordenar las cosas, para tomar las decisiones de calado con una perspectiva más realista, viendo la evolución de la situación y si la curva ascendente de la pandemia ofrece un punto de inflexión, como parece que sucede en China.

En realidad el periodo de carencia de competiciones será bastante superior a las dos semanas, me temo, posiblemente no inferior a los dos meses, espero que no superior a los cinco.

En Twitter, un aficionado, Jorge Doménech, ha recordado que durante los test de Barcelona, le dije al excolaborador de SoyMotor.com Santi Torres que "la temporada de F1 no comenzaría hasta Países Bajos". Era cuando se hablaba sobre los posibles efectos del coronavirus y aún estaba por ver cómo se iba a solventar el tema. Por entonces nadie sospechaba –o al menos admitía– que pudiera ser tan grave.

Hoy no pondría mi mano en el fuego por aquel pronóstico. No digo que no pueda cumplirse, pero me temo que fue demasiado optimista. Hoy no lo repetiría. No me extrañaría lo más mínimo –aunque por las razones que Lewis Hamilton expuso en rueda de prensa, la F1 intentará acortar al máximo el plazo– que nos fuéramos hasta mitad o finales de mayo sin carreras en el mejor de los casos o que incluso pudiéramos llegar al verano en periodo de abstinenicia.

Espero equivocarme, pero yo diría que el GP de Países Bajos e incluso el de España en Barcelona están en peligro y si en Mónaco ya han comenzado los trabajos de adecuación de la pista, puede que estén trabajando en balde. Hay que tener en cuenta dos factores: de una parte que el país que acoge el GP debe tener el coronavirus bajo control. De otra, que los países de donde viene la F1 también lo estén… no es de recibo que la F1 lleve el virus de un lugar a otro.

No me extraña todo el despropósito que ha sido la gestión del problema con el trasfondo siempre del dinero en juego. Los dólares de Liberty Media, con la caída en picado de la cotización del FWOK, los intereses de la FIA de una parte y la imperiosa necesidad de algunos equipos de no poner en peligro sus presupuestos o de no poner en peligro su supervivencia. Tal como han escrito Cristóbal Rosaleny y Martí Muñoz, la economía de la F1 está en grave peligro. Todo ello hizo que se emprendiera un viaje que nunca debió comenzar.

Pero el juego en el que Liberty, la FIA, el promotor del GP y el propio gobierno de Victoria han mantenido –como si se ventilara aquello de que el que cancela, paga– ha sido vergonzoso. El tener a los equipos sin saber a qué atenerse hasta que estuvieron en el circuito… y sobre todo el poco respeto a los aficionados que aguardaban en la puerta, sin saber que el gobernador de Victoria –que también tiene su parte de protagonismo culpable– había decretado puertas cerradas es digno de que varios protagonistas 'sean dimitidos' –ya se sabe, normalmente sólo se dimite cinco minutos antes de que te despidan o por farol–.

En esto, la gestión de la crisis, MotoGP y Superbikes han dado una lección a la todopoderosa y orgullosa F1. Hay que felicitar a Carmelo Ezpeleta y su equipo de Dorna y también la Fórmula E de Alejandro Agag ha reaccionado de forma contundente, pero la F1 siempre ha ido por libre. Un poco de espaldas a la realidad, mirándose mucho al ombligo y provocando iras de defensores de derechos humanos, aceptando correr en países dispuestos a pagar lo que haga falta para tener una ventana blanqueada ante el mundo, por ejemplo; sacrificando
la historia de las pruebas que la hicieron famosa para abrazar otras más rentables por la globalización. Todo en nombre del deporte que no
sabe de política
, pero siempre en busca de la rentabilidad máxima –cuidando de mantener una cierta imagen–, como sucede en el mundo de la economía, aunque con más luz y taquígrafos.

Ahora el desafío de la F1 es doble. Salvar la temporada, salvar la economía de los equipos… y mantener el interés de la afición. ¿Correr a puerta cerrada? Válido para Baréin, intrasferible para casi todos los restantes Grandes Premios. ¿Una minitemporada de diez o 12 Grandes Premios, quizás pruebas dobles? Una posibilidad no desdeñable, pero de pura emergencia.

Esperemos que hayan aprendido la lección, que no repitan el teatro en Baréin o Vietnam. Crucemos los dedos, como seguramente hacen en estos momentos responsables políticos y ministros de Sanidad de todo el mundo. Hay que gestionar la crisis, entonar 'mea culpa' y asegurar el futuro a la par que mantener viva la llama de la afición. ¿Grandes Premios virtuales? ¿Carreras de eSports entre las grandes figuras del volante? Bueno, Max Verstappen y Lando Norris parece que son duchos en ello y quizás a los mejores de esports les gustaría medirse con las estrellas reales, sobre todo a Igor Fraga, uno de los mejores pilotos virtuales que ahora comienza en el mundo real. Al menos esto sería bastante curioso.