La F1 que viene (IV): apuesta por una solución global

18/07/2019 12:05

Mejorar el espectáculo, cerrar la brecha entre grandes y pequeños, aligerar presupuestos, reducir costes y dar más protagonismo al pilotaje. Estos son los problemas de la Fórmula 1.

Es fácil diagnosticarlo, pero no tan sencillo solucionarlo en un mundo en el que los egos son importantes y en el que todo es cuestión de ganar, al menos para los protagonistas. La lentitud de los avances, el continuo retraso en el anuncio de las normas me hizo pensar que la F1 estaba perdiendo una ocasión de oro.

El sistema de gobernanza de la Fórmula 1 que se modeló bajo el mandato de Bernie Ecclestone, el famoso Pacto de la Concordia, era como un corsé que no sé si la tenía paralizada mirándose al ombligo o la llevaba directamente al abismo. En su tiempo funcionó, pero los tiempos han cambiado y ahora se vive a ritmo de las redes sociales y las mutaciones que implican en los gustos y demadas del público son profundas y enormes. Y también tienen gran incidencia en la tecnología. Y todo ello aderezado con los cambios que existen en el entorno de la oferta lúdica. La Fórmula 1 ya no compite sólo con otros deportes, sino con otras actividades y con el mundo virtual.

Por momentos pensé que toda solución debía llegar desde el exterior, para imponer a los equipos unas normas y que 2021 era un momento idóneo porque con el Pacto Concordia caducado, quizás la FIA pudiera recuperar un cierto control y establecer unas normas.

Al final, casi in extremis, tras aplazamientos y prórrogas, han sido capaces de llegar a un nuevo acuerdo, a un Pacto Concordia no sé si llamarlo 2.0 ó 5G.

No sé si se ha ido lo suficientemente lejos, si todas las medidas darán el resultado deseado. Seguro que, como los sistemas operativos, necesitará parches y correcciones, pero por lo menos me parece que se ha marcado una hoja de ruta interesante.

Han sabido dejar de mirarse al ombligo e intentar recuperar tiempos de gloria pasados y hablar de la tecnología avanzada como un elemento sagrado insustituible, aunque no conduzca a ninguna parte. Pero, sobre todo, por vez primera se han afrontado los problemas técnicos de forma empírica y se han abandonado posiciones personalistas, de las que no quieren perder su dominio, sus ventajas, o las de los más modestos, que no desean prescindir de las pocas armas que aún controlan… lo que en el pasado acabó en componendas que en el mejor de los casos no funcionaron.

No creo que lo solucionen todo. No creo que cierre la brecha; el límite presupuestario sólo entra en vigor en 2021, así que el próximo año los equipos –los grandes claro– tienen 'barra libre' para desarrollar el coche de 2021. Comenzarán con ventaja. Pero esto como en todos los deportes o en la vida: los que disponen de más medios siempre tienen ventaja. No se si las limitaciones aerodinámicas mejorarán el espectáculo o sucederá como otras veces, pero al menos esta vez las medidas que se toman las han estudiado especialistas que han contando con presupuesto y se han podido hacer simulaciones virtuales.

Es cierto. Si todo esto funciona de forma razonable, habrá que abordar otra serie de problemáticas: los circuitos con sus superficies y sus cánones, recuperar las audiencias televisivas y la expansión del calendario, pero nada de esto puede afrontarse si lo primero no funciona. Y lo primero es recuperar el espectáculo en la pista para tener una base sobre la que crecer de forma mediática.

Pero también hay que ser vigilantes. Los equipos tienen desde ahora baterías de ingenieros con muchos más medios que buscarán soluciones mágicas o lagunas que les permitan conseguir ventajas. Eso debe ser atajado en cuanto se detecta… como se hizo con el famoso Brabham del ventilador o el Lotus de doble chasis, doble suspensión o doble carrocería, como quieran llamarle.